"Ninguno puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro" (Mt 6: 24)
El compromiso con Dios no se puede dividir. Hay que tener cuidado de poner el corazón en el lugar equivocado. No hay forma de tener un ojo puesto en la luz y otro en la oscuridad; o la persona estará iluminada o en la oscuridad.
Yo elijo estar alineado con la voluntad de Dios, verlo como mi Señor y recibir su luz.