leobetetto
23-jun.-2020, 14:04
Ante todo quisiera hacer un comentario, y es que Jehová no creó el Universo. Algo tan inconmensurablemente grande y maravilloso, lleno de secretos y escenarios diversos y fascinantes para experimentar la existencia no fue creado por el Jehová, eso es una gran imprecisión.
El Universo, que es más de lo que nuestra mente puede abarcar; no estamos en principio capacitados para percibir la grandeza de algo así, fue creado obviamente por el Dios Padre. Jehová es una entidad más bien rebelde y de menor categoría en el Universo, por supuesto producto de la creación, y no el Creador, de ninguna manera.
El mito del ángel caído tiene mucho de verdad, solo que deliberadamente ha sido instaurada una visión distorcionada sobre la identidad de ese ángel, y su rol en la creación de la vida en la Tierra. El habitó originalmente Seisth, pero hace miles de millones de años, luego de identificar el Sistema Solar, y las posibilidades de enarbolar su propio mundo, se quedó en este extremo de la Vía Láctea.
Hemos de detallar las características de Jehová, empezando por la primera, y es una clara inseguridad, y una impresición muy grande, que le llevan a ser desconocedor de los efectos de la creación.
Por ejemplo, cuando dice el Génesis:
"Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón."
Gn. 6:6
Es decir, Jehová se arrepiente, lo cual cuadra con la actitud de un ser imperfecto y perecedero, no con la actitud de Dios.
Otra de las cualidades de Jehová denotan un gran desprecio por la humanidad, por la vida en general, y sobre todo una gran inseguridad y celos por lo que hay en el mundo, lo cual indica que el sabe que hay otro Dios sobre él, y otro Señor sobre él, aunque por supuesto no lo diga. Jehová es genocida, eso lo vemos tristemente en todo el Antiguo Testamento. Hemos entonces de aclarar vehementemente que el dios del Antiguo Testamento no es el Dios de Jesús del Nuevo Testamento.
Las actitudes de Jehová se ven claras en la Biblia:
1. En cierta ocación Jehová da mandamientos de como proceder con la gente de la tierra de Cana'an, ante lo cual ordena matar a todo hombre, mujer, anciano, niño, y hasta los animales de ellos, argumentando una cierta y meramente teórica depravación, pues está muy claro que un niño no puede ser depravado. Es inocente, y no hay mayor desviado que el que se mete con los niños, eso toda gente sana moralmente lo sabe.
2. Una situación muy particular relata el Antiguo Testamento, cuando en cierta ocación el rey David comete adulterio con una mujer, y como si fuera poco manda al frente de batalla al marido, a drede para que muera, y de ese modo quedarse con la esposa. Bueno... Jehová decide no matarlo, a pesar de que la pena para el asesino es la muerte. En cambio, mata al bebé que nace de la relación adúltera, y como si lo dicho no redefiniera los límites de la maldad en este universo, afirma que la razón del infanticidio es que David difamó a Jehová ante los enemigos. Es decir, la vida del niño no vale nada, pero si la fama de Jehová.
¿Cómo haría algo semejante un ser que ha creado nada más ni nada menos que el universo?
3. Otra de las preferencias de Jehová son los sacrificios. A lo largo de la historia ha demandado sangre de todo ser vivo, incluído humanos, y a parte premia enormemente a la gente que mata por celo de su nombre. Lo vemos en la Biblia, en Números 25, como un tal Fines mata a dos "idólatras", a lo que este dios responde otorgándole un sacerdocio perpetuo, para todas las generaciones.
Lo triste de ésto es que Jehová mismo declara en los Salmos que el no necesita sacrificios, pues si vamos al caso suya es la Tierra y su plenitud.
"Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud."
Salmo 50:12
Y si no tiene hambre, y hasta es dueño del mundo... ¿Por qué acepta sacrificios hasta de seres humanos, y no solo eso, sino que de hecho los ordena?
4. Otro tema a destacar es la intolerancia de Jehová hacia las debilidades de la carne. Ordena apedrear hasta la muerte a un hijo rebelde, a los homosexuales, a los evocadores de espíritus, a los adúlteros, y a los asesinos. Lo cual no deja de ser paradójico y contradictorio, pues si el hizo a la gente, ¿como va a matar a la gente que hace las cosas para las cuales el mismo las creó?
5. Jehová es un ángel, y si es un ángel que dice ser Dios entonces es el ÁNGEL CAÍDO
Veamos el libro del Génesis dice lo siguiente:
"Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza ..."
Génesis 1:26
La palabra hebrea en imagen, es tzelem, que significaría aspecto físico, similitud visual, forma. Es decir, Jehová junto con sus ayudantes hicieron al hombre con el aspecto de ellos, es decir, ellos son humanos en el aspecto, pero el ADN es distinto, son inmortales. Por su parte Dios no es hombre, ni tiene aspecto de hombre, sino que es Espíritu puro. El mismo Nuevo Testamento contradice esta noción del Génesis, pues dice que Dios es Espíritu, y que nadie puede verlo, lo cual no se condice con una forma humana, que si puede ser vista. Este pasaje del Génesis es una reminiscencia del culto politeísta antiguo, y además también del orígen Anunnaki del libro, pues fue confeccionado durante el exilio israelita en Babilonia, sede de este culto politeísta.
El Universo, que es más de lo que nuestra mente puede abarcar; no estamos en principio capacitados para percibir la grandeza de algo así, fue creado obviamente por el Dios Padre. Jehová es una entidad más bien rebelde y de menor categoría en el Universo, por supuesto producto de la creación, y no el Creador, de ninguna manera.
El mito del ángel caído tiene mucho de verdad, solo que deliberadamente ha sido instaurada una visión distorcionada sobre la identidad de ese ángel, y su rol en la creación de la vida en la Tierra. El habitó originalmente Seisth, pero hace miles de millones de años, luego de identificar el Sistema Solar, y las posibilidades de enarbolar su propio mundo, se quedó en este extremo de la Vía Láctea.
Hemos de detallar las características de Jehová, empezando por la primera, y es una clara inseguridad, y una impresición muy grande, que le llevan a ser desconocedor de los efectos de la creación.
Por ejemplo, cuando dice el Génesis:
"Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón."
Gn. 6:6
Es decir, Jehová se arrepiente, lo cual cuadra con la actitud de un ser imperfecto y perecedero, no con la actitud de Dios.
Otra de las cualidades de Jehová denotan un gran desprecio por la humanidad, por la vida en general, y sobre todo una gran inseguridad y celos por lo que hay en el mundo, lo cual indica que el sabe que hay otro Dios sobre él, y otro Señor sobre él, aunque por supuesto no lo diga. Jehová es genocida, eso lo vemos tristemente en todo el Antiguo Testamento. Hemos entonces de aclarar vehementemente que el dios del Antiguo Testamento no es el Dios de Jesús del Nuevo Testamento.
Las actitudes de Jehová se ven claras en la Biblia:
1. En cierta ocación Jehová da mandamientos de como proceder con la gente de la tierra de Cana'an, ante lo cual ordena matar a todo hombre, mujer, anciano, niño, y hasta los animales de ellos, argumentando una cierta y meramente teórica depravación, pues está muy claro que un niño no puede ser depravado. Es inocente, y no hay mayor desviado que el que se mete con los niños, eso toda gente sana moralmente lo sabe.
2. Una situación muy particular relata el Antiguo Testamento, cuando en cierta ocación el rey David comete adulterio con una mujer, y como si fuera poco manda al frente de batalla al marido, a drede para que muera, y de ese modo quedarse con la esposa. Bueno... Jehová decide no matarlo, a pesar de que la pena para el asesino es la muerte. En cambio, mata al bebé que nace de la relación adúltera, y como si lo dicho no redefiniera los límites de la maldad en este universo, afirma que la razón del infanticidio es que David difamó a Jehová ante los enemigos. Es decir, la vida del niño no vale nada, pero si la fama de Jehová.
¿Cómo haría algo semejante un ser que ha creado nada más ni nada menos que el universo?
3. Otra de las preferencias de Jehová son los sacrificios. A lo largo de la historia ha demandado sangre de todo ser vivo, incluído humanos, y a parte premia enormemente a la gente que mata por celo de su nombre. Lo vemos en la Biblia, en Números 25, como un tal Fines mata a dos "idólatras", a lo que este dios responde otorgándole un sacerdocio perpetuo, para todas las generaciones.
Lo triste de ésto es que Jehová mismo declara en los Salmos que el no necesita sacrificios, pues si vamos al caso suya es la Tierra y su plenitud.
"Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud."
Salmo 50:12
Y si no tiene hambre, y hasta es dueño del mundo... ¿Por qué acepta sacrificios hasta de seres humanos, y no solo eso, sino que de hecho los ordena?
4. Otro tema a destacar es la intolerancia de Jehová hacia las debilidades de la carne. Ordena apedrear hasta la muerte a un hijo rebelde, a los homosexuales, a los evocadores de espíritus, a los adúlteros, y a los asesinos. Lo cual no deja de ser paradójico y contradictorio, pues si el hizo a la gente, ¿como va a matar a la gente que hace las cosas para las cuales el mismo las creó?
5. Jehová es un ángel, y si es un ángel que dice ser Dios entonces es el ÁNGEL CAÍDO
Veamos el libro del Génesis dice lo siguiente:
"Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza ..."
Génesis 1:26
La palabra hebrea en imagen, es tzelem, que significaría aspecto físico, similitud visual, forma. Es decir, Jehová junto con sus ayudantes hicieron al hombre con el aspecto de ellos, es decir, ellos son humanos en el aspecto, pero el ADN es distinto, son inmortales. Por su parte Dios no es hombre, ni tiene aspecto de hombre, sino que es Espíritu puro. El mismo Nuevo Testamento contradice esta noción del Génesis, pues dice que Dios es Espíritu, y que nadie puede verlo, lo cual no se condice con una forma humana, que si puede ser vista. Este pasaje del Génesis es una reminiscencia del culto politeísta antiguo, y además también del orígen Anunnaki del libro, pues fue confeccionado durante el exilio israelita en Babilonia, sede de este culto politeísta.