PDA

Ver la Versión Completa : LA FARAONA RUBIA Y LA HORDA SALVAJE (parte 2)



Alejandra Correas Vázquez
14-jun.-2020, 09:13
LA FARAONA RUBIA Y LA HORDA SALVAJE
....................................
(Egipto - Dinastía XVIII)......por Alejandra Correas Vázquez

(Parte 2)

El salvajismo de Mitannia radica en su atraso cultural. Cazadores de bosques, han caído sobre las ciudades civilizadas del Medio Oriente, diezmándolas y sin aprender nada. Los estragos que han dejado a su paso desalientan a todos, excepto al joven faraón Tuthmosis. Las únicas creaciones de los mitanios hasta aquel momento son guerreras, como por ejemplo un tratado sobre la cría de caballos firmado por “Kukuli, del país de Mitanni”. Asimismo otros elementos de carácter bélico acorde con la época, son creaciones suyas. Semejante a lo acontecido con los visigodos en España, donde el legado que dejan al idioma castellano es guerrero: “Yelmo”, por ejemplo.

No era fácil conquistar este deseado armisticio y convencer a los salvajes de renunciar al botín. Pero el joven Faraón se dispuso a lograrlo con toda la fuerza de su ánimo juvenil. Le iba en juego mucho más que su prestigio, era la palabra empeñada a la que un monarca con dignidad, no puede faltar. Todos los políticos y ciudadanos del Nilo, como también los habitantes orientales de la “media luna fértil”, esperaban que él sacase una paloma de adentro de su Doble-Corona… Y lo hizo… Les había ofrecido un mundo nuevo, con otro mensaje, un mundo de Pax y convivencia …¡Y Tuthmosis IV iba a cumplirlo!

Como clave de todo este proceso, el cual habría de sellar el pacifismo largamente aguardado en forma efectiva, figura el matrimonio de Tuthmosis IV con la hija del salvaje rey Artatama de Mitannia (peligroso pueblo bárbaro ario y precultural). Ello involucraba lograr la Paz para la civilización, un devenir lleno de esperanzas.. Como podemos ver no todo era quimera profética en este príncipe juvenil. Supo guiar cada una de sus acciones desde el momento inicial y colocarles su estilo. Su sello propio. Su naturaleza misma lo predisponía a la diplomacia con audacia. Con ello violaba el principio de preservación genética y racial del Faraonato… La obligación faraónica (verdadero tabú) que obligaba al faraón al “Incesto Real” (también practicado por el Incaísmo) para preservar la especie dinástica faraónica. Cometió un verdadero pecado….¡Pero salvó a Egipto!

El rey Artatama de Mitannia se hizo rogar, por largo rato. Siete fueron las embajadas egipcias que se acercaron hasta la guarida del bárbaro, con el pedido de mano del Faraón por una de sus valquirias, con regalos cada vez más ricos y abundantes. Primero —dicen las crónicas mitannias—no creyó Artatama en la veracidad de este pedido. Dudando de él envió a sus rudos delegados (mal vestidos y sucios) para confirmarlo. Volvían los embajadores egipcios hasta él, confirmando el pedido, a fin de que con sus presentes (sofisticados y elegantes como los mensajeros que los portaban) desistiera de una campaña de saqueo. Es de imaginarse el contraste que hacían los enviados reales del Nilo, con los torpes y fornidos guerreros arios en aquella alborada de su historia. Los bañados y perfumados egipcios, frente a la sudorosa y poco limpia soldadesca mitannia.

Artatama era rudo y primitivo. Inculto. Pero con la capacidad racional de su nueva raza —la aria— que dos mil años después producirá en Europa un nuevo amanecer. Brillo cultural del cual todavía hoy dependemos. Esto es: la civilización occidental. Consultó el gran cacique mitannio largamente con sus capitanejos (casi al borde de quebrar la paciencia egipcia) para dar el …“Sí”… Acto seguido le envió su hija a Tuthmosis IV. Esta sería la reina Mutemuia …¡La Faraona rubia!...

Mutemuia…Símbolo y sello de la paz definitiva para todo este reinado. El matrimonio político con la princesa aria, nos describe a Tuthmosis en su totalidad. Es el empeño que un muchacho decidido puede llegar a tener para brindarse por entero, cuando toma una corona (doble en este caso) y debe concretar propuestas, sin anteponer valores o prejuicios. Con esa firmeza juvenil donde no existen vallas imposibles de sortear. Aún mismo, si se trata de salvajes que vienen incendiando… ¡Porque hay que salvar a Egipto!

Los mitanios están en el esplendor primigenio de su raza. No tenemos para comprenderlo más que ver sus toscas figuras con las cuales intentan entrar con pasos aún torpes, en el arte de la escultura. Es la especie aria en su estado puro, como los bárbaros que invadieron Roma... Rudos y salvajes en el plano cultural, pero espléndidos en su contextura física, como en el primer día de la raza. ...Así era Mutemuia: blanca, alta, ojos claros, muy rubia, fornida.. Debemos imaginarnos con curiosidad la extraña pareja que formaría, junto al fino y menudo faraón Tuthmosis IV. La delicadeza intelectual del rey, junto a la belleza fornida y primitiva de la reina. Incluso la coloración de sus respectivas razas que ellos dos representaban, era totalmente opuesta. La espléndida valquiria rubia de ojos claros, coloreaba con su estampa vigorosa esa corte amante de los ornatos. Y a su lado Tuthmosis: morocho, refinado y elegante, carente de rudeza. Mientras Mutemuia, la faraona rubia, bárbara, cohibida …¡Y recién llegada de la toldería!

Pero este mismo exotismo cautivó la sensualidad del joven faraón y atrajo por completo a aquella dinastía XVIII, que a partir de allí haría ingresar valquirias mitannias por centenares en la corte egipcia. Y esto aparece con claridad en las figuras del arte naturalista de sus artistas. Suponemos que la mestización dejó huellas llamativas en la tierra del Nilo. Como un innovador en la materia, el joven Tuthmosis que por entonces tenía veinte años vibrantes de juventud, y educado para la estética, inició la larga serie de estos amores llenos de encantamientos. Su espíritu amante de la belleza, debió deleitarse con aquel esplendor racial de cabellera color sol y ojos de cielo... Eso sí… luego de bañar a las sucias valquirias de Mitannia.

Mutemuia dejó buenos recuerdos en Egipto y se habló mucho de su voz. Era una cantante admirada, que extasiaba a aquellos cortesanos con un arte poco difundido entre ellos. Es corriente en las pinturas del Nilo ver escenas de músicos y bailarines, pero no de cantantes. Y una “prima donna” asombraba. Por el contrario todas las tradiciones arias nos hablan siempre del Bel Canto. Inclusive, iban a la guerra cantando. Cantan los arios de la India. Cantan los germanos y los francos. Los visigodos y ostrogodos. Los vikingos. Y los “cantos de guerra”, son parte esencial de sus herencias. Wagner, su último gran propulsor, quien hizo su obra sobre tradiciones germánicas-arias, habría escrito piezas especiales para Mutemuia …la Faraona Rubia..

Sin duda ella penetró en aquellos refinados y deslumbrantes salones egipcios, como a un mundo mágico que la sobrecogía. Desarraigada de su pueblo de nacimiento, a una edad muy fresca, tuvo el tiempo necesario para asimilarse. Y su hijo el famoso faraón Amenofis III llamado “El Magnífico” (padre de Akhenatón) se presentaba junto a ella con orgullo, años después. Debía ser muy hermosa aún, con esa belleza reposada de las valquirias maduras.

Había llegado a Egipto en el momento preciso en que se reimponía la política favorable a la mujer. Dado lo cual tuvo la responsabilidad de representar un papel importante, que quizás, es muy probable, le costó bastante. Sin recibir la formación de las princesas egipcias, se abrió paso por cauces personales que los escribas consignarían diciendo :

“Con su voz hace feliz al mismo Dios”.

.....................oooooooooooooo............... ........