¡Terrible esta frase! ¿Podrías ampliar la información? Saludos.
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¿Pero que ateos?, que me hago un lío, ¿Las ateas que abortan que son 65%, los ateos pederastas que son el 5%, los ateos del lobby gay, o los ateos banqueros del Vaticano?...
¡¡Ya te dijimos que los catecismos procuran unos dramas acojonantes!!, y tú nada como el que oye llover ...
Este catecismo lo escribió un tal Sergei Nechaev, que fue HÉROE nacional del aparato comunista y de toda la U.R.S.S. por haberlo escrito y ser ejemplo de todos los jóvenes del mundo que sacrificarían sus vidas y sus ideales en pos del Universalsocialismo.
En el punto uno dice:
""El revolucionario es un hombre dedicado. No tiene intereses personales, no tiene relaciones, sentimientos, vínculos o propiedades, ni siquiera tiene un nombre. Todo en él se dirige hacia un solo fin, un solo pensamiento, una sola pasión: la revolución.""
El propio Nechaev dijo que el nuevo dios de cada persona debería ser LA REVOLUCIÓN y EL ATAQUE SISTEMÁTICO al sistema y a la moral imperante en la sociedad.
¿TE SUENA DE ALGO, CIKI?
Eso deberías explicárselo a los marxistas-leninistas y a los anarko-no sé qué, que pululan por el ateísmo militante pensando que descubren la pólvora revolucionaria y anticlerical cada mañana al levantarse.
Si algo destaca en el critianismo es la defensa del INDIVIDUO frente al adoctrinamiento de masas. Un Inquisidor tan famoso debería saber eso.
Indulgencia de la Iglesia
no es lícito de ninguna manera pedir, defender, conceder la libertad de pensamiento, de prensa, de enseñanza, ni tampoco la de cultos, como otros tantos derechos correspondientes al hombre por naturaleza. Porque, si fuesen tales, habría derecho para no reconocer el imperio de Dios y la libertad del hombre no podría ser moderada por ley alguna.
Cuando tiranice o amenace un Gobierno, que tenga a la nación injustamente oprimida, o arrebate a la Iglesia la debida libertad, no es reprobable trabajar para que prevalezca una forma de gobierno libre: porque entonces no se pretende una libertad inmoderada y viciosa, sino que se busca alivio para el bien común de todos: y con esto únicamente se pretende que allí donde se concede licencia para lo malo, no se impida el derecho de hacer lo bueno.
Libertas
Sobre la libertad humana
Carta Encíclica del Sumo Pontífice León XIII
20 de junio de 1888