No por que nosotros somos carne y espiritu tambien
estas equivocado de nuevo
Todo depende de lo que haya que contestar...Cita:
https://www.elforo.com/images/misc/quote_icon.png Iniciado por misericordia https://www.elforo.com/images/button...post-right.png
hola elisabet... Como tu bien dices, el espíritu de dios nos ayuda a comprenderlo todo...
Todo está explicado en el Evangelio, Jesucristo nos dice que quiere misericordia y no sacrificios, y también nos entrega los verdaderos mandamientos de Dios, que hay que guardar con Amor para entrar en la vida. Pero tú como estás cegado con las leyes judías del viejo testamento que mandan penas de muerte y sacrificios, no quieres comprender con Amor, el Evangelio como Jesucristo lo enseña.
A ti que te gustan los sacrificios me gustaría saber cuantos sacrificios haces
ENTONCES TENEMOS QUE OBEDECER EL MANDATO DE RECORDAR SU SANGRE
¿VERDAD?
Jesus nos entrega los verdaderos mandamientos de Dios, que hay que guardar con Amor para entrar en la vida
y el mandamiento es de seguir recordando su sacrificio.
¿tenemos que obedecer este mandamiento también, o no es un verdadero mandamiento?
Ninguna parte del Evangelio dice que Jesucristo hiciera un sacrificio, ni que Jesucristo cumpliera leyes de sacrificios.
Jesucristo no cumplió todas las leyes que tenían los judíos y que están escritas en el viejo testamento judío, pues Jesucristo cumplió solamente los verdaderos mandamientos de Dios, los mandamientos que Dios había dado realmente a Moisés, que son los mandamientos que nos enseña el Evangelio, NO todas las leyes que están escritas en el viejo testamento judío.
Jesucristo no hizo sacrificio alguno, pues Él nos enseñó que Dios no quiere sacrificios:
Mateo 12:7
si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes.
Pero muchos tenéis la errónea costumbre de llamar "ley de Dios" o "ley de Moisés" o "ley Mosaica", a todos los mandatos que están escritos en el Viejo Testamento judío, y eso no es correcto, porque la Ley que realmente dio Dios a Moisés son los mandamientos que Jesucristo enseña en el Evangelio, no todos los mandatos y leyes que están escritos en el Viejo Testamento judío
Te quedas sin respuesta porque sabes que lo que te he dicho es la verdad según lo que enseña Jesucristo en el Evangelio.
Así que vuélvete a leer lo que te he dicho para que comprendas el gran error de llamar "leyes de Dios" o "ley de Moisés" o "ley Mosaica" a las leyes del Viejo Testamento judío que Jesucristo abolió y que no eran verdadera ley de Dios, sino preceptos de hombres. Por eso Jesucristo los abolió, pues Él no había venido a abolir la verdadera ley de Dios.
La verdadera ley de Dios es la que Jesucristo enseña en el Evangelio, no todas las leyes y mandatos que están escritos en el Viejo Testamento judío.
a el cristiano se le asemeja a una oveja
personas feliz
ansiosas de razonar con las personas
no se cree mejor que los demás
jesús dijo si comprendieran sacrificios no quiero
pero misericordia
no condenarían a los inocentes
los fariseos
estaban despreciando a esas personas
con las que comía jesus
ellos se consideraban mejores que esos
semejante a ustedes tres
que les encanta tocar trompeta para dejar saber lo superiores que son
comparados a los demás
ese texto que tanto citan
lo dijo a los fariseos por creerse superiores a los demás.
Jesús fue una persona humilde
y nos enseña a no creernos superiores a los demas
se le aconseja al cristiano a ser humilde
y creer que los demás son superiores
MISERICORDIA ES LO QUE QUIERE DIOS
SI SUPIERAS LO QUE SIGNIFICA
NO CONDENARÍAS A LOS DEMÁS
ENSEÑANZA DEL EVANGELIO
JESÚS LES DIJO ESTO A LOS FARISEOS QUE
LO CRITICABAN POR REUNIRSE CON PERSONAS
QUE ELLOS DESPRECIABAN
NO DEBEMOS SER COMO ESOS FARISEOS
Y MOSTRAR AMOR Y MISERICORDIA
AL DIRIGIRNOS A LOS DEMÁS
(Mateo 23:11, 12) Más bien, que el más grande entre ustedes sirva a los demás.
12?El que se engrandece será humillado, pero el que actúa con humildad será engrandecido.
Para contestar, tú te basas en la doctrina religiosa de la religión que te ha enseñado y que no se ajusta a lo que enseña el Evangelio. Por tanto, no refutas con la enseñanza del Evangelio.
Para que comprendas que la ley que enseña el evangelio es la verdadera ley de Dios, la ley que realmente dio Dios a Moisés, léete lo que te dije, a lo que no me has respondido:
Los cristianos verdaderos solo siguen lo que manda el Evangelio... las biblias contienen muchos preceptos que Jesucristo abolió, porque solo eran preceptos de hombres...
La verdadera iglesia de Jesucristo es la que sigue fielmente la Ley de Jesucristo y sus misericordiosos mandamientos:.. Ley y mandamientos que así te dicen:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
Jesús también enseña los verdaderos mandamientos de la Ley de Dios que debemos guardar para entrar en la vida y que así nos dicen:
"Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.
Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios" (Mateo 19:16-24)
...
Son numerosísimas las versiones originales de la biblia:
LA SEPTUAGINTA GRIEGA
LA VULGATA LATINA
Nacar columga
Biblia de Jerusalen
Rey Jacobo
Thonsom ... hasta 30.000
Hasta el día de hoy se cuenta con papiros de algunos pasajes del nuevo testamento del siglo 2 en adelante. Hay 4 versiones en pergaminos del nuevo testamento "completo", en Griego "koiné", del siglo 4.
Hay un instituto alemán que ha estudiado todos los papiros, pergaminos e impresos que existen, alrededor del mundo, desde el siglo 2 hasta el siglo 19, es el nuevo testamento Griego Nestle-Aland, que ya va en la edición 28 de sus estudios comenzados a partir de finales del siglo 19, y sí han encontrado letras y/o palabras añadidas en el texto a través de los siglos, y han sido suprimidas al ser comparadas con los papiros y pergaminos más antiguos, para así "obtener" el nuevo testamento más original, que es el más antiguo encontrado hasta ahora; Este nuevo testamento Nestle-Aland es: "El papá" de la "crítica textual", que es como se denomina al estudio de las copias bíblicas existentes.
Todo lo que Jesucristo abolió del viejo testamento Judío no eran las escrituras originales dadas por Dios a Moisés, por eso las abolió... Jesucristo en el Evangelio nos entrega de nievo las escrituras y mandamientos que realmente le fueron dados a Moisés... Y esto es lo que enseña el Evangelio sobre los verdaderos mandamientos de Dios...Cita:
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Son numerosísimas las versiones originales de la biblia:
Las religiones que dicen que todo lo escrito en las biblias judías del viejo testamento es palabra de Dios, es que no quieren reconocer lo que Jesucristo enseña en el Evangelio...
No es cierto eso que dices
porque jesus hace un NUEVO PACTO
DIOS NUNCA MANDO A CONMEMORAR LA MUERTE DE JESUS A LOS JUDIOS
NUNCA LOS MANDO A PREDICAR LAS BUENAS NUEVAS DEL REINO
ESA NARRATIVA SOLO LE SIRVE AL DEMONIO
LOS CREISTIANOS CREEEN QUE TODA
LA BIBLIA ES INSPIRADA POR QUE ES LO QUE
NOS DICE EL SALVADOR DEL MUNDO
Moises no existió, como constatan los egipcios en cada escrito de la época.
Entre las muchas incógnitas en torno a Moisés se encuentran la de su origen y la estancia de su pueblo en Egipto. El relato bíblico nos cuenta que era hijo de Amram y Lojebed, miembros de la tribu hebrea Levi, una de las doce que emigraron al país del Nilo. La misma fuente cuenta que los israelitas residieron allí durante cuatrocientos treinta años hasta que se vieron obligados a huir bajo la dirección de Moisés.
Sabemos que Egipto fue desde siempre tierra de acogida para poblaciones seminómadas procedentes de la vecina Siria-Palestina. Llegaron huyendo de las hambrunas o de la guerra, buscando las riquezas y las tierras fértiles egipcias, que para muchos representaban la panacea. Se asentaron sobre todo en la región del Delta, la tierra de Gessen, descrita en la Biblia, que tenía además un gran papel comercial debido a su posición fronteriza con Oriente. El trasiego de personas fue constante: beduinos, comerciantes, artesanos, cautivos...
La arqueología egipcia es muy escueta en lo que se refiere a los israelitas. Para buscar sus huellas se ha de comenzar rastreando la palabra apiru (o habiru), presente en numerosos textos egipcios y mesopotámicos del II milenio a. C. Fue en 1890 cuando se relacionó por primera vez este término con el de “hebreos” que se cita en la Biblia. La palabra aparecía en una tablilla de barro cocido, escrita en acadio, que había sido enviada por el gobernador de Jerusalén a un faraón. En ella le pedía ayuda contra los apiru que atacaban sus campos.
Se desató entonces un intenso debate para comprender quiénes eran estas gentes, a las que se podía encontrar desde el sur de Anatolia hasta el valle del Nilo. El debate sigue aún abierto, pero, ya fueran exiliados, refugiados o forajidos, parece que en medio de toda esta confusión figuraban los hebreos.
Y es que, aunque la Biblia recoge los ecos de un pasado común entre egipcios e israelitas, la historia no es tan explícita. La primera vez que las fuentes egipcias les llaman por su nombre les consideran enemigos y los establecen fuera de Egipto. Aparecen en una gran estela erigida por el faraón Merenptah (c. 1212-1202 a. C.), hijo de Ramsés II, en el año 5 de su reinado, descubierta en 1896.
En ella, Merenptah cuenta las victorias militares de los principios de su gobierno. Las dos últimas líneas aluden a una campaña en Canaán donde el faraón conquistó ciudades como Ascalón y Gezer. Es en este punto donde se refiere, ambigua y escuetamente, a otros rebeldes a quienes dice haber devastado por completo: “las gentes de Israel”.
Esta referencia constituye la mención más antigua de Israel como una entidad propia. Pero nada en el texto de Merenptah permite relacionar esa alusión con el episodio bíblico del Éxodo. Sin embargo, para muchos autores, constituye la prueba irrefutable del éxito de la misión de Moisés y de la fundación de Israel. Así pues, de haber ocurrido el Éxodo, el año 5 del reinado de Merenptah podría marcar la fecha más antigua para datarlo. Pero, entonces, ¿fue Merenptah el faraón mencionado en el episodio del Éxodo?
La historia de Moisés en el Antiguo Testamento se redactó probablemente entre los siglos VII y VI a. C., es decir, muchas generaciones después de los acontecimientos descritos. La narración no permite determinar cuándo vivió Moisés, y el silencio abrumador de la arqueología no hace sino alimentar el misterio. Este también afecta a la identidad del otro protagonista de la epopeya: el rey de Egipto.
La Biblia lo describe como un personaje distante que encarna todos los clichés de un gobernante tiránico. Le atribuye la orden de matar a los primogénitos hebreos. Con su negativa a dejar marchar a los Hijos de Israel desafió a Dios, desatando las diez plagas. Y finalmente persiguió a los evadidos hasta los confines del desierto. Sin embargo, el relato le mantiene en el anonimato. Se refiere a él solo por el título “Faraón”.
Hoy por hoy ninguna de las teorías sobre la identidad de “Faraón” es concluyente. La más popular es la que atribuye este papel a Ramsés II (1279-1212 a. C.). Su imagen de guerrero y conquistador encajaría a la perfección, aunque la hipótesis adolece de problemas. Se basa en que la Biblia menciona que los hebreos trabajaron en las ciudades de Pithom (Per-Atum) y Ramsés (Pi-Ramsés, capital construida por Ramsés II y su padre Seti I). Sin embargo, Pi-Ramsés se mantuvo en pie durante siglos hasta que Tanis (paradójicamente, también citada en el texto) tomó el relevo. Ninguna de estas ciudades ha arrojado hasta ahora información arqueológica sobre Moisés y sus compatriotas.
Ramsés II tuvo un largo reinado de 77 años, lo que correría en paralelo a la longevidad de Moisés. No obstante, para otros autores la reconstrucción de su vida pasa por más de un faraón. Así, su nacimiento y educación en la corte pudieron acontecer bajo el reinado de Seti I o incluso antes. Los sucesos relativos a la muerte del capataz egipcio y la posterior huida de Moisés al país de Madián (donde contrae matrimonio con Séfora) ocurrirían ya en época de Ramsés II. Para estos historiadores, este o tal vez su hijo Merenptah se disputarían la autoría del enfrentamiento con Moisés y la expulsión final de los hebreos.
Existe una sugerente teoría que se desmarca por completo de la cronología ramésida y que busca a “Faraón” más de trescientos años antes: entre los monarcas de la dinastía XVIII. Su principal apoyo es una versión egipcia de la historia de Moisés que fue muy popular durante el Egipto grecorromano, a partir del siglo IV a. C. En ella se identifica a los israelitas como uno de los pueblos que se encontraban con los hicsos cuando estos fueron expulsados de Egipto. Sus defensores relacionan los extraños fenómenos naturales que describen las diez plagas con las catástrofes provocadas por la erupción del volcán de la isla griega de Tera (Santorini). Esos fenómenos se podrían relacionar también con los que figuran en algunos textos egipcios de esta época. La polémica está servida.
La teoría de Babilonia
Es en el recuerdo donde las últimas investigaciones buscan a Moisés y a “Faraón”. Muchos especialistas han vuelto sus miradas hacia los autores del Éxodo bíblico y los motivos de su redacción, proponiendo una interpretación diferente. La compilación y redacción del texto debió de producirse lentamente, entre los siglos VII y VI a. C., con fines esencialmente ideológicos. Con él se buscaba justificar la situación política que el estado de Israel vivía en esos momentos: su conquista por el imperio babilónico de Nabucodonosor el Grande (605-562 a. C.) y la deportación de un gran número de israelitas a la ciudad de Babilonia. Su regreso a Palestina se producirá de forma paulatina medio siglo más tarde.
Según esta interpretación, Moisés formaría parte de la leyenda, que, como cualquier otra, tiene un fondo de verdad. Para la construcción del relato, los israelitas habrían tomado prestado lo ocurrido a los hicsos en Egipto siglos antes y que la arqueología egipcia corrobora ampliamente. Este episodio parece que no se olvidó en la memoria de las poblaciones de Siria-Palestina, y se creó una tradición. Los hebreos habrían hecho su propia lectura y la habrían adaptado a sus necesidades. La historia de Moisés se transformó entonces en el mito que legitimaba el derecho a establecerse a los hebreos que regresaban a Canaán. Utilizaron para ello la idea de un éxodo, tema que aparece recurrentemente en la literatura hebrea con motivo de antiguas deportaciones.
Para el escenario del relato bíblico los autores probablemente mezclaron el Egipto de su época con el recuerdo de estancias anteriores como fruto de migraciones reales. Esto explicaría algunas de las contradicciones del texto, como la presencia de topónimos de tiempos de Ramsés II con otros de fases más tardías. En la ambientación, con toques sobrenaturales y mágicos, se pueden identificar guiños a temas bien conocidos de la literatura egipcia. En definitiva, la figura de “Faraón” encarnaría, de una manera simbólica, el poder imperialista asirio-babilónico que subyugaba a los judíos.
Jesucristo, cuando predicó el Evangelio habló de Moisés. Así que Moisés existió, por muchos argumentos que haya de egipcios, o de religiones, o de quien sea, para contradecir que Moisés existió.
Jesucristo hablo de Moisés, y nadie mejor que Jesucristo sabe que Moisés existió, porque Jesucristo es Dios y lo sabe todo.
Sabemos de Moisés por la biblia
es el mediador del viejo pacto
El nuevo pacto
tiene un mediador distinto
EL MEDIADOR DEL NUEVO PACTO
NO ES MOISÉS
ES JESUCRISTO
QUE CON SU SANGRE LO VALIDA
LEYENDO ESTOS RELATOS DE MOISÉS Y OTROS COMO NOE
ABRAHAM
NOS PUEDE ENSEÑAR MUCHO DE JEHOVA
Fantasías y añadiduras muy posteriores al tal jesús que por cierto tampoco fue lo que se indicaba en las biblias. Se dice que fue un invento romano ante el auge de la religión judía y aprovechando a un rebelde de la época.
Las primeras menciones de Jesús en documentos literarios fuera de los escritos cristianos, se pueden encontrar en algunos historiadores helenistas y romanos que vivieron en la segunda mitad del siglo I o en la primera mitad del siglo II, por lo tanto, bastante alejados ya de las fechas dadas por la biblia.
El texto más antiguo donde se menciona, aunque de un modo implícito, a Jesús fue escrito por un filósofo estoico originario de Samosata en Siria, llamado Mara bar Sarapion, en torno al año 73. Se refiere a Jesús como «sabio rey» de los judíos. La mención explícita de Jesús más antigua y célebre es la que hace el historiador Flavio Josefo (Antiquitates iudaicae XVIII, 63-64) a finales del siglo I, también conocida como el Testimonium Flavianum. Ese texto que se ha conservado en todos los manuscritos griegos de la obra de Josefo llega a insinuar que podría ser el Mesías, por lo que muchos autores opinan que fue interpolado por los copistas medievales. Hoy día, los investigadores piensan que las palabras originales de Josefo debían ser muy similares a las que se han conservado en una versión árabe de ese texto citada por Agapio, un obispo de Hierápolis, en el siglo X.
Entre los escritores romanos del siglo II (Plinio el Joven, Epistolarum ad Traianum Imperatorem cum eiusdem Responsis liber X, 96; Tácito, Anales XV, 44; Suetonio, Vida de Claudio, 25,4) hay algunas alusiones a la figura de Jesús y a la acción de sus seguidores.
En las fuentes judías, particularmente en el Talmud, hay también varias alusiones a Jesús y a ciertas cosas que se decían de él que permiten corroborar algunos detalles históricos por unas fuentes que no son nada sospechosas de manipulación cristiana. Un investigador judío, Joseph Klausner, sintetiza así algunas de las conclusiones que se pueden deducir de los enunciados talmúdicos sobre Jesús: «Hay enunciados confiables en lo que respecta a que su nombre era Yeshua (Yeshu) de Nazaret, que “practicó la hechicería”, y la seducción, y que conducía a Israel por mal camino; que se burló de las palabras de los sabios y comentó la Escritura de la misma manera que los fariseos; que tuvo cinco discípulos; que dijo que no había venido para abrogar nada en la Ley ni para añadirle cosa alguna; que fue colgado de un madero (crucificado) como falso maestro y seductor, en víspera de Pascua.
Sabemos de Moisés por Jesucristo. Y Jesucristo vino al mundo a enseñar los verdaderos mandamientos de Dios. Y es que los escribas judíos, antes de Jesucristo, habían cambiado la ley es mentira, pues la habían aumentado con muchos preceptos de hombres. Entonces Jesucristo vino a enseñarnos los verdaderos mandamientos de Dios, que son los que Jesucristo enseña en el Evangelio, y que son los que realmente había recibido Moisés.
Fantasías y añadiduras muy posteriores al tal jesús que por cierto tampoco fue lo que se indicaba en las biblias. Se dice que fue un invento romano ante el auge de la religión judía y aprovechando a un rebelde de la época.
Las primeras menciones de Jesús en documentos literarios fuera de los escritos cristianos, se pueden encontrar en algunos historiadores helenistas y romanos que vivieron en la segunda mitad del siglo I o en la primera mitad del siglo II, por lo tanto, bastante alejados ya de las fechas dadas por la biblia.
El texto más antiguo donde se menciona, aunque de un modo implícito, a Jesús fue escrito por un filósofo estoico originario de Samosata en Siria, llamado Mara bar Sarapion, en torno al año 73. Se refiere a Jesús como «sabio rey» de los judíos. La mención explícita de Jesús más antigua y célebre es la que hace el historiador Flavio Josefo (Antiquitates iudaicae XVIII, 63-64) a finales del siglo I, también conocida como el Testimonium Flavianum. Ese texto que se ha conservado en todos los manuscritos griegos de la obra de Josefo llega a insinuar que podría ser el Mesías, por lo que muchos autores opinan que fue interpolado por los copistas medievales. Hoy día, los investigadores piensan que las palabras originales de Josefo debían ser muy similares a las que se han conservado en una versión árabe de ese texto citada por Agapio, un obispo de Hierápolis, en el siglo X.
Entre los escritores romanos del siglo II (Plinio el Joven, Epistolarum ad Traianum Imperatorem cum eiusdem Responsis liber X, 96; Tácito, Anales XV, 44; Suetonio, Vida de Claudio, 25,4) hay algunas alusiones a la figura de Jesús y a la acción de sus seguidores.
En las fuentes judías, particularmente en el Talmud, hay también varias alusiones a Jesús y a ciertas cosas que se decían de él que permiten corroborar algunos detalles históricos por unas fuentes que no son nada sospechosas de manipulación cristiana. Un investigador judío, Joseph Klausner, sintetiza así algunas de las conclusiones que se pueden deducir de los enunciados talmúdicos sobre Jesús: «Hay enunciados confiables en lo que respecta a que su nombre era Yeshua (Yeshu) de Nazaret, que “practicó la hechicería”, y la seducción, y que conducía a Israel por mal camino; que se burló de las palabras de los sabios y comentó la Escritura de la misma manera que los fariseos; que tuvo cinco discípulos; que dijo que no había venido para abrogar nada en la Ley ni para añadirle cosa alguna; que fue colgado de un madero (crucificado) como falso maestro y seductor, en víspera de Pascua.