Tanto Jesús como Satanás pueden describirse como estrellas de la mañana.
La primera referencia a la estrella de la mañana como un individuo está en Isaías 14:12 donde dice: “¡Cómo has caído del cielo, oh lucero, hijo de la mañana! Has sido derribado al suelo, tú que debilitabas a las naciones.” (RVA 2015).
Del resto del pasaje queda claro que Isaías se refería a la caída de Satanás del cielo, como también queda registrado en Lucas 10:18.
Entonces, en este caso, la estrella de la mañana se refiere a Satanás.
En Apocalipsis 22:16 Jesús se identifica inequívocamente como la estrella de la mañana. Dice la Escritura: “Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para darles a ustedes testimonio de estas cosas para las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”.
¿Por qué se describe, entonces, tanto a Jesús como a Satanás como la estrella de la mañana?
Es interesante notar que el concepto de la estrella de la mañana no es el único que se aplica tanto a Jesús como a Satanás. En Apocalípsis 5:5 se hace referencia a Jesús como el león de la tribu de Judá y en 1 Pedro 5:8 se compara a Satanás con un león que busca alguien a quien a quien devorar.
El punto es que tanto Jesús como Satanás tienen similitudes con los leones. Jesús es similar a un león en que Él es el Rey, Él es real y majestuoso. Satanás es similar a un león en que busca devorar a otras criaturas. Sin embargo ahí es donde terminan las similitudes entre Jesús, Satanás y los leones. Jesús y Satanás son como leones de formas muy diferentes.
La idea de una estrella brillante de la mañana es una estrella que eclipsa a todas las demás. Jesús es el que se llama brillante, Satanás una estrella de a mañana. Jesús, como Dios encarnado, el Señor del universo, es la estrella brillante y de la mañana. Jesús es la luz más santa y poderosa de todo el universo.
Entonces, aunque tanto Jesús como Satanás pueden describirse como estrellas de la mañana en ningún sentido esto equipara a Jesús y Satanás. Satanás es un ser creado, su luz solo existió en la medida en que Dios la creó. Jesús es la luz del mundo, como está escrito en Juan 9:5. Solo la luz de Jesús es brillante y autoexistente.
Satanás puede ser una estrella de la mañana pero es solo una pobre imitación de la única estrella de la mañana verdaderamente brillante como lo es Jesucristo, quien es la luz del mundo.
