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Todos sabemos que los profesionales tienen su manera propia de expresarse. El economista habla diferente que el abogado, que habla diferente del ingeniero, que habla diferente del médico, y todos ellos, hablan diferente que nosotros.
El paciente va al médico. Él galeno mira el resultado del análisis y dice con cara fúnebre: Es un proceso de intumescencia resultado de una lesión inflamatoria con necrosis subcutánea. Apavorado, el paciente le preguntó cuanto le quedaba de vida.
-Ah no…No se preocupe. Es un forúnculo.
En el mundo corporativo la cosa es parecida. En marketing se dice que es necesario hacer un brainstorming y ultrapasar los datos. En recursos humanos, que como seres funcionales, tenemos experimentar factores holísticos. En el área de ingeniería, que un hecho se debe a factores inerciales de naturaleza no-técnica. Y en sistemas, que todo es una reformatación de contenido.
Esta fue una de las muchas lecciones que aprendí en las empresas. Cuando tenía alguna duda, inmediatamente solicitaba la opinión de los profesionales del área, porque siempre con ellos, aprendía algunas palabras nuevas. Pero….enseguida me iba a hablar con Don Humberto en contabilidad, y él me explicaba bien clarito la situación:
-Muchacha, creo que se viene mierda. Por lo menos 50 a la calle y los que queden, nada de aumentos por seis meses.
Es por estas cosas, que Don Humberto estaba estancado en el mismo puesto desde hacía 25 años. Él nunca había sido visto ni como aspirante a un ascenso. No es que tuviera muchos defectos. Al contrario. Sabía más que muchísimos. Pero…tenía uno que era imperdonable en el mundo corporativo:
Todo el mundo entendía lo que decía.
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