El resto de especies no son tan ni tan tontas ni tan malas.
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Siempre debemos ser consecuentes con lo que decimos que pensamos. De lo contrario nos pueden tachar de embusteros.
Quince siglos de dominio absoluto de la Iglesia católica nos han hecho creer que Jesús dijo cosas que nadie antes había dicho. Y eso no es cierto. La mayoría de los dichos de Jesús ya habían sido pronunciados por personajes históricos anteriores a él.
Para confirmar esto, basta leer las obras de personajes históricos anteriores a él: Confucio, Buda, etc.
En el AT existe un mandamiento divino, luego refrendado en el NT, que va contra natura: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”.
A ver, Dios: Razonemos. El amor es un sentimiento que los humanos traemos de fábrica. Desconocemos su mecánica y su dominio, y somos incapaces de controlarlo.
Las más bellas, e incomprensibles historias de la Historia, fueron consecuencias del amor.
“…Pon la otra mejilla…”, “Amarás a tu enemigo”. Si pretendes que yo haga esto ¿Por qué pusiste en mi mecanismo de fábrica una pieza que me incita a hacer lo contrario?
Y tú no me das ejemplo, Jesús. Eres un embustero. No pones la otra mejilla, ni amas a tus enemigos. Basta leer las numerosas citas en hay en los evangelios en que condenas a castigos desproporcionados a tus enemigos (Sí. Aquellos que no hacen tu sagrada voluntad).
Hay que reconocer que el tal Satanás es un personaje muy hábil.
Se dice que se dedica a tentar a las personas para que hagan lo que no deberían hacer.
En este sentido, hay que descubrirse ante él. En la Biblia consta que Satanás tentó dos veces a Jehová, y Jehová cayó dos veces en la tentación.
Jehová sabe esto. Por eso Jehová estima tanto a Satanás.
El Jesús que nos describen los evangelios andaba muy flojo de conocimientos. No pasaba de la media entre el populacho.
“«Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas de los cielos serán sacudidas”.
(Mateo 24:29 - Biblia de Jerusalén).
“= y las estrellas del cielo cayeron = sobre la tierra, = como la higuera = suelta sus higos verdes al ser sacudida por un viento fuerte;”
(Apocalipsis 6:13 - Biblia de Jerusalén).
Juan, para que no pretendamos sacar lecturas extrañas, pone un ejemplo muy gráfico.