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Violetta
20-ene.-2016, 10:53
“Quien te enfada, te domina”… Piénsalo bien, o ¿no es verdad?

Cuando algo no ha sucedido como queríamos o alguien no ha respondido como esperábamos, cuando nos ha molestado el comportamiento de una persona o lo que nos ha dicho, solemos expresar aquello que sentimos con expresiones tales como “me has hecho enfadar”, “me has hecho daño”, “me has cabreado…”

Si nos paramos a reflexionar sobre ello y decidimos profundizar, la traducción de nuestros mensajes viene a ser algo tal como “tú eres el culpable de cómo me siento”, “tú eres el responsable de que yo esté así” o “tú me has perjudicado”, es decir, yo estoy mal por tu culpa.

Si alguien nos enfada es porque le hemos concedido el permiso para hacerlo, pues en realidad cuando alguien nos enfada, lo que internamente resuena en nuestro interior es “lo que tú piensas sobre mí, es más importante que lo que yo pienso sobre mí”. Piénsalo.

En estos casos, la responsabilidad de cómo nos sentimos, la dirigimos hacia los demás, es decir hacia afuera. Por lo que dependiendo de los demás, así nos encontraremos nosotros.

Resulta que en lugar de hacernos cargo de nuestras emociones y sentimientos, de dirigirnos hacia dentro y asumir la responsabilidad de lo que sentimos, otorgamos el poder o el consentimiento a los otros. Porque nadie puede enfadarnos sin nuestro consentimiento ¿o no?

Y es cierto, que asumir todo el peso que conlleva un enfado o una molestia es algo complicado y que cuesta… y más si estamos acostumbrados a poner nuestro foco fuera. Sigue siendo más fácil, culpar al compañero y que sea el quien intente lidiar con nuestro cabreo, que nosotros mismos… pero así nunca llegaremos a conectar con nuestro interior.

https://lamenteesmaravillosa.com/wp-content/uploads/2015/06/amber_by_shadesofeleven-d4ds8zr.jpg

En ocasiones, esto sucede porque nos encontramos movidos por nuestro ego, el cual, a modo de resumen consiste en identificarnos con lo que tenemos, lo que hacemos y cómo nos valoran.

Una vez que nos hemos alejado del ego y lo hemos dejado aparcado, comenzamos a tomar más responsabilidad tanto de nuestros pensamientos y comportamientos, como de nuestras emociones, y nadie nos puede hacer daño; porque consideramos que aquello que somos está mucho más allá de los bienes materiales, nuestros actos o de la opinión ajena.

Para ello podemos ayudarnos pensando que cuando alguien nos insulta o hace algo que no nos gusta es como si nos estuviera ofreciendo un regalo. Si no lo aceptamos, el regalo seguirá siendo de la persona, mientras que si lo aceptamos lo recogeremos. En última instancia, la decisión será nuestra.

Así, los insultos, las provocaciones o incluso las acciones de otros, son como esos regalos, que nosotros elegimos si aceptar o no; por lo que no podemos culpar a nadie de nuestra decisión, tan solo podemos responsabilizarnos de nuestra actitud, de nuestra elección.

Además, tenemos que tener en cuenta que el choque de las expectativas que nos hemos formado con la realidad, también puede ser un detonante de nuestra molestia, pues las cosas no han pasado como imaginábamos.

https://lamenteesmaravillosa.com/wp-content/uploads/2015/06/shutterstock_145238233.jpg

No podremos controlar las circunstancias ni tampoco a las personas, pero sí que podemos controlar nuestra respuesta. Por lo que no podemos cambiar lo que alguien dice de nosotros o lo que hace y nos molesta, pero por supuesto que podemos cambiar la actitud con la que enfrentamos la vida.

Reconocer nuestras emociones y sentimientos y hacerse cargo de ellos, nos otorga la libertad de conocernos y elegir nuestra actitud ante la vida.

Reconocer que "yo soy el que elige” y que "yo soy el que determina el valor que una experiencia tiene para mí” es algo que enriquece pero también atemoriza.

Carl Rogers

Zampabol
20-ene.-2016, 10:55
“Quien te enfada, te domina”… Piénsalo bien, o ¿no es verdad?

Cuando algo no ha sucedido como queríamos o alguien no ha respondido como esperábamos, cuando nos ha molestado el comportamiento de una persona o lo que nos ha dicho, solemos expresar aquello que sentimos con expresiones tales como “me has hecho enfadar”, “me has hecho daño”, “me has cabreado…”

Si nos paramos a reflexionar sobre ello y decidimos profundizar, la traducción de nuestros mensajes viene a ser algo tal como “tú eres el culpable de cómo me siento”, “tú eres el responsable de que yo esté así” o “tú me has perjudicado”, es decir, yo estoy mal por tu culpa.

Si alguien nos enfada es porque le hemos concedido el permiso para hacerlo, pues en realidad cuando alguien nos enfada, lo que internamente resuena en nuestro interior es “lo que tú piensas sobre mí, es más importante que lo que yo pienso sobre mí”. Piénsalo.

En estos casos, la responsabilidad de cómo nos sentimos, la dirigimos hacia los demás, es decir hacia afuera. Por lo que dependiendo de los demás, así nos encontraremos nosotros.

Resulta que en lugar de hacernos cargo de nuestras emociones y sentimientos, de dirigirnos hacia dentro y asumir la responsabilidad de lo que sentimos, otorgamos el poder o el consentimiento a los otros. Porque nadie puede enfadarnos sin nuestro consentimiento ¿o no?

Y es cierto, que asumir todo el peso que conlleva un enfado o una molestia es algo complicado y que cuesta… y más si estamos acostumbrados a poner nuestro foco fuera. Sigue siendo más fácil, culpar al compañero y que sea el quien intente lidiar con nuestro cabreo, que nosotros mismos… pero así nunca llegaremos a conectar con nuestro interior.

https://lamenteesmaravillosa.com/wp-content/uploads/2015/06/amber_by_shadesofeleven-d4ds8zr.jpg

En ocasiones, esto sucede porque nos encontramos movidos por nuestro ego, el cual, a modo de resumen consiste en identificarnos con lo que tenemos, lo que hacemos y cómo nos valoran.

Una vez que nos hemos alejado del ego y lo hemos dejado aparcado, comenzamos a tomar más responsabilidad tanto de nuestros pensamientos y comportamientos, como de nuestras emociones, y nadie nos puede hacer daño; porque consideramos que aquello que somos está mucho más allá de los bienes materiales, nuestros actos o de la opinión ajena.

Para ello podemos ayudarnos pensando que cuando alguien nos insulta o hace algo que no nos gusta es como si nos estuviera ofreciendo un regalo. Si no lo aceptamos, el regalo seguirá siendo de la persona, mientras que si lo aceptamos lo recogeremos. En última instancia, la decisión será nuestra.

Así, los insultos, las provocaciones o incluso las acciones de otros, son como esos regalos, que nosotros elegimos si aceptar o no; por lo que no podemos culpar a nadie de nuestra decisión, tan solo podemos responsabilizarnos de nuestra actitud, de nuestra elección.

Además, tenemos que tener en cuenta que el choque de las expectativas que nos hemos formado con la realidad, también puede ser un detonante de nuestra molestia, pues las cosas no han pasado como imaginábamos.

https://lamenteesmaravillosa.com/wp-content/uploads/2015/06/shutterstock_145238233.jpg

No podremos controlar las circunstancias ni tampoco a las personas, pero sí que podemos controlar nuestra respuesta. Por lo que no podemos cambiar lo que alguien dice de nosotros o lo que hace y nos molesta, pero por supuesto que podemos cambiar la actitud con la que enfrentamos la vida.

Reconocer nuestras emociones y sentimientos y hacerse cargo de ellos, nos otorga la libertad de conocernos y elegir nuestra actitud ante la vida.

Reconocer que "yo soy el que elige” y que "yo soy el que determina el valor que una experiencia tiene para mí” es algo que enriquece pero también atemoriza.

Carl Rogers

Domino El Foro.com:sleep:

Violetta
20-ene.-2016, 11:00
Domino El Foro.com:sleep:

Nos echamos un dominó, mejor? :001_smile:

fredyvacan
10-nov.-2016, 09:04
Es muy cierto, a mi me sucedió.

MarianaReynaga
11-dic.-2016, 08:53
muy cierto, además el enfado te nubla la visión y te obliga a actuar impulsivamente, es mejor actuar con tranquilidad; y deja que el enemigo haga lo que quiera :)

intelectito
12-dic.-2016, 16:36
muy cierto, además el enfado te nubla la visión y te obliga a actuar impulsivamente, es mejor actuar con tranquilidad; y deja que el enemigo haga lo que quiera :)

...naaaaa !! si no fuera por las peleas la raza humana se extinguiría, pues durante las reconciliaciones, la demografía humana aumenta ...je je je ...:001_tt1:

...no podemos olvidar "Sr y Sra, Smith" con Angelina y Brad :001_tt1:

Estrella_fugaz
15-dic.-2016, 12:36
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http://www.cosasparamimuro.com/av/storage/589e4cc8/avbf4b14b6a84521756be.jpg.


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anaitz
24-may.-2017, 07:40
Es verdad ya que si nos enojamos le estamos dando importancia a la persona, le estamos permitiendo crear un sentimiento que quizá no nos ayudará a fomentar algo positivo en nosotros. Simplemente es ignorar y dejar pasar ese mal momento por el cuál queramos sentir odio o rencor hacia alguien.

Violetta
19-dic.-2019, 11:23
No somos eternos, no viviremos para siempre, así que para qué vivir con el estómago destrozado?

Es tiempo de perdonar, el perdón nos da libertad y la libertad nos hace felices.

Abysso
19-dic.-2019, 13:01
Me recuerda a las prácticas de los estoicos, Violetta, un poco también relacionado a la doctrina de Epicuro para lograr la ataraxia, pero en su caso ellos se mantenían al márgen haciendo la suya por fuera, es diferente jeje.

Muy buen inicio de hilo. Me quedo por el momento 5mentarios que hacer, al menos sin poder decir algo relevante para la trama jaja

Abysso
19-dic.-2019, 13:14
Es verdad ya que si nos enojamos le estamos dando importancia a la persona, le estamos permitiendo crear un sentimiento que quizá no nos ayudará a fomentar algo positivo en nosotros. Simplemente es ignorar y dejar pasar ese mal momento por el cuál queramos sentir odio o rencor hacia alguien.
Me hiciste acordar a un vídeo que estaba muy a tono con lo que trajo Violetta ...
https://youtu.be/BylNg-90dt0

margii
19-dic.-2019, 13:22
Principio del Tantra Yoga (Ananda Marga):

1. Todo problema personal, individual de la persona ofendida, debe ser perdonado. El daño individual, único, debe ser perdonado

2. Todo acto que daña a la sociedad (un político que toma medidas que dañan a muchos, un empresario que hace una maniobra fraudulenta, un delincuente serial, etc) no puede ser perdonado individualmente, porque nadie es representante de la sociedad dañada y porque quien daña a muchos lo hace con real intención por lo que debe ser castigado inevitablemente, para mejorar el nivel social y moral. El daño generalizado, social, jamás debe ser perdonado.