Hay muy pocos en este mundo que amen la misericordia y se centren en ella para enseñarla y practicarla, como enseña el Evangelio y como Jesucristo mandó cuando predicó el Evangelio.
La misericordia es lo más hermoso que ha conocido la humanidad, y es lo que Dios quiere y lo que Él mandó desde el principio.