Perdona, estima@ Elb, que deje de intercambiar post contigo.
Dije que visito el Foro para matar el tiempo, no para perderlo.
Eres más cansino que el trío.
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Addio ragazzo. Siempre ten presente tu fe. Es lo unico que posees en esta vida.
Y nuevamente, esa es tu fe.
Esa es tu fe.
Esa es tu fe.
«A mediados de 1209 y al mando de un ejército de asesinos, el legado papal Arnaldo Amalrico le puso sitio a Beziers, baluarte de los albigenses occitanos, con la exigencia de que le entregaran a doscientos de los más conocidos de esos herejes que allí se refugiaban, a cambio de perdonar la ciudad. Amalrico era un monje cisterciense al servicio de Inocencio III; su ejército era una turba de mercenarios, duques, condes, criados, burgueses, campesinos, obispos feudales y caballeros desocupados; y los albigenses eran los más devotos continuadores de Cristo, o mejor dicho, de lo que los ingenuos creen que fue Cristo: el hombre más noble y justo que haya producido la humanidad, nuestra última esperanza. Así les fue, colgados de la cruz de esa esperanza terminaron masacrados. Los ciudadanos de Beziers decidieron resistir y no entregar a sus protegidos, pero por una imprudencia de unos jóvenes atolondrados la ciudad cayó en manos de los sitiadores y éstos, con católico celo, se entregaron a la rapiña y al exterminio. ¿Pero cómo distinguir a los ortodoxos de los albigenses? La orden de Amalrico fue: «Mátenlos a todos que ya después el Señor verá cuáles son los suyos». Y así, sin distingos, herejes y católicos por igual iban cayendo todos degollados. En medio de la confusión y el terror muchos se refugiaron en las iglesias, cuyas puertas los invasores fueron tumbando a hachazos: pasaban al interior cantando el Veni Sancte Spiritus y emprendían el degüello. En la sola iglesia de Santa María Magdalena masacraron a siete mil sin perdonar mujeres, niños ni viejos. «Hoy, Su Santidad —le escribía esa noche Amalrico a Inocencio III—, veinte mil ciudadanos fueron pasados por la espada sin importar el sexo ni la edad». Albigenses o no, los veinte mil eran todos cristianos. Y así ese papa criminal que llevaba el nombre burlón de Inocencio lograba matar en un solo día y en una sola ciudad diez o veinte veces más correligionarios que los que mataron los emperadores romanos cuando la llamada «era de los mártires» a lo largo y ancho del Imperio. ¡Los hubieran matado a todos y no habríamos tenido Amalricos, ni Inocencios, ni Edad Media! ¡Qué feliz sería hoy el mundo sin la sombra ominosa de Cristo! Pero no, el Espíritu Santo, que caga lenguas de fuego, había dispuesto otra cosa.»
(Fernando Vallejo – La Puta de Babilonia)
Este Cesar Vallejo carga aquí un poco las tintas.
A esas alturas del siglo no era nada novedoso que los cristianos luchasen entre si. Curiosamente casi nunca lo hicieron contra otras religiones. Fue la herencia judia del magnificada por el cesaropapismo.
Todo tiene su razon de ser. Si el proposito de los cristianos era preparar al mundo para la pretendida segunda venida del pretendido Cristo, los falsos cristianos eran un hijos de Satanas disfrazados de enviados celestes. Quizas detras de esas persecuciones no estuviera Jesus, pero si otros muchos pasajes biblico, empezando por el final: el Apocalipsis.
No me queda claro si lo de "hombre mas noble y justo" es lo que pensaban los cataros o la opinion de Cesar Vallejo.Cita:
- los albigenses eran los más devotos continuadores de Cristo, o mejor dicho, de lo que los ingenuos creen que fue Cristo: el hombre más noble y justo que haya producido la humanidad.
No acabo de creerme este tipo de frases. En todo caso, real o no, el resultado fue el mismo. Quizas la culpa no fue toda de Alarico: ahi fallo el Señor al no enviar su angel a señalar con sangre de cordero las puertas de los cristianos romanos (que no son ortodoxos, sino heterodoxos).Cita:
- «Mátenlos a todos que ya después el Señor verá cuáles son los suyos».
Ya, pero eso no es crueldad, sino justicia divina.Cita:
- Inocencio lograba matar en un solo día y en una sola ciudad diez o veinte veces más correligionarios que los que mataron los emperadores romanos cuando la llamada «era de los mártires» a lo largo y ancho del Imperio.
Vallejo es aqui un poco ingenuo y falsea algo la historia: los romanos nunca persiguieron a los cristianos como tales, sino a los judios en general, pero no por razones religiosa, sino politicas, reales o de forma, similares a las que llevaron a la destrucción de Jerusalen. Si los judocristianos hubieran continuado su labor es muy posible que el cristianismo no se hubiera convertido en el peor azote de la humanidad: este regalo divino se lo debemos a los que se asociaron con Constantino. En aquel contexto el cristianismo primitivo se extinguio por inanicion y persecucion solapada, igual que el paganismo.Cita:
- Los hubieran matado a todos y no habríamos tenido Amalricos, ni Inocencios, ni Edad Media! ¡Qué feliz sería hoy el mundo sin la sombra ominosa de Cristo!