eenriquee
04-mar.-2012, 06:29
Un militar romano era principalmente un peatón, conquistaron media Europa a pié, el Norte de África, y Oriente Próximo. No era de su agrado el barco, aunque en ocasiones no tenían más remedio que utilizarlo como medio de transporte. El caballo tampoco le gustaba demasiado, y los motivos son diversos.
Para empezar el caballo nunca fue un animal abundante en la península italiana por lo que jamás llegó a tener la importancia y el significado casi divino que le daban otros pueblos como los celtas o hispanos. Así mismo necesitaba de muchos cuidados y atención, por lo que era un animal muy caro, por eso los romanos apenas lo tenían en cuenta en sus ejércitos.
Esta situación cambia tras las derrotas bélicas con el cartaginés Anibal y más tarde con los germanos. Roma ya es un imperio, y empieza a darse cuenta que sus fronteras no podían defenderse solo a pié, que eso era un error y forzosamente se ponen manos a la obra para reconvertir esta situación.
Sea crea en todas sus legiones una unidad de caballería de élite. La misma agrupa a unos 120 jinetes o caballeros ordenados en cuatro escuadrones o turmas, formada cada una de ellas por unos 30 legionarios.
El entrenamiento era durísimo, con un manejo sin fallos de la cabalgadura, con la máxima dificultad de que por entonces aún no se conocía el estribo. Además, se exigía montar y desmontar al paso, lanzar con soltura la jabalina al galope, soportar interminables patrullas y tener conocimiento sobre la salud y el mantenimiento de estos animales. Estos jinetes tenían un sueldo algo más elevado que el resto.
Estas unidades de élite de caballería se complementaban con otras, mediante el reclutamiento en aquellos pueblos con tradición ecuestre ( celtíberos, númidas, tracios, etc). Se formaban alas de caballería que podían alcanzar más de ochocientos jinetes, y que se utilizaban para descargar a los legionarios romanos de las tareas más difíciles.
Con la promesa de una futura ciudadanía, estos jinetes de segunda categoria se puede decir se enfrentaban con los problemas verdaderamente duros, montando con una gran eficacia, ya que sus compañeros romanos de armas estaban lejos de su solvencia con el caballo. La caballería propiamente romana en realidad nunca fue un elemento significativo en sus ejércitos.
Roma no podía tener una caballería solvente solo con soldados romanos, por eso tuvo que recurrir a foráneos con el riesgo que esto siempre conlleva, aunque en general fueron de una gran utilidad para el poder romano.
Comandados por oficiales romanos, con el tiempo acabaron por ser fundamentales para luchar contra los bandidos, y para mantener seguras las fronteras.
Saludos
Para empezar el caballo nunca fue un animal abundante en la península italiana por lo que jamás llegó a tener la importancia y el significado casi divino que le daban otros pueblos como los celtas o hispanos. Así mismo necesitaba de muchos cuidados y atención, por lo que era un animal muy caro, por eso los romanos apenas lo tenían en cuenta en sus ejércitos.
Esta situación cambia tras las derrotas bélicas con el cartaginés Anibal y más tarde con los germanos. Roma ya es un imperio, y empieza a darse cuenta que sus fronteras no podían defenderse solo a pié, que eso era un error y forzosamente se ponen manos a la obra para reconvertir esta situación.
Sea crea en todas sus legiones una unidad de caballería de élite. La misma agrupa a unos 120 jinetes o caballeros ordenados en cuatro escuadrones o turmas, formada cada una de ellas por unos 30 legionarios.
El entrenamiento era durísimo, con un manejo sin fallos de la cabalgadura, con la máxima dificultad de que por entonces aún no se conocía el estribo. Además, se exigía montar y desmontar al paso, lanzar con soltura la jabalina al galope, soportar interminables patrullas y tener conocimiento sobre la salud y el mantenimiento de estos animales. Estos jinetes tenían un sueldo algo más elevado que el resto.
Estas unidades de élite de caballería se complementaban con otras, mediante el reclutamiento en aquellos pueblos con tradición ecuestre ( celtíberos, númidas, tracios, etc). Se formaban alas de caballería que podían alcanzar más de ochocientos jinetes, y que se utilizaban para descargar a los legionarios romanos de las tareas más difíciles.
Con la promesa de una futura ciudadanía, estos jinetes de segunda categoria se puede decir se enfrentaban con los problemas verdaderamente duros, montando con una gran eficacia, ya que sus compañeros romanos de armas estaban lejos de su solvencia con el caballo. La caballería propiamente romana en realidad nunca fue un elemento significativo en sus ejércitos.
Roma no podía tener una caballería solvente solo con soldados romanos, por eso tuvo que recurrir a foráneos con el riesgo que esto siempre conlleva, aunque en general fueron de una gran utilidad para el poder romano.
Comandados por oficiales romanos, con el tiempo acabaron por ser fundamentales para luchar contra los bandidos, y para mantener seguras las fronteras.
Saludos