Zamiel
20-ago.-2015, 15:13
Los beneficios de este arte milenario los entendía bien Wu Zetian (que reinó desde el 690 al 705 d. C. y fue la única emperatriz china) haciendo uso de su posición, creó un decreto por el cual todos los dignatarios visitantes deberían rendirle sus respetos realizándole un cunnilingus. Bien que sabía la china esta.
En el Taoismo también se reverenció el cunnilingus, llegando a pensar incluso que prolongaba la vida del hombre. Sin embargo para los romanos era una infamia, pero bueno… seamos realistas, así acabó su imperio ¿no?. Estoy convencido que fue por no continuar su práctica.
Por tanto que menos que reivindicar tan maravilloso placer. Presionar su sexo contra tu boca es saborear los placeres de Arcadia , los prohibidos frutos del Jardín de las Hespérides, la pecaminosa manzana del paraíso.
Es ascender al Universo y quedar prendado de una explosión cósmica. Es vital, es fundamental, y es delictivo no ser esclavo de tal placer.
Tal sinfonía de papilas gustativas, de labios y de lengua solo puede conducir a la locura de la pasión más embravecida. A la tormenta indomable entre las olas de tan atrayente cuerpo. A la sumisión de sus encantos. A la rendición ante su fascinadora vagina...
http://www.medciencia.com/wp-content/uploads/2015/03/cunnilingus.jpg
En el Taoismo también se reverenció el cunnilingus, llegando a pensar incluso que prolongaba la vida del hombre. Sin embargo para los romanos era una infamia, pero bueno… seamos realistas, así acabó su imperio ¿no?. Estoy convencido que fue por no continuar su práctica.
Por tanto que menos que reivindicar tan maravilloso placer. Presionar su sexo contra tu boca es saborear los placeres de Arcadia , los prohibidos frutos del Jardín de las Hespérides, la pecaminosa manzana del paraíso.
Es ascender al Universo y quedar prendado de una explosión cósmica. Es vital, es fundamental, y es delictivo no ser esclavo de tal placer.
Tal sinfonía de papilas gustativas, de labios y de lengua solo puede conducir a la locura de la pasión más embravecida. A la tormenta indomable entre las olas de tan atrayente cuerpo. A la sumisión de sus encantos. A la rendición ante su fascinadora vagina...
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