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KIMO
Un transplante de sangre es no abstenerse de sangre, como es el mandato, abstenerse, si te la pones no te estas absteniendo de sangre, ponerse sangre consumirla de alguna forma, no es abstenerse de sangre.
Los primeros cristianos no consumían sangre, ni fresca ni coagulada; tampoco comían carne de un animal no desangrado. También estarían excluidos los alimentos que contenían sangre, como la morcilla. Ingerir sangre de alguna de estas maneras violaría la ley de Dios
A la mayoría de las personas de tiempos antiguos no les perturbaba consumir sangre, como sabemos por los escritos de Tertuliano (siglos segundo y tercero de nuestra era). En respuesta a las falsas acusaciones de que los cristianos ingerían sangre, Tertuliano mencionó que algunas tribus sellaban alianzas bebiéndola. También hizo esta observación: “[Hay] aquellos que, para curarse de la enfermedad comicial [la epilepsia], beben con avidez en los espectáculos del circo la sangre fresca que mana de las gargantas degolladas”.
Los cristianos consideraban incorrectas aquellas costumbres (aunque algunos romanos las adoptaran por razones de salud). “Ni siquiera la sangre de los animales tomamos en los convites”, escribió Tertuliano. Los romanos ponían a prueba la integridad de los cristianos verdaderos con alimentos que contenían sangre. Tertuliano añadió: “¿Cómo hay que entender, pues, que creáis que ansían sangre humana los [cristianos,] que confesáis aborrecen sangre de bestia?”.
En nuestros días, pocas personas pensarán que han de tener en cuenta las leyes del Dios todopoderoso si el médico les recomienda administrarse sangre. Obviamente, los testigos de Jehová deseamos vivir, pero nos hemos comprometido a obedecer la ley de Jehová sobre la sangre.