Iniciado por
KIMO
Si un israelita agredía a otro y le hacía perder un ojo, la Ley dictaba el debido castigo.
De modo que la víctima no podía tomarse la justicia por su propia mano, atacando al agresor o a su familia.
La Ley, más bien, exigía que se llevara el asunto ante las autoridades correspondientes,
es decir, los jueces. Además, esta disposición detenía a todo el que quisiera
atentar contra la integridad de los demás, pues era bien sabido que se le haría sufrir
un daño igual al causado por él. Pero este mandato implicaba mucho más.
Antes de dictar esa ley, Jehová Dios le había dicho a Moisés que diera este mandato a Israel:
“No debes odiar a tu hermano en tu corazón. [...] No debes tomar venganza ni tener rencor” (Levítico 19:17, 18).
En efecto, debían considerar el mandato de pagar “ojo por ojo, diente por diente”
dentro del contexto de toda la Ley mosaica, que Jesús sintetizó en estos dos mandamientos: