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Etic
Hay una clara tendencia de la masa humana hacia tomar para sí un líder y esto es bien aprovechado por los políticos para erigirse como gobernantes, lo cual forma parte de unas tendencias naturales psicosociales que tienen su germen en la psicología de cada individuo y que se manifiestan cuando se produce el olor a multitud. Como quiera que esta tendencia es natural o de arraigo estructural, obviamente no se puede combatir (verbigracia, como la sensación de hambre, que es también una pulsión natural). En consecuencia, dicha pulsión muestra claramente que la búsqueda de un líder por la masa es un fenómeno inevitable, el cual, desgraciadamente, suele desembocar en el endiosamiento del líder; y de ahí proviene, en mayor o menor grado, la deificación de imágenes y la adoración de dioses (mitificación de personajes históricos o invenciones de sacerdotes paganos y no tan paganos). Así que la única salida airosa posible para el ser humano es la de encontrar un líder (si existe éste) capaz de gobernarlo de la mejor forma posible (incluso anteponiendo los intereses de los súbditos a los suyos propios); y, por lo que yo sé, este papel de buen líder para el hombre sólo hay una persona capaz de cumplirlo con éxito: El Creador del ser humano.