La misericordia que enseña el Evangelio no es mito, es real y verdadera, y no hay nada que sea más original. Y la misericordia es lo que Dios quiere.
Por tanto, todo aquello que no sea misericordioso y que contradiga la misericordia, no es verdadero, porque la misericordia es lo que Dios quiere:
Mateo 12:7
Si hubierais comprendido qué quiere decir: "Misericordia quiero y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes.
Dios no quiere sacrificios, y menos los sacrificios humanos, que es lo que mandaban las penas de muerte, las guerras y los genocidios donde se mataban a hombres, mujeres y niños, leyes y mandatos que se daban a los hombres como si fueran la ley que Dios había dado a los hombres.
Pero la ley que Dios había dado a los hombres es que tuvieran misericordia. Ésta es la misericordiosa ley de Dios para los hombres:
Mateo 7:12
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas.