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Cosas a las que la religión se opuso por «demoníacas» o «herejes»: la patata
Los adalides de la moral divina que transmitieron las supersticiones y creencias prehistóricas que hoy día muchos creen, haciéndose ricos a costa de la credulidad que propagaban, demostraron en más de una ocasión el nivel de cordura que les provocaba ese virus llamado «Fe» que tanto empeño pusieron por propagar.
Se podría pensar que, teniendo tanto contacto divino con ese personaje del que tanto hablan, sus juicios deberían haber sido más certeros. Pero la realidad les puso en su sitio y si hoy día disfrutamos (todos, incluidos sus herederos ideológicos) de muchas cosas no fue por ellos (y su carácter conservador y tradicionalista, motivado por su miedo irracional) y sus fantásticas «revelaciones» sino porque la sociedad, de carácter más pragmático, curioso y progresista, finalmente se impuso a sus delirios más esquizofrénicos y paranoides.
Sírvanse, como ejemplo, de la lista de cosas de uso común hoy día, que mostraré a continuación en una serie de artículos, que en su día fueron rechazadas por los religiosos debido a su ya conocido espíritu intolerante. En este caso la patata.
El pensamiento de la época
¿Quién no ha probado alguna vez una patata (nombre que deriva de la mezcla papa y batata)? ¿Serían reticentes a comerlas alegando que estas son la «obra del diablo» o por «no aparecer en la Biblia»? Pues eso es lo que pasaba el cristianismo en el siglo XVI y que incluso se postergó varios siglos después en el pensamiento popular.
Vale que su aspecto fuera poco agradable a la vista para los conquistadores y aquellos primeros europeos en verla, debido a esto (el aspecto ha evolucionado desde entonces) y a sus escrúpulos a todo aquello que saliera de la tierra (lo cual asociaban al diablo) hicieran que sólo le vieran utilidad como poco más que un objeto decorativo ¿Pero un «invento del diablo»? De nuevo el miedo conservador y tradicionalista hizo que el cristianismo demonizara otra cosa útil y necesaria: en este caso por la aportación de nutrientes a la dieta, tan necesarios sobre todo cuando se vivía prácticamente aislado.
Tal vez su aspecto, que recordaba a su familia evolutiva (de la orden de la solanales) más letal (la belladona) influyera en su rechazo y demonización. El religioso es miedoso por naturaleza y esto le habría influido en su oposición al ya conocido tubérculo americano. Conocido ahora y conocido por los indígenas mucho antes, pues estos ya llevaban plantándolas y seleccionando sus semillas desde hacía miles de años atrás (entre 6000 y 10000 años) al norte del lago Titicaca, en los Andes del sur de Perú (Origins and evolution of cultivated potato. A review), la patata sólo fue usada en casos extremos por occidentales cuando el hambre y la necesidad premiaban.
Tampoco es que la religión inca fuera más coherente, pese a conocerla durante milenios: estos la habían divinizado, le rendían culto e incluso sacrificaban a personas en su nombre. En su mitología Papamama (‘la conopa -espíritu- de la papa’) era una deidad femenina con el aspecto de este tubérculo.
En las familias con creencias religiosas, que un niño exprese su fe y sus fuertes principios morales es, por lo general, un desarrollo bienvenido. Pero a veces, la fe de un niño puede convertirse en una obsesión y, en lugar de consuelo, el niño experimenta ansiedad extrema al pensar que él está violando las normas religiosas y siente desesperación por corregir lo que cree que son sus errores. Esto es lo que sucede cuando los niños desarrollan un trastorno obsesivo-compulsivo o TOC (OCD, por sus siglas en inglés) que se manifiesta en su religión.
No todas las personas con TOC desarrollarán obsesiones o compulsiones religiosas, pero es un tema bastante común. Otros temas comunes incluyen obsesión por la limpieza, la simetría y los “malos pensamientos”, incluidas las obsesiones sexuales.
A veces puede parecer que la fe de una persona está causando sus síntomas, pero la religión es más como un transeúnte desafortunado a lo largo del viaje. Si piensa en una persona con TOC que se preocupa por los gérmenes y se lava las manos compulsivamente, está claro que los gérmenes no están causando su comportamiento, es el TOC el responsable de ello. El TOC religioso funciona de la misma manera.
“Puede pasar en cualquier religión, pero no se trata de la religión, se trata deltrastorno obsesivo-compulsivo, explica Jerry Bubrick, PhD, psicólogo clínico en el Child Mind Institute. “No tratamos a personas con TOC religioso como si fueran fanáticos religiosos, tratamos la afección”.
¿Qué es el trastorno obsesivo-compulsivo religioso?
El TOC religioso (obsesión religiosa) a veces también se denomina “escrupulosidad”. Ya no usamos la palabra escrúpulo, pero significa un temor moral o una punzada de conciencia. La palabra de la que proviene en latín significa literalmente una roca afilada o gravilla, y Cicerón la usó figurativamente para describir una sensación incómoda o ansiosa, como lo que sentiría una persona si tuviera una piedrecita en su zapato.
En el caso del TOC religioso, o escrupulosidad, en lugar de una piedrecita en el zapato, una persona tiene problemas religiosos, pero son igual de persistentes e inquietantes.
Por ejemplo, alguien con escrupulosidad podría preocuparse de no haber hecho una oración correctamente, tal vez algunas de las palabras estaban fuera de orden, o no lo dijo con la debida reverencia. Puede que tema algunas consecuencias religiosas de esto, por lo que vuelve a repetir la oración, y posiblemente una tercera y cuarta vez, como una corrección. Podría preocuparse de no hacer suficientes buenas obras o de solo hacer buenas obras por razones egoístas. Podría preocuparse por tener pensamientos blasfemos y ofender a Dios.
¿Hice eso para Dios o para el diablo?
El Dr. Bubrick describe haber tratado a un niño de 12 años llamado Matt que tenía TOC religioso. La familia de Matt era religiosa, pero no demasiado religiosa. La escrupulosidad de Matt era debilitante.
“Le preocupaba literalmente todo lo que hacía: ‘¿Hice eso porque Dios quería que lo hiciera o lo hice por el diablo?’. Abrir puertas, sentarse, ponerse de pie o hacer su tarea. Cada acción individual le preocupaba si era por la razón correcta o por la incorrecta”.
Agonizar por todo lo que hacía era agotador, por lo que Matt comenzó a evitar hacer las cosas porque, razonó, era más seguro. Una de las cosas que dejó de hacer fue comer y perdió tanto peso que tuvo que ser hospitalizado.
Matt también tenía compulsiones o cosas que hacía para tratar de aliviar su ansiedad. Tenía una oración particular que repetía, llevaba una biblia con él durante el día, y por la noche, se acostaba con una biblia debajo de su almohada y una a cada lado de su cabeza. Les pedía a sus abuelos repetidamente que lo tranquilizaran cuando se sentía preocupado.