El Diablo y sus demonios adoptaron como meta suya
tratar de destruir la casa de David y eliminar así la perspectiva
de que tuviera un heredero permanente.
Satanás halló instrumentos disponibles en el rey Rezín de Siria,
el rey Péqah del reino de diez tribus de Israel y el rey de Asiria.
Su intento era obligar al rey Acaz de Judá a entrar,
por temor, en una alianza —un acto que sería incorrecto ante Dios—
con el rey de Asiria.
¿Cómo podía hacer esto el Diablo? Pues bien,
hizo que el rey Péqah de Israel y el rey Rezín
de Siria entraran en una conspiración contra la casa de David.
Conspiraron para quitar a Acaz del trono de Judá
con el fin de instalar como rey títere al hombre
que ellos mismos habían escogido, al hijo de Tabeel.
¿Quién era este hijo de Tabeel?
Es significativo que no era descendiente de la casa de David.
Por eso, no era un hombre por el cual pudiera transmitirse el pacto
de Dios para el Reino hasta su Heredero permanente,
el “Príncipe de Paz”. Habría de ser el hombre de ellos,
no el de Dios, sobre el trono de Judá.
Así la Biblia revela el esfuerzo de Satanás
por poner fuera de función el pacto del Reino
que Jehová había celebrado con David.