PDA

Ver la Versión Completa : El amor



carcanuelo
29-mar.-2017, 07:20
Ayer escribí sobre el sufrimiento. Hoy escribo sobre el Amor. Dos cosas aparentemente distintas y sin embargo, tan íntimamente relacionadas. Cuando nos dirigimos a Dios, cuando rezamos, le pedimos que se nos concedan gracias y si éstas no llegan, surge la desesperanza o el enojo. En esta sociedad superficial y materialista, donde sólo las apariencias externas, las primeras impresiones, cuentan, vemos toda la "imperfección" del mundo. Vemos un padre paseando en una silla de ruedas a su hijo adolescente con parálisis cerebral, vemos a una joven drogándose en una esquina, vemos gente en la cola del paro, vemos parejas de enamorados terminando su relación entre sollozos en una esquina. Y con nuestra percepción juzgamos: "No puede existir un Dios, porque si existiera no permitiría estas cosas". Curiosamente, son los laicos quienes más responsabilizan a Dios de estas cosas. La física cuántica, la física molecular, nos define su ecuación: "El observador crea la realidad". Hay experimentos de laboratorio que así lo corroboran. Sin embargo, seguimos sin aplicar esta Ley atómica a nuestro día a día. ¿Y si miramos con otros ojos esa aparente realidad? Recuerdo un documental de unos lémures (parecidos a primates) donde a una hembra se le moría el cachorro, al ser animales con un sistema emocional muy desarrollado la madre se veía absolutamente deprimida, triste, en una rama, separada del resto. Poco a poco, uno a uno, fueron acercándose a ella el resto de la manada, abrazándola. Quizá el milagro esté reservado a Dios y a sus elegidos, pero quizá el verdadero milagro sea la carencia, la impotencia, porque cuando no podemos resucitar a los muertos, quienes no podemos curar lo incurable, cuando no podemos solucionar todos los problemas, hay algo que sí podemos hacer y que seguramente le da sentido a nuestra incapacidad aparente, y es dar nuestro amor, en la forma de un abrazo, de unas palabras... Dios no quiere más de nosotros, Dios no quiere que solucionemos el hambre en el mundo, Dios no espera de nosotros que seamos santos, que seamos buenos, Dios no desea que hagamos milagros, Dios, lo único que espera de nosotros es que lo deseemos, que deseemos ser buenos aunque luego en el intento fracasemos, que deseemos curar a alguien aunque no lo consigamos, que deseemos amar, aunque nuestra torpeza o traumas nos lo impidan. Somos nosotros quienes con nuestro juicio terrible, hacia otros y hacia nosotros mismos, nos condenamos. Dios solo sabe amar, y lo único que espera de nosotros es que seamos nosotros mismos, porque así nos creó Él, de Amor, perdidos, limitados, para que nos dirijamos hacia nuestra decepción, hacia nuestra impotencia, con la humildad suficiente como para decirle: "Padre, esto es lo que soy, he intentado ser mejor y no lo he conseguido". Y el Padre, sonriendo, o quizá llorando de ternura nos contestará: "Nunca he esperado más de ti de lo que me estás ofrenciendo ahora, a ti mismo".