Ellos son 132, y lo que deberían ser...

Hace 3 sexenios ya, cuando el Ing. Cuauhtemoc Cárdenas perdió las elecciones ante Zedillo, sin luchar apenas por refrendar un triunfo legítimo que no le dieron "legalmente"; pensé yo en escribirle una carta para sugerirle el camino a seguir.
Aquella carta debió contener, en escencia, lo que bien pudiese haberle escrito luego a Andrés Manuel López Obrador; en sus dos derrotas sexenales subsecuentes. Y lo mismo que bien podría haberle escrito luego a doña Isabel Miranda, a Alejandro Martí y Javier Sicicilia; una vez que digirieron cada uno a su manera el motivo que los orlló a apegarse a la sed de justicia, y a buscar el saciarla.
Y es lo mismo también en escencia que bien puedo decir, ahora sí, aquí en éste rincón desapercibido pero mas real que aquellas añejas buenas intenciones; a los jóvenes del "#yo soy 132".
Que el país está encerrado, cerrado a la justicia; y que la labor que se requiere en verdad, en caracter de urgente y como motivo fructífero de lucha; es aprovechar el poder mediático que se ha ganado (Que ganó Cárdenas, López Obrador; Miranda, Martí y Sicilia; y ahora el 132) para enunciar las verdades con mayor simpleza, con mas claridad y sobre todo, con mas autoridad. Y convertirse en un órgano supervisor incorruptible, inclemente para con la injusticia; voz del pueblo en realidad.
La ventaja de apartarse del cobijo de un partido político, sin perder el poder mediático, es que se puede enunciar la verdad sin compromiso alguno.
Así se tiene por ejemplo, que el cálculo de los salarios mnimos no se hace en realidad bajo las normas que la Constitución Política Mexicana marca; sino que se hace en contubernio del gobierno en turno, con los patrones y una representación espuria de los trabajadores. Entonces el 132 tendría que evidenciar esa espurieidad de los representantes de los trabajadores; así de sencillo y contundente.
Luego, en las campañas políticas recién terminadas, hubo una larga lista de compromisos de todos los candidatos; donde cada cual habló de lo que el país necesita. Pues bien, esas palabras son ahora ya (todas ellas) una obligación a cumplir por el próximo presidente en funciones; sin importar si fué el quien las hizo u otro de los candidatos no electos. Porque cada una de las cosas que mencionaron es una necesidad de la nación hasta ahora no cumplida. El 132 tendría que exigir el cumplimiento de cada uno de esos compromisos, y evidenciar cuando no se estén cumpliendo y, sobre todo con mayor razón, cuando se esté actuando en contra de ellos inclusive.
Y en resumen, que un órgano supervisor como sugiero que lo séa ahora el 132 (o como podrían hacerlo Miranda, Martí y Siciclia; o bien López Obrador una vez fuera de compromisos partidistas; o cualquier otra gente de vocación natural, real e inquebrantable por la justicia. Ya séa juntos, separados, o combinados en cualquier otra forma; pero unidos en la visión de lo que sugiero), debe cumplir esa función; dado que la naturaleza de su creación, la raíz y escencia de su razón de ser, son básicamente el espíritu de la justicia y su cumplimiento.
Y bueno, quizá no tengo la retórica adecuada para expresar la idéa, aunque ahí esté escrita a mi manera, esperando encontrar el receptor adecuado.