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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos ...
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO!
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo...
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que ...
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente...
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo...
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba...
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Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo :lol:
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Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock!
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Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano :angry:
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano :sneaky2:
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue.
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá...
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue
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Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía...
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedio .....
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!,
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan ...
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies ...
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre la silla y ..
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre la silla y el derecho en
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre la silla y el derecho en su trasero. Pero ...
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre la silla y el derecho en su trasero. Pero su patrón siempre
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre la silla y el derecho en su trasero. Pero su patrón siempre le presta su perrito ...
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre la silla y el derecho en su trasero. Pero su patrón siempre le presta su perrito (con muchas pulgas)
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre la silla y el derecho en su trasero. Pero su patrón siempre le presta su perrito (con muchas pulgas) para que no ...:wink:
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre la silla y el derecho en su trasero. Pero su patrón siempre le presta su perrito (con muchas pulgas) para que no lo distraiga del...
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre la silla y el derecho en su trasero. Pero su patrón siempre le presta su perrito (con muchas pulgas) para que no lo distraiga del estar de fisgón
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre la silla y el derecho en su trasero. Pero su patrón siempre le presta su perrito (con muchas pulgas) para que no lo distraiga del estar de fisgón de su secretaria...
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre la silla y el derecho en su trasero. Pero su patrón siempre le presta su perrito (con muchas pulgas) para que no lo distraiga del estar de fisgón de su secretaria la dilecta Moneypenny
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(P.D. Miss Moneypenny la secretaria de James Bond, lo abandonó para estar con su nuevo jefe)
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre la silla y el derecho en su trasero. Pero su patrón siempre le presta su perrito (con muchas pulgas) para que no lo distraiga del estar de fisgón de su secretaria la dilecta Moneypenny, que últimamente ha
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(P.D. Miss Moneypenny la secretaria de James Bond, lo abandonó para estar con su nuevo jefe)
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Había una vez un hombre de paja enseñando falacias que aprendió en un foro especial de gays alterados. Te enseñaré, dijo, lo que aprendí anoche con mis exhaustivos estudios en meditación sin pantalón, al amigo Paco (así le llamo...) de manera despectiva. Lo primero que se le ocurrió fue bajarse los tres escalones que daban al sótano del noveno piso, secreto lugar donde Gabin sonríe siempre cuando le tocan "Hotel California" tema que le recuerda épocas de la preparatoria, cuando las chicas eran menores aún y los pantalones dejaban adivinar la cantidad de dinero en sus bolsillos y, otras cosillas como ser la mucama del señor dueño del hotel en donde nos hacíamos la paja (?) en ojo ajeno, como decía mi profe de matemáticas, el de piernas admiradas por las alumnas de su clase para ciegos que sólo ven con sus manos suaves y sin nada de grasa y que todo es oral.
Afortunadamente, Gabin volvió a tocar su guitarra despojado de ropas en las extremidades, corriendo por pasillos, gritando: ¡LA AMO! Pero se detuvo ante Violeta, que lo veía detenidamente de arriba abajo, de abajo arriba, queriendo entender su desesperado grito emocional, pero sin lograrlo, ¡quedando en shock! levantó su mano, juro en vano aventando su acaloramiento y se fue con su mamá contándole sus cuitas.
El problema fue que se le caía la baba mirándolo, ¡disfrazado de lagarterana!
De pronto sucedió, ¡Frank encontró curro!, Y le pagan por hacer manualidades con sus pies cruzados, uno sobre la silla y el derecho en su trasero. Pero su patrón siempre le presta su perrito (con muchas pulgas) para que no lo distraiga del estar de fisgón de su secretaria la dilecta Moneypenny, que últimamente ha creído estar embarazada
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(P.D. Miss Moneypenny la secretaria de James Bond, lo abandonó para estar con su nuevo jefe)[/QUOTE]