pablogarcia1941
14-jun.-2015, 04:54
LA ESPAÑA MULTINACIONAL
Y de nuevo esa dos España que se siguen y se repiten.
En un admirable estudio del conocido historiador catalán Bosch y Guimpera, que publico en 1940, refiriéndose a la situación real de España en orden a la fusión de los pueblos peninsulares, decía:
«Los pueblos que arrancan del proceso secular de las naciones medievales en que cristalizaron, siguen dando a España el carácter de un complejo poli- nacional, y la constituyen en un haz de naciones que no han encontrado todavía la fórmula del equilibrio y una organización estabilizada».
Luego sigue diciendo Bosch y Guimpera, que: «si España no es un conjunto de todos los pueblos, y no se concibe como algo formado por todos ellos; si no se logra encontrar una estructura en la que ninguno se sienta sometido o disminuido, debiendo marchar a remolque de grupos hegemónicos, nada tendría de particular que algunos crean preciso preguntar, antes de llamarse españoles, de qué España se trata».
Porque España no es, ni puede ser, una religión con dogmas impuestos por los que se arrogan su representación y que si no se someten a uno de ellos lleva consigo la excomunión o el dictado de traidor… España debe ser de todos, o nunca lo será.
Defender hoy el derecho de las nacionalidades a la libre autodeterminación no supone en absoluto la obligación de separarse. Porque hay que recordar que una de las motivaciones con que Franco justifico su levantamiento contra la República fue el Estatuto catalán, pues todavía no había sido aprobado el Estatuto vasco, considerando como anti-español quienes defendían el derecho de Cataluña, de Euzkadi y Galicia a la autodeterminación, y hoy cuando a todos se nos llena la boca de “DEMOCRATAS”, aun se nos tacha de anti-españoles. Como si todavía esos que sirvieron los ejércitos fascistas extranjeros contra la República, que hoy ceden por un puñado de dólares a los yanquis para establecer sus bases militares no constituyera una amenaza a la soberanía.
El Estado Español, en su forma centralista actual, es el resultado de un largo proceso en el curso del cual se ha manifestado la resistencia activa o pasiva de las nacionalidades a su forzosa integración. Recordemos que tras la unión de Castilla y Aragón con el reinado de los Reyes Católicos, después de la toma de Granada, que completo la reconquista, ni Euzkadi ni Cataluña ni Galicia llegaron a fundirse con ese centro de lo que habría de ser más tarde el Estado español, tal como le conocemos en la época moderna.
No cabe la menor duda que Cataluña, Euzkadi y Galicia jugaron un papel importantísimo en el desarrollo político, económico y cultural en España. Y a lo largo de la reconquista en que van reagrupándose los distintos pueblos peninsulares, el pueblo Vasco, Catalán y Gallego defienden y mantienen, no sin sangre, sus leyes y organizaciones originales, que son reconocidos y respetados por las distintas monarquías, que en luchas fratricidas aspiraban a la dominación de todo el territorio peninsular. Después en el primer tercio del siglo XIX se caracteriza España por lo que podríamos llamar el fin del Antiguo régimen, que fue la consecuencia de la caída de Carlos IV y la entrada de las tropas Francesas con José I como rey. Luego la guerra de la Independencia y la convocatoria de las Cortes de Cádiz representan el comienzo de una expresión de un mundo joven que intenta abrirse camino y que apenas duro unos años al volver al poder la monarquía absolutista de Fernando VII.
El absolutismo fue la expresión desesperada de ese mundo ya muerto, que quería a toda costa seguir manteniendo los privilegios de la aristocracia. Después vendría el alzamiento constitucional de Riego, donde los liberales intentan de nuevo el poder. Pero la represión, el asesinato legal desde el trono, son las armas con las que se combaten las ideas liberales. El 7 de noviembre de 1823, Riego es arrastrado, apaleado y conducido al patíbulo, así como la ejecución de Mariana Pineda y tantos otros. Larra es sin duda el personaje más crítico y lucido de esta época. En 1833 fue la última medida fundamental en el sentido de un centralismo creciente al crearse oficialmente la configuración de las provincias españolas que todavía hasta hace poco fueron vigentes.
Después hubo que esperar la segunda República para que Cataluña volviera a recuperar su autonomía, que con la sublevación del fascismo y su cruenta guerra civil fue de nuevo abolida y fusilado su presidente. A la muerte del dictador se instaura la Democracia se cambian las provincia por Comunidades Autónomas y ahora treinta años después. Con la lucha fratricida entre conservadores y liberales se vuelve a las andadas y todo porque en España los conservadores siguen siendo un amplio abanica, que va desde la ultra derecha más fascista, hasta la gran mayoría del partido Socialista; ya que la mayoría de sus dirigentes fueron adoctrinados a través de los largos años de la dictadura Franquista.
Como bien digo la República hubiera ya solucionado este delicado asunto, pero también estoy convencido que con buena voluntad, también se podría solucionar con esta constitución, creada después de la muerte del dictador, y aunque fue muy moderada en sus artículos preconiza el ideal de la democracia y la igualdad entre todos los Españoles. Eso sí abra que modernizarla y con buena voluntad si se puede solucionar y comprender que España por todo lo dicho es un Estado multinacional y por tanto porque no Federal.
Sí, será difícil hacer comprender a la mayoría todo esto, porque ya se descubrió en el siglo pasado; que la libertad sin igualdad de oportunidades es una quimera. Que es en realidad lo que sucede en esta “Democracia Orgánica” donde la monarquía y su entorno controlan todo el poder, a través de lo que yo llamo «la dictadura de la ley». Es verdad que la monarquía, hoy no es absolutista, ni tirana como Fernando VII o mismo como su abuelo Alfonso XIII; pero ellos tampoco poseían el poder de intoxicación de los medios de difusión de hoy. Por eso tendremos que esperar a que acabe el e Juan Carlismo y la influencia de la greca que esta ya muriendo y su posible sucesor Felipe VI, para intentar el avenimiento de la tercera República, que como dice el refranero seria la vencida.
Por eso para finalizar, ocultar estas realidades, minimizar sus posibles efectos o adoptar actitudes inmovilistas será una ceguera imperdonable que no podemos ni debemos permitirnos.
POLgarcia
Y de nuevo esa dos España que se siguen y se repiten.
En un admirable estudio del conocido historiador catalán Bosch y Guimpera, que publico en 1940, refiriéndose a la situación real de España en orden a la fusión de los pueblos peninsulares, decía:
«Los pueblos que arrancan del proceso secular de las naciones medievales en que cristalizaron, siguen dando a España el carácter de un complejo poli- nacional, y la constituyen en un haz de naciones que no han encontrado todavía la fórmula del equilibrio y una organización estabilizada».
Luego sigue diciendo Bosch y Guimpera, que: «si España no es un conjunto de todos los pueblos, y no se concibe como algo formado por todos ellos; si no se logra encontrar una estructura en la que ninguno se sienta sometido o disminuido, debiendo marchar a remolque de grupos hegemónicos, nada tendría de particular que algunos crean preciso preguntar, antes de llamarse españoles, de qué España se trata».
Porque España no es, ni puede ser, una religión con dogmas impuestos por los que se arrogan su representación y que si no se someten a uno de ellos lleva consigo la excomunión o el dictado de traidor… España debe ser de todos, o nunca lo será.
Defender hoy el derecho de las nacionalidades a la libre autodeterminación no supone en absoluto la obligación de separarse. Porque hay que recordar que una de las motivaciones con que Franco justifico su levantamiento contra la República fue el Estatuto catalán, pues todavía no había sido aprobado el Estatuto vasco, considerando como anti-español quienes defendían el derecho de Cataluña, de Euzkadi y Galicia a la autodeterminación, y hoy cuando a todos se nos llena la boca de “DEMOCRATAS”, aun se nos tacha de anti-españoles. Como si todavía esos que sirvieron los ejércitos fascistas extranjeros contra la República, que hoy ceden por un puñado de dólares a los yanquis para establecer sus bases militares no constituyera una amenaza a la soberanía.
El Estado Español, en su forma centralista actual, es el resultado de un largo proceso en el curso del cual se ha manifestado la resistencia activa o pasiva de las nacionalidades a su forzosa integración. Recordemos que tras la unión de Castilla y Aragón con el reinado de los Reyes Católicos, después de la toma de Granada, que completo la reconquista, ni Euzkadi ni Cataluña ni Galicia llegaron a fundirse con ese centro de lo que habría de ser más tarde el Estado español, tal como le conocemos en la época moderna.
No cabe la menor duda que Cataluña, Euzkadi y Galicia jugaron un papel importantísimo en el desarrollo político, económico y cultural en España. Y a lo largo de la reconquista en que van reagrupándose los distintos pueblos peninsulares, el pueblo Vasco, Catalán y Gallego defienden y mantienen, no sin sangre, sus leyes y organizaciones originales, que son reconocidos y respetados por las distintas monarquías, que en luchas fratricidas aspiraban a la dominación de todo el territorio peninsular. Después en el primer tercio del siglo XIX se caracteriza España por lo que podríamos llamar el fin del Antiguo régimen, que fue la consecuencia de la caída de Carlos IV y la entrada de las tropas Francesas con José I como rey. Luego la guerra de la Independencia y la convocatoria de las Cortes de Cádiz representan el comienzo de una expresión de un mundo joven que intenta abrirse camino y que apenas duro unos años al volver al poder la monarquía absolutista de Fernando VII.
El absolutismo fue la expresión desesperada de ese mundo ya muerto, que quería a toda costa seguir manteniendo los privilegios de la aristocracia. Después vendría el alzamiento constitucional de Riego, donde los liberales intentan de nuevo el poder. Pero la represión, el asesinato legal desde el trono, son las armas con las que se combaten las ideas liberales. El 7 de noviembre de 1823, Riego es arrastrado, apaleado y conducido al patíbulo, así como la ejecución de Mariana Pineda y tantos otros. Larra es sin duda el personaje más crítico y lucido de esta época. En 1833 fue la última medida fundamental en el sentido de un centralismo creciente al crearse oficialmente la configuración de las provincias españolas que todavía hasta hace poco fueron vigentes.
Después hubo que esperar la segunda República para que Cataluña volviera a recuperar su autonomía, que con la sublevación del fascismo y su cruenta guerra civil fue de nuevo abolida y fusilado su presidente. A la muerte del dictador se instaura la Democracia se cambian las provincia por Comunidades Autónomas y ahora treinta años después. Con la lucha fratricida entre conservadores y liberales se vuelve a las andadas y todo porque en España los conservadores siguen siendo un amplio abanica, que va desde la ultra derecha más fascista, hasta la gran mayoría del partido Socialista; ya que la mayoría de sus dirigentes fueron adoctrinados a través de los largos años de la dictadura Franquista.
Como bien digo la República hubiera ya solucionado este delicado asunto, pero también estoy convencido que con buena voluntad, también se podría solucionar con esta constitución, creada después de la muerte del dictador, y aunque fue muy moderada en sus artículos preconiza el ideal de la democracia y la igualdad entre todos los Españoles. Eso sí abra que modernizarla y con buena voluntad si se puede solucionar y comprender que España por todo lo dicho es un Estado multinacional y por tanto porque no Federal.
Sí, será difícil hacer comprender a la mayoría todo esto, porque ya se descubrió en el siglo pasado; que la libertad sin igualdad de oportunidades es una quimera. Que es en realidad lo que sucede en esta “Democracia Orgánica” donde la monarquía y su entorno controlan todo el poder, a través de lo que yo llamo «la dictadura de la ley». Es verdad que la monarquía, hoy no es absolutista, ni tirana como Fernando VII o mismo como su abuelo Alfonso XIII; pero ellos tampoco poseían el poder de intoxicación de los medios de difusión de hoy. Por eso tendremos que esperar a que acabe el e Juan Carlismo y la influencia de la greca que esta ya muriendo y su posible sucesor Felipe VI, para intentar el avenimiento de la tercera República, que como dice el refranero seria la vencida.
Por eso para finalizar, ocultar estas realidades, minimizar sus posibles efectos o adoptar actitudes inmovilistas será una ceguera imperdonable que no podemos ni debemos permitirnos.
POLgarcia