Hay dos pasajes en la Biblia en que hablan unos animales.
La serpiente con Eva, y la burra con Balaam.
Resulta extraordinario que animales hablen. Sin embargo, lo verdaderamente extraordinario es el comportamiento de las personas que los oyen hablar.
Estas personas no se extrañan. Como si hablar un animal fuera la cosa más normal del mundo.
Eva se pone de conversación con la serpiente tan tranquila. Incluso le detalla los pormenores del aviso de Dios sobre el árbol.
Lo de Eva se entiende. Todo era nuevo para ella.
Lo de Balaam ya es el no va más:
La burra le habla quejándose. Balaam, en lugar de salir corriendo, o quedarse atónito, le dice que si tuviera una espada la mataba.
¡Que barbaridad, con lo que valdría una burra hablando!
Además, esa burra no sólo hablaba, también filosofaba.
¿Es creíble el comportamiento de estas personas?
No digo ya el que hablaran los animales. Que también tiene tela.