malvado
07-may.-2008, 10:26
Esta es una fabula contenida en el libro "El vagabundo" de Khalil Gibran...
habla de celos y también de la ausencia de ellos, vale la pena para reflexionar y entretenerse un rato ;), y tambien se puede aplicar a la inversa... (y no es una oda al masoquismo heee...)
KHALIL GIBRÁN
EL VAGABUNDO
(1932)
LAS DOS PRINCESAS
En la ciudad de Shawakis vivía un príncipe amado por todos, hombres, mujeres y niños. aún los animales del campo se acercaban a él para saludarle.
Sin embargo, la gente decía que su esposa, no lo amaba, y aún más, que lo odiaba.
Cierto día, la princesa de una ciudad vecina llegó a visitar a la princesa de Shawakis. Y, sentadas, conversaron, y sus palabras derivaron hacia sus esposos.
La princesa de Shawakis dijo con pasión:
-Envidio tu felicidad con el príncipe, tu esposo, a pesar de tantos años de matrimonio yo odio a mi esposo, no me pertenece a mí sola y soy la más infeliz de las mujeres.
La princesa de visita, mirándola, dijo:
-Amiga mía, la verdad es que tú amas a tu esposo. Sí, y aún sientes por él una pasión viva. Y eso es vida para una mujer, como la primavera para un jardín. En cambio, apiádate de mí y de mi esposo, pues nos soportamos en paciente silencio. Y, sin embargo, tú y los otros consideran a eso felicidad.
habla de celos y también de la ausencia de ellos, vale la pena para reflexionar y entretenerse un rato ;), y tambien se puede aplicar a la inversa... (y no es una oda al masoquismo heee...)
KHALIL GIBRÁN
EL VAGABUNDO
(1932)
LAS DOS PRINCESAS
En la ciudad de Shawakis vivía un príncipe amado por todos, hombres, mujeres y niños. aún los animales del campo se acercaban a él para saludarle.
Sin embargo, la gente decía que su esposa, no lo amaba, y aún más, que lo odiaba.
Cierto día, la princesa de una ciudad vecina llegó a visitar a la princesa de Shawakis. Y, sentadas, conversaron, y sus palabras derivaron hacia sus esposos.
La princesa de Shawakis dijo con pasión:
-Envidio tu felicidad con el príncipe, tu esposo, a pesar de tantos años de matrimonio yo odio a mi esposo, no me pertenece a mí sola y soy la más infeliz de las mujeres.
La princesa de visita, mirándola, dijo:
-Amiga mía, la verdad es que tú amas a tu esposo. Sí, y aún sientes por él una pasión viva. Y eso es vida para una mujer, como la primavera para un jardín. En cambio, apiádate de mí y de mi esposo, pues nos soportamos en paciente silencio. Y, sin embargo, tú y los otros consideran a eso felicidad.