El suicidio, la vida, el ser, no tiene argumento aunque, nos ajustamos a ellos en alguna etapa de nuestro existir. No todos, sólo algunos.
En realidad, paradógicamente hablando, no tiene sentido.
Reuniéndose sobre las frescas bóvedas,
Sacudió las ramas de los olmos, y pasó
Sobre las rosas abatidas; y agitó
Los lirios de un lado a otro, diciendo:
El Alba, el Amanecer. Y murió lejos.
El este y el oeste, sin un hálito de aliento,
Mezclaron sus tenues luces, como la vida y la muerte,
Para esculpir un día que jamás tendrá fin.
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