-
[EL DIOS EMOTIVO, comentario 106]
La búsqueda del equilibrio entre pensamientos y sentimientos es una tarea de envergadura colosal y requiere, según el Génesis, de la ayuda divina para conseguirse. Ello se debe a que la correcta asociación entre emoción y percepción (o vivencia) no siempre es posible desde la limitada óptica de la mente racional humana, por lo que hace falta un Educador sobrehumano que nos indique cuál es la opción más conveniente. Esta dependencia parece estar implícita ya en nuestro subconsciente, aunque de forma sutil o quizás enmascarada, detrás de otros elementos diversos que nos resultan más relevantes y que ocupan prioritariamente nuestra atención, y por eso frecuentemente pasa desapercibida. Por ejemplo, se ha observado en niños pequeños que cuando se produce un relámpago y un trueno fuertes éstos quedan sobrecogidos por el impacto sensitivo que el fogonazo y el estruendo producen, y rápidamente miran a su madre o a su padre para ver cómo reaccionan éstos ante el fenómeno, en un intento evidente de recibir guía inmediata para poder asociar correctamente la inédita percepción que acaban de tener (a través de los sentidos corporales) con la correspondiente emoción: ¿terror, indiferencia, acción, paralización, …?
-
[EL DIOS EMOTIVO, comentario 107]
El aprendizaje o alfabetización emocional y sentimental se tiene toda la vida, no sólo cuando se es pequeño; aunque de niño se recibe la mayor aportación en este sentido. Esto es así porque nunca dejamos de enfrentarnos a nuevas percepciones o vivencias, y éstas deben ocupar su lugar en el paisaje emocional. Pues bien, ahora detengámonos un poco a pensar en el siguiente texto sagrado, el cual forma parte de un mandato educacional dirigido a los isralelistas de la antigüedad para que evitaran contaminarse con las prácticas idolátricas cananeas (que resultaban en la degradación de la condición humana, hasta un nivel más bajo que el de los animales, en oposición a la premisa creativa de que el hombre debería vivir de acuerdo al hecho de que ha sido creado a la imagen de su Hacedor): «Quemaréis las esculturas de sus dioses, y no codiciarás el oro y la plata que los recubren, ni lo tomarás para ti, no sea que por ello caigas en un lazo, pues es una cosa abominable para Yahveh tu Dios; y no debes meter en tu casa una cosa abominable, pues te harías anatema (maldito) como ella. Las tendrás por cosa horrenda y abominable, pues son anatema (cosa maldita)» (Deuteronomio, capítulo 7, versículos 25 y 26; Biblia de Jerusalén).
-
[EL DIOS EMOTIVO, comentario 108]
Por lo tanto, sin la guía de su Creador, el ser humano llega a desarrollar sentimientos perjudiciales de cara a su propia supervivencia; pues es necesario que exista un consenso universal en cuanto a determinados sentimientos, o de lo contrario más tarde o más temprano se producirán graves colisiones en el mismo seno de la sociedad humana. ¿Cómo se explican la discriminación racial, el nacionalismo, el egoísmo materialista, el abuso sexual y un largo etcétera de lacras que han significado la ruína de tantas personas, y que prometen poner fin a toda la precaria civilización internacional que actualmente conocemos? ¿No son los sentimientos desatinados los grandes responsables de esta gran desdicha?
-
[EL DIOS EMOTIVO, comentario 109]
Cada individuo, cada familia, cada grupo, cada etnia, cada colectividad, cada cultura..., cada una de estas entidades efectúa una asociación particular entre vivencia y emoción, dando lugar a sentimientos peculiares y diferentes para una misma clase de fenómeno vivencial. Esto, en sí mismo, no es peligroso cuando los sentimientos generados por cada entidad no están expuestos a colisión entre sí; e incluso puede que tal variedad de sentimientos permita enriquecer la cultura en general, algo que suele pasar cotidianamente en los dominios del arte, de la música y a veces también hasta en determinados enfoques de la ciencia. Sin embargo, hay que admitir que existen sentimientos encontrados, que llevan a tomas de decisiones contrapuestas; y éstos pueden generar colisiones bélicas entre distintas entidades. ¿Cómo evitar tal amenaza?
-
[EL DIOS EMOTIVO, comentario 110]
La experiencia indica que es extremadamente difícil consensuar a diferentes entidades para que se pongan de acuerdo en adoptar una misma criteriología sentimental ante situaciones de la realidad que se vivencian de una manera particular por cada una de dichas entidades, entre otras cosas porque ello supone que algunas de esas entidades debe abandonar su visión de la realidad y hasta es posible que tenga que extinguirla. Ahora bien, ¿sobre qué base convincente se le puede hacer ver a determinado grupo de personas que su cultura debe ser eliminada (en parte o en todo), cuando resulta que el conocimiento humano es francamente conjetural e inestable en estos temas tan sutiles? La historia muestra vez tras vez que, incluso hasta el día de hoy, que la única dialéctica que el ser humano posee para imponer un único criterio al respecto es el poder de las armas; y esto es del todo lamentable.
-
[EL DIOS EMOTIVO, comentario 111]
Es por esta razón por la que podemos atisbar el gran valor que cobra para nosotros el relato creativo del Génesis, al indicarnos cuán terrible y garrafal fue el error cometido por la primera pareja humana, al independizarse voluntariamente de su Creador. Al dejar a la humanidad completamente desamparada para poder gestionar con éxito los “sentimientos controversiales” (es decir, la serie relativamente pequeña de sentimientos discordantes entre individuos y grupos que es potencialmente destructiva para la cohesión social) de manera consensuada, sometidos a la guía de un Ser Superior a quien todo el mundo respeta. No obstante, el antiguo pueblo de Israel, como conjunto, cayó en la misma trampa de resistencia persistente a la guía de Dios, según se desprende de la historia sagrada contenida en la Biblia; y por esta razón fueron enviados algunos profetas a ellos, para evitarles la catástrofe nacional: «Acercaos a mí y escuchad esto: Desde el principio no he hablado en oculto, desde que sucedió estoy yo allí. Y ahora el señor Yahveh me envía con su espíritu. Así dice Yahveh, tu redentor, el Santo de Israel. Yo, Yahveh, tu Dios, te instruyo en lo que es provechoso y te marco el camino por donde debes ir. Si hubieras atendido a mis mandamientos, tu dicha habría sido como un río y tu victoria como las olas del mar» (Libro de Isaías el profeta, capítulo 48, versículos 16 a 18; Biblia de Jerusalén).
-
[EL DIOS EMOTIVO, comentario 112]
El examen de la gestión emocional, armonizado con la Biblia, nos permite relacionarnos mejor con nosotros mismos, así como comprendernos y conocernos más profundamente; y esto es de gran importancia para desarrollar sabiduría y perspicacia a la hora de saber cuáles son nuestras limitaciones y a qué peligros nos enfrentamos por causa de nuestra composición emocional. También, nos permite atisbar los tremendos retos emotivos de carácter insuperable que podrían aplastarnos definitivamente si no contáramos con la ayuda del “Dios de los sentimientos”. En palabras de Jesucristo: «Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; tocad, y os será abierto. Porque todo aquél que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que toca, es abierto. ¿Y cuál padre de vosotros, si su hijo le pidiere pan, le dará una piedra?, o, si pescado, ¿en lugar de pescado, le dará una serpiente? O, si pidiere un huevo, ¿le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el espíritu santo (energía o fuerza controlada por Dios) a los que lo pidieren de Él?» (Evangelio según Lucas, capítulo 11, versículos 9 a 13; Biblia de Reina-Valera).
-
[EL DIOS EMOTIVO, comentario 113]
¿Decide uno cómo controlar sus emociones? Esta pregunta tiene diferentes respuestas para algunos u otros psicólogos, pues se barajan muchas teorías al respecto. Mientras que ciertos expertos opinan que tenemos control total sobre nuestras emociones, otros creen que no existen posibilidades de controlarlas. Sin embargo, hay investigaciones que permiten concluir que el ser humano posee la capacidad potencial de controlar, en mayor o menor grado, su vida emocional; pues se sabe que la forma en que uno interpreta sus emociones puede cambiar bastante la forma en que las vivencia. Por lo tanto, la manera en que uno reacciona ante una emoción en particular va a condicionar cómo dicha emoción actuará sobre él. Por ejemplo, el conferenciante que se inquieta frente la idea de hablar en público puede hacerlo porque interpreta sus nervios como un fenómeno negativo, como un síntoma de que su cuerpo lo apremia para que salga corriendo de allí; en cambio, si llegara a interpretar esos mismos nervios como una excitación positiva que lo impulsa a hacer un buen trabajo, entonces, probablemente, tendría más éxito en su conferencia. La moraleja teórica que se desprende de todo esto es que el organismo le proporciona a uno la energía o vitalidad necesaria para hacer algo, pero cómo usar dicha energía lo decide la persona misma. Otro ejemplo: Hay gente que paga dinero e incluso hace largas horas de cola para poder subirse a la “montaña rusa”, mientras que otros no se subirían ni en sueños; ambos tipos de personas sienten los mismas excitaciones nerviosas o ansiedad, pero las interpretan de formas muy diferentes, ya como diversión o ya como peligro terrorífico.
-
[EL DIOS EMOTIVO, comentario 114]
No es posible evitar las emociones, pues tienen una función biológica de supervivencia, como ya se ha indicado. Por ejemplo, si no sintiéramos miedo a caernos desde cierta altura, probablemente muchos seres humanos perderían la vida gratuitamente al no rehuír los peligros que tienen que ver con ello; y si la emoción del miedo se erradicara totalmente del cerebro de todas las personas, es muy probable que el género humano no hubiera conseguido sobrevivir y llegar hasta el día de hoy. La amígdala es la parte del cerebro encargada de disparar las emociones, como respuesta automática en forma de agresión o huida frente una amenaza. Por eso es tan difícil controlar mediante la simple voluntad el origen de las emociones, pues significaría anular una respuesta para la que se está programado genéticamente. La respuesta emocional es, por lo tanto, necesaria. Sin embargo, en algunas personas no está correctamente regulada y puede ocurrir que se dispare en situaciones donde no existe una amenaza real (provocando ansiedad), o que no se desactive con el paso del tiempo (como ocurre en la depresión). Por algún motivo, el cerebro entra en modo de supervivencia y se queda estacionado ahí.
-
[EL DIOS EMOTIVO, comentario 115]
Hay que tener presente, como ya se ha señalado anteriormente, que cuando se entra en fase de “lucha y huida”, la amígdala toma el mando automático de nuestra situación emocional y normalmente ya es demasiado tarde para poder virar el barco de nuestras emociones (para bien o para mal). Esto es lo que Goleman ha denominado “secuestro amigdalar o emocional”. Por eso, uno debe aprender a actuar antes de que se produzca tal secuestro, desarrollando la capacidad de detectar aquellas señales que indican que estamos en camino de no poder dominar las emociones. Ésta es la única forma en que uno será capaz de detener (o retrasar) el proceso, antes de que ya no haya remedio; pues toda vez que las emociones dominen, el individuo se convertirá en algo parecido a una bestia acorralada irracional. Es por eso que, a la luz de esto, se puede entender, por tanto, el sabio consejo del salmista: “Desiste de la cólera y abandona el enojo, no te acalores, que es peor; pues serán extirpados (eliminados) los malvados (de donde se sobreentiende que entre esos malvados se hallarán los iracundos, feroces o faltos de mansedumbre), mas los que esperan en Yahveh poseerán la tierra” (Libro de los salmos, capítulo 37, versículos 8 y 9; Biblia de Jerusalén).