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Había una vez un villano mirón que siempre estaba queriendo verle los delicados capullos abriéndose para él, incitando al desorden propio de una activísima entidad troleana vigente como siempre --y como nunca-- enseñaron la nariz y tres pelos de esos que no se peinan porque se enredan entre rizos piojosos como los de mi perrita hambrienta de 'perritos calientes' vendidos en Internet por unas rupias que no tenía, pero las deseaba como Juan a doña Inés Tenorio, el mecánico de aviones. Juntos hicieron el plan escalofriante de aporrear cabezones de ajo** cultivados en tierras catalanas. Cuando estaban cocinando siempre platicaban de su abuelita. Recordó cuando le regañaba por malmeter polvos brujos extraños por encima del guisado, que al comerlo: ¡levantaba maltrechas libidos! Y se desnudaban, ¡desnudando (hasta) su desnudo! Sin ropa, hicieron pulcramente: intercambiar fluidos de un color asqueroso que repugnaba a cualquiera que apreciase la policromía de la muela chispear irisados colores amenizaban el convite de pecadoras irredentas, reían sin parar, contándose sus deslices pecaminosos que llevaban delito y desorden, en su sucia y grasienta cocina donde nunca pasas...
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Había una vez un villano mirón que siempre estaba queriendo verle los delicados capullos abriéndose para él, incitando al desorden propio de una activísima entidad troleana vigente como siempre --y como nunca-- enseñaron la nariz y tres pelos de esos que no se peinan porque se enredan entre rizos piojosos como los de mi perrita hambrienta de 'perritos calientes' vendidos en Internet por unas rupias que no tenía, pero las deseaba como Juan a doña Inés Tenorio, el mecánico de aviones. Juntos hicieron el plan escalofriante de aporrear cabezones de ajo** cultivados en tierras catalanas. Cuando estaban cocinando siempre platicaban de su abuelita. Recordó cuando le regañaba por malmeter polvos brujos extraños por encima del guisado, que al comerlo: ¡levantaba maltrechas libidos! Y se desnudaban, ¡desnudando (hasta) su desnudo! Sin ropa, hicieron pulcramente: intercambiar fluidos de un color asqueroso que repugnaba a cualquiera que apreciase la policromía de la muela chispear irisados colores amenizaban el convite de pecadoras irredentas, reían sin parar, contándose sus deslices pecaminosos que llevaban delito y desorden, en su sucia y grasienta cocina donde nunca pasas una tarde lluviosa ...
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Mi Uno querido, mi Uno adorado, vamos al cine y me compras un helado..
Había una vez un villano mirón que siempre estaba queriendo verle los delicados capullos abriéndose para él, incitando al desorden propio de una activísima entidad troleana vigente como siempre --y como nunca-- enseñaron la nariz y tres pelos de esos que no se peinan porque se enredan entre rizos piojosos como los de mi perrita hambrienta de 'perritos calientes' vendidos en Internet por unas rupias que no tenía, pero las deseaba como Juan a doña Inés Tenorio, el mecánico de aviones. Juntos hicieron el plan escalofriante de aporrear cabezones de ajo** cultivados en tierras catalanas. Cuando estaban cocinando siempre platicaban de su abuelita. Recordó cuando le regañaba por malmeter polvos brujos extraños por encima del guisado, que al comerlo: ¡levantaba maltrechas libidos! Y se desnudaban, ¡desnudando (hasta) su desnudo! Sin ropa, hicieron pulcramente: intercambiar fluidos de un color asqueroso que repugnaba a cualquiera que apreciase la policromía de la muela chispear irisados colores amenizaban el convite de pecadoras irredentas, reían sin parar, contándose sus deslices pecaminosos que llevaban delito y desorden, en su sucia y grasienta cocina donde nunca pasas una tarde lluviosa sin té de...
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Mi Uno querido, mi Uno adorado, vamos al cine y me compras un helado..
Había una vez un villano mirón que siempre estaba queriendo verle los delicados capullos abriéndose para él, incitando al desorden propio de una activísima entidad troleana vigente como siempre --y como nunca-- enseñaron la nariz y tres pelos de esos que no se peinan porque se enredan entre rizos piojosos como los de mi perrita hambrienta de 'perritos calientes' vendidos en Internet por unas rupias que no tenía, pero las deseaba como Juan a doña Inés Tenorio, el mecánico de aviones. Juntos hicieron el plan escalofriante de aporrear cabezones de ajo** cultivados en tierras catalanas. Cuando estaban cocinando siempre platicaban de su abuelita. Recordó cuando le regañaba por malmeter polvos brujos extraños por encima del guisado, que al comerlo: ¡levantaba maltrechas libidos! Y se desnudaban, ¡desnudando (hasta) su desnudo! Sin ropa, hicieron pulcramente: intercambiar fluidos de un color asqueroso que repugnaba a cualquiera que apreciase la policromía de la muela chispear irisados colores amenizaban el convite de pecadoras irredentas, reían sin parar, contándose sus deslices pecaminosos que llevaban delito y desorden, en su sucia y grasienta cocina donde nunca pasas una tarde lluviosa sin té de bergamota 'Earl Grey'
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Gabin, tú también quieres un helado? :laugh:
Había una vez un villano mirón que siempre estaba queriendo verle los delicados capullos abriéndose para él, incitando al desorden propio de una activísima entidad troleana vigente como siempre --y como nunca-- enseñaron la nariz y tres pelos de esos que no se peinan porque se enredan entre rizos piojosos como los de mi perrita hambrienta de 'perritos calientes' vendidos en Internet por unas rupias que no tenía, pero las deseaba como Juan a doña Inés Tenorio, el mecánico de aviones. Juntos hicieron el plan escalofriante de aporrear cabezones de ajo** cultivados en tierras catalanas. Cuando estaban cocinando siempre platicaban de su abuelita. Recordó cuando le regañaba por malmeter polvos brujos extraños por encima del guisado, que al comerlo: ¡levantaba maltrechas libidos! Y se desnudaban, ¡desnudando (hasta) su desnudo! Sin ropa, hicieron pulcramente: intercambiar fluidos de un color asqueroso que repugnaba a cualquiera que apreciase la policromía de la muela chispear irisados colores amenizaban el convite de pecadoras irredentas, reían sin parar, contándose sus deslices pecaminosos que llevaban delito y desorden, en su sucia y grasienta cocina donde nunca pasas una tarde lluviosa sin té de bergamota 'Earl Grey', orgánico, como siempre...
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[QUOTE=Violetta;1695065383]Gabin, tú también quieres un helado? :laugh:
Se agradece, pero, por el tiempo que hace me apetecería más un té; y si fuera 'Earl Grey', miel sobre hojuelas.
Había una vez un villano mirón que siempre estaba queriendo verle los delicados capullos abriéndose para él, incitando al desorden propio de una activísima entidad troleana vigente como siempre --y como nunca-- enseñaron la nariz y tres pelos de esos que no se peinan porque se enredan entre rizos piojosos como los de mi perrita hambrienta de 'perritos calientes' vendidos en Internet por unas rupias que no tenía, pero las deseaba como Juan a doña Inés Tenorio, el mecánico de aviones. Juntos hicieron el plan escalofriante de aporrear cabezones de ajo** cultivados en tierras catalanas. Cuando estaban cocinando siempre platicaban de su abuelita. Recordó cuando le regañaba por malmeter polvos brujos extraños por encima del guisado, que al comerlo: ¡levantaba maltrechas libidos! Y se desnudaban, ¡desnudando (hasta) su desnudo! Sin ropa, hicieron pulcramente: intercambiar fluidos de un color asqueroso que repugnaba a cualquiera que apreciase la policromía de la muela chispear irisados colores amenizaban el convite de pecadoras irredentas, reían sin parar, contándose sus deslices pecaminosos que llevaban delito y desorden, en su sucia y grasienta cocina donde nunca pasas una tarde lluviosa sin té de bergamota 'Earl Grey', orgánico, como siempre...[QUOTE]
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Había una vez un villano mirón que siempre estaba queriendo verle los delicados capullos abriéndose para él, incitando al desorden propio de una activísima entidad troleana vigente como siempre --y como nunca-- enseñaron la nariz y tres pelos de esos que no se peinan porque se enredan entre rizos piojosos como los de mi perrita hambrienta de 'perritos calientes' vendidos en Internet por unas rupias que no tenía, pero las deseaba como Juan a doña Inés Tenorio, el mecánico de aviones. Juntos hicieron el plan escalofriante de aporrear cabezones de ajo** cultivados en tierras catalanas. Cuando estaban cocinando siempre platicaban de su abuelita. Recordó cuando le regañaba por malmeter polvos brujos extraños por encima del guisado, que al comerlo: ¡levantaba maltrechas libidos! Y se desnudaban, ¡desnudando (hasta) su desnudo! Sin ropa, hicieron pulcramente: intercambiar fluidos de un color asqueroso que repugnaba a cualquiera que apreciase la policromía de la muela chispear irisados colores amenizaban el convite de pecadoras irredentas, reían sin parar, contándose sus deslices pecaminosos que llevaban delito y desorden, en su sucia y grasienta cocina donde nunca pasas una tarde lluviosa sin té de bergamota 'Earl Grey', orgánico, como siempre, cosecha del 2000
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Había una vez un villano mirón que siempre estaba queriendo verle los delicados capullos abriéndose para él, incitando al desorden propio de una activísima entidad troleana vigente como siempre --y como nunca-- enseñaron la nariz y tres pelos de esos que no se peinan porque se enredan entre rizos piojosos como los de mi perrita hambrienta de 'perritos calientes' vendidos en Internet por unas rupias que no tenía, pero las deseaba como Juan a doña Inés Tenorio, el mecánico de aviones. Juntos hicieron el plan escalofriante de aporrear cabezones de ajo** cultivados en tierras catalanas. Cuando estaban cocinando siempre platicaban de su abuelita. Recordó cuando le regañaba por malmeter polvos brujos extraños por encima del guisado, que al comerlo: ¡levantaba maltrechas libidos! Y se desnudaban, ¡desnudando (hasta) su desnudo! Sin ropa, hicieron pulcramente: intercambiar fluidos de un color asqueroso que repugnaba a cualquiera que apreciase la policromía de la muela chispear irisados colores amenizaban el convite de pecadoras irredentas, reían sin parar, contándose sus deslices pecaminosos que llevaban delito y desorden, en su sucia y grasienta cocina donde nunca pasas una tarde lluviosa sin té de bergamota 'Earl Grey', orgánico, como siempre, cosecha del 2000 con un bouquet...
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Había una vez un villano mirón que siempre estaba queriendo verle los delicados capullos abriéndose para él, incitando al desorden propio de una activísima entidad troleana vigente como siempre --y como nunca-- enseñaron la nariz y tres pelos de esos que no se peinan porque se enredan entre rizos piojosos como los de mi perrita hambrienta de 'perritos calientes' vendidos en Internet por unas rupias que no tenía, pero las deseaba como Juan a doña Inés Tenorio, el mecánico de aviones. Juntos hicieron el plan escalofriante de aporrear cabezones de ajo** cultivados en tierras catalanas. Cuando estaban cocinando siempre platicaban de su abuelita. Recordó cuando le regañaba por malmeter polvos brujos extraños por encima del guisado, que al comerlo: ¡levantaba maltrechas libidos! Y se desnudaban, ¡desnudando (hasta) su desnudo! Sin ropa, hicieron pulcramente: intercambiar fluidos de un color asqueroso que repugnaba a cualquiera que apreciase la policromía de la muela chispear irisados colores amenizaban el convite de pecadoras irredentas, reían sin parar, contándose sus deslices pecaminosos que llevaban delito y desorden, en su sucia y grasienta cocina donde nunca pasas una tarde lluviosa sin té de bergamota 'Earl Grey', orgánico, como siempre, cosecha del 2000 con un bouquet de diseño artdecó
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Había una vez un villano mirón que siempre estaba queriendo verle los delicados capullos abriéndose para él, incitando al desorden propio de una activísima entidad troleana vigente como siempre --y como nunca-- enseñaron la nariz y tres pelos de esos que no se peinan porque se enredan entre rizos piojosos como los de mi perrita hambrienta de 'perritos calientes' vendidos en Internet por unas rupias que no tenía, pero las deseaba como Juan a doña Inés Tenorio, el mecánico de aviones. Juntos hicieron el plan escalofriante de aporrear cabezones de ajo** cultivados en tierras catalanas. Cuando estaban cocinando siempre platicaban de su abuelita. Recordó cuando le regañaba por malmeter polvos brujos extraños por encima del guisado, que al comerlo: ¡levantaba maltrechas libidos! Y se desnudaban, ¡desnudando (hasta) su desnudo! Sin ropa, hicieron pulcramente: intercambiar fluidos de un color asqueroso que repugnaba a cualquiera que apreciase la policromía de la muela chispear irisados colores amenizaban el convite de pecadoras irredentas, reían sin parar, contándose sus deslices pecaminosos que llevaban delito y desorden, en su sucia y grasienta cocina donde nunca pasas una tarde lluviosa sin té de bergamota 'Earl Grey', orgánico, como siempre, cosecha del 2000 con un bouquet de diseño artdecó, acompañado de panettone...