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Así fue como comenzó el romance prohibido. ¿Pero, qué hacían a solas y tumbados en, si sabían que revueltos no podían acabar esa inmensa hoguera pasional jamás? Cuando estaban con el señor de barba espesa, saltaron con aquélla emoción tan vehemente que no se dieron con otros barbudos lampiños de axilas y sudorosos de donde siempre están como gorilas excitados cuando ven pollitas en amaneceres lluviosos teñidas de lapislázuli. Se amaban tanto, pero, tanto, tanto, -como Trump ama a su espejo y su peluquín- que la CIA les envió flores amaestradas por Maduro.
Un paracaidista olvidose de guardar fechas señaladas para lanzar los papelitos al canasto -desde la estratosfera de Las Vegas- sin acertar meterlos donde más quería, para llevárselos calentitos y recién hechos, desde la coronilla hasta la planta procesadora de tomates verdes sin alma mater universitaria escapista que se atreve a enlatarlos, empapelándolos con multas impagadas recogidas a gatas por los murciélagos empalmados que viven pendientes de un jugoso pedazo de pata de gallo, le recomiendo crema de porros salteados y una sabrosa malteada de fresa.
Ella solo sabía que si mezclaba amarillo con azul, o, churras con merinas, saldría un batiburrillo para que todos supieran o supiesen disfrutar con un polvorón de amaretto, un delicioso manjar para perros exaltados; ladraban constantemente en búsqueda de un peligroso pulpo extraviado
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Así fue como comenzó el romance prohibido. ¿Pero, qué hacían a solas y tumbados en, si sabían que revueltos no podían acabar esa inmensa hoguera pasional jamás? Cuando estaban con el señor de barba espesa, saltaron con aquélla emoción tan vehemente que no se dieron con otros barbudos lampiños de axilas y sudorosos de donde siempre están como gorilas excitados cuando ven pollitas en amaneceres lluviosos teñidas de lapislázuli. Se amaban tanto, pero, tanto, tanto, -como Trump ama a su espejo y su peluquín- que la CIA les envió flores amaestradas por Maduro.
Un paracaidista olvidose de guardar fechas señaladas para lanzar los papelitos al canasto -desde la estratosfera de Las Vegas- sin acertar meterlos donde más quería, para llevárselos calentitos y recién hechos, desde la coronilla hasta la planta procesadora de tomates verdes sin alma mater universitaria escapista que se atreve a enlatarlos, empapelándolos con multas impagadas recogidas a gatas por los murciélagos empalmados que viven pendientes de un jugoso pedazo de pata de gallo, le recomiendo crema de porros salteados y una sabrosa malteada de fresa.
Ella solo sabía que si mezclaba amarillo con azul, o, churras con merinas, saldría un batiburrillo para que todos supieran o supiesen disfrutar con un polvorón de amaretto, un delicioso manjar para perros exaltados; ladraban constantemente en búsqueda de un peligroso pulpo extraviado en el Sahara...
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[QUOTE=Violetta;1695075251]Así fue como comenzó el romance prohibido. ¿Pero, qué hacían a solas y tumbados en, si sabían que revueltos no podían acabar esa inmensa hoguera pasional jamás? Cuando estaban con el señor de barba espesa, saltaron con aquélla emoción tan vehemente que no se dieron con otros barbudos lampiños de axilas y sudorosos de donde siempre están como gorilas excitados cuando ven pollitas en amaneceres lluviosos teñidas de lapislázuli. Se amaban tanto, pero, tanto, tanto, -como Trump ama a su espejo y su peluquín- que la CIA les envió flores amaestradas por Maduro.
Un paracaidista olvidose de guardar fechas señaladas para lanzar los papelitos al canasto -desde la estratosfera de Las Vegas- sin acertar meterlos donde más quería, para llevárselos calentitos y recién hechos, desde la coronilla hasta la planta procesadora de tomates verdes sin alma mater universitaria escapista que se atreve a enlatarlos, empapelándolos con multas impagadas recogidas a gatas por los murciélagos empalmados que viven pendientes de un jugoso pedazo de pata de gallo, le recomiendo crema de porros salteados y una sabrosa malteada de fresa.
Ella solo sabía que si mezclaba amarillo con azul, o, churras con merinas, saldría un batiburrillo para que todos supieran o supiesen disfrutar con un polvorón de amaretto, un delicioso manjar para perros exaltados; ladraban constantemente en búsqueda de un peligroso pulpo extraviado en el Sahara embadurnado de sol
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Así fue como comenzó el romance prohibido. ¿Pero, qué hacían a solas y tumbados en, si sabían que revueltos no podían acabar esa inmensa hoguera pasional jamás? Cuando estaban con el señor de barba espesa, saltaron con aquélla emoción tan vehemente que no se dieron con otros barbudos lampiños de axilas y sudorosos de donde siempre están como gorilas excitados cuando ven pollitas en amaneceres lluviosos teñidas de lapislázuli. Se amaban tanto, pero, tanto, tanto, -como Trump ama a su espejo y su peluquín- que la CIA les envió flores amaestradas por Maduro.
Un paracaidista olvidose de guardar fechas señaladas para lanzar los papelitos al canasto -desde la estratosfera de Las Vegas- sin acertar meterlos donde más quería, para llevárselos calentitos y recién hechos, desde la coronilla hasta la planta procesadora de tomates verdes sin alma mater universitaria escapista que se atreve a enlatarlos, empapelándolos con multas impagadas recogidas a gatas por los murciélagos empalmados que viven pendientes de un jugoso pedazo de pata de gallo, le recomiendo crema de porros salteados y una sabrosa malteada de fresa.
Ella solo sabía que si mezclaba amarillo con azul, o, churras con merinas, saldría un batiburrillo para que todos supieran o supiesen disfrutar con un polvorón de amaretto, un delicioso manjar para perros exaltados; ladraban constantemente en búsqueda de un peligroso pulpo extraviado en el Sahara embadurnado de sol.
Pero, ¿por qué...
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Así fue como comenzó el romance prohibido. ¿Pero, qué hacían a solas y tumbados en, si sabían que revueltos no podían acabar esa inmensa hoguera pasional jamás? Cuando estaban con el señor de barba espesa, saltaron con aquélla emoción tan vehemente que no se dieron con otros barbudos lampiños de axilas y sudorosos de donde siempre están como gorilas excitados cuando ven pollitas en amaneceres lluviosos teñidas de lapislázuli. Se amaban tanto, pero, tanto, tanto, -como Trump ama a su espejo y su peluquín- que la CIA les envió flores amaestradas por Maduro.
Un paracaidista olvidose de guardar fechas señaladas para lanzar los papelitos al canasto -desde la estratosfera de Las Vegas- sin acertar meterlos donde más quería, para llevárselos calentitos y recién hechos, desde la coronilla hasta la planta procesadora de tomates verdes sin alma mater universitaria escapista que se atreve a enlatarlos, empapelándolos con multas impagadas recogidas a gatas por los murciélagos empalmados que viven pendientes de un jugoso pedazo de pata de gallo, le recomiendo crema de porros salteados y una sabrosa malteada de fresa.
Ella sólo sabía que si mezclaba amarillo con azul, o, churras con merinas, saldría un batiburrillo para que todos supieran o supiesen disfrutar con un polvorón de amaretto, un delicioso manjar para perros exaltados; ladraban constantemente en búsqueda de un peligroso pulpo extraviado en el Sahara embadurnado de sol.
Pero, ¿por qué? -'preguntose' ella cariacontecida-
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Un paracaidista olvidose de guardar fechas señaladas para lanzar los papelitos al canasto -desde la estratosfera de Las Vegas- sin acertar meterlos donde más quería, para llevárselos calentitos y recién hechos, desde la coronilla hasta la planta procesadora de tomates verdes sin alma mater universitaria escapista que se atreve a enlatarlos, empapelándolos con multas impagadas recogidas a gatas por los murciélagos empalmados que viven pendientes de un jugoso pedazo de pata de gallo, le recomiendo crema de porros salteados y una sabrosa malteada de fresa.
Ella sólo sabía que si mezclaba amarillo con azul, o, churras con merinas, saldría un batiburrillo para que todos supieran o supiesen disfrutar con un polvorón de amaretto, un delicioso manjar para perros exaltados; ladraban constantemente en búsqueda de un peligroso pulpo extraviado en el Sahara embadurnado de sol.
Pero, ¿por qué? -'preguntose' ella cariacontecida - ¿Por que? ¿Pero ...........
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Un paracaidista olvidose de guardar fechas señaladas para lanzar los papelitos al canasto -desde la estratosfera de Las Vegas- sin acertar meterlos donde más quería, para llevárselos calentitos y recién hechos, desde la coronilla hasta la planta procesadora de tomates verdes sin alma mater universitaria escapista que se atreve a enlatarlos, empapelándolos con multas impagadas recogidas a gatas por los murciélagos empalmados que viven pendientes de un jugoso pedazo de pata de gallo, le recomiendo crema de porros salteados y una sabrosa malteada de fresa.
Ella sólo sabía que si mezclaba amarillo con azul, o, churras con merinas, saldría un batiburrillo para que todos supieran o supiesen disfrutar con un polvorón de amaretto, un delicioso manjar para perros exaltados; ladraban constantemente en búsqueda de un peligroso pulpo extraviado en el Sahara embadurnado de sol.
Pero, ¿por qué? -'preguntose' ella cariacontecida - ¿Por que? ¿Pero qué soy yo?
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[QUOTE=parzival;1695075824]Un paracaidista olvidose de guardar fechas señaladas para lanzar los papelitos al canasto -desde la estratosfera de Las Vegas- sin acertar meterlos donde más quería, para llevárselos calentitos y recién hechos, desde la coronilla hasta la planta procesadora de tomates verdes sin alma mater universitaria escapista que se atreve a enlatarlos, empapelándolos con multas impagadas recogidas a gatas por los murciélagos empalmados que viven pendientes de un jugoso pedazo de pata de gallo, le recomiendo crema de porros salteados y una sabrosa malteada de fresa.
Ella sólo sabía que si mezclaba amarillo con azul, o, churras con merinas, saldría un batiburrillo para que todos supieran o supiesen disfrutar con un polvorón de amaretto, un delicioso manjar para perros exaltados; ladraban constantemente en búsqueda de un peligroso pulpo extraviado en el Sahara embadurnado de sol.
Pero, ¿por qué? -'preguntose' ella cariacontecida - ¿Por que? ¿Pero qué soy yo?, una abigarrada mezcolanza
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Un paracaidista olvidose de guardar fechas señaladas para lanzar los papelitos al canasto -desde la estratosfera de Las Vegas- sin acertar meterlos donde más quería, para llevárselos calentitos y recién hechos, desde la coronilla hasta la planta procesadora de tomates verdes sin alma mater universitaria escapista que se atreve a enlatarlos, empapelándolos con multas impagadas recogidas a gatas por los murciélagos empalmados que viven pendientes de un jugoso pedazo de pata de gallo, le recomiendo crema de porros salteados y una sabrosa malteada de fresa.
Ella sólo sabía que si mezclaba amarillo con azul, o, churras con merinas, saldría un batiburrillo para que todos supieran o supiesen disfrutar con un polvorón de amaretto, un delicioso manjar para perros exaltados; ladraban constantemente en búsqueda de un peligroso pulpo extraviado en el Sahara embadurnado de sol.
Pero, ¿por qué? -'preguntose' ella cariacontecida - ¿Por que? ¿Pero qué soy yo?, una abigarrada mezcolanza de deseos y
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Un paracaidista olvidose de guardar fechas señaladas para lanzar los papelitos al canasto -desde la estratosfera de Las Vegas- sin acertar meterlos donde más quería, para llevárselos calentitos y recién hechos, desde la coronilla hasta la planta procesadora de tomates verdes sin alma mater universitaria escapista que se atreve a enlatarlos, empapelándolos con multas impagadas recogidas a gatas por los murciélagos empalmados que viven pendientes de un jugoso pedazo de pata de gallo, le recomiendo crema de porros salteados y una sabrosa malteada de fresa.
Ella sólo sabía que si mezclaba amarillo con azul, o, churras con merinas, saldría un batiburrillo para que todos supieran o supiesen disfrutar con un polvorón de amaretto, un delicioso manjar para perros exaltados; ladraban constantemente en búsqueda de un peligroso pulpo extraviado en el Sahara embadurnado de sol.
Pero, ¿por qué? -'preguntose' ella cariacontecida - ¿Por que? ¿Pero qué soy yo?, una abigarrada mezcolanza de deseos y pecados sin límites...