¡Faltaría más! Hacer el amor, es un ritual en sí mismo. Empieza por la mañana con la forma de servir el desayuno, sigue al medio día con el juego de las miradas; a media tarde, el roce indiscreto de unas manos por debajo de la mesa continúa ese mismo ritual. Elegir esa ropa sensual, ese lápiz de ojos, esa barra de labios… es otro de los eslabones del arte del amor. Una cena íntima a la luz de las velas y un paraje evocador...hacen el resto...
¿Qué es lo que había que contestar?