Al contrario. Se deja de llamar navidad y se llama solo fiesta de año nuevo.
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Cuando los no creyentes damos una opinión o emitimos un juicio, los creyentes piensan que somos personas perversas que buscamos la maldad. En absoluto.
Dicen los eruditos que el orden de escritura de los evangelios fue: Marcos, Mateo y Lucas. De lo cual se deduce que Mateo conocía el contenido del evangelio de Marcos, y Lucas el contenido de los evangelios de Marcos y Mateo.
Resulta evidente que el evangelio de Lucas desmonta y anula algunas partes del evangelio de Mateo. Los no creyentes, ni quitamos ni ponemos, pero lo escrito, escrito está.
Si es verdad lo que cuenta Lucas sobre el nacimiento de Jesús, es mentira todo lo que cuenta Mateo sobre el nacimiento de Jesús: Los Reyes Magos; La Estrella guía; La Matanza de los niños; la huida a Egipto; El Regreso de Egipto.
Es tan sobrio, escueto y claro lo que narra Lucas sobre este tema, que no ha lugar a componendas, invenciones y vericuetos.
Pero de eso, no tenemos culpa los no creyentes.
Resulta harto difícil poder creer en un Dios Padre que viste a los lirios del campo mejor
que Salomón con toda su gloria se vistió, y permite morir de frío a muchos seres humanos.
Lo último es por causa del pecado. Pero Jehová Dios tomó acción inmediata, cuando se originó, para ponerle fin, junto, al sufrimiento humano.
(Génesis 3:14, 15) Entonces Jehová Dios le dijo a la serpiente: “Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y todos los animales salvajes del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida. Y haré que haya enemistad entre tú y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te aplastará la cabeza, y tú le herirás el talón”.