Lucian
08-feb.-2012, 16:59
Estos días no nos serán devueltos.
Seamos entonces diligentes en nuestra labor de vivirlos mientras estemos aquí todavía y hagamos de ellos lo que corresponde. Exprimámoslos uno a uno, desgajémoslos y saboreémoslos con toda el alma.
Cada año que pasa es como un cartel al costado de una ruta que nos informa la distancia que nos queda hasta la muerte.
Si pasadas las décadas te encuentras sola en tu habitación y vaciaras el contenido de una caja guardada con todo el recelo del que eres capaz hacia un objeto, y se desparramaran sobre la cama estas hojas, estas palabras, algunas fotos entre las que resaltaría aquella en la que llevas mi camisa abierta,
dejando ver las puntas de tus dedos sobresaliendo debajo de las mangas mientras sostienes un cigarrillo sentada en las escaleras, el pequeño ejemplar con poemas seleccionados de distintos autores,
el reloj sin agujas que te regalé para que recuerdes en todo momento
cómo fue que el tiempo en nosotros fracasó y se fue arrastrando
su derrota quien sabe por cuales rumbos;en ese momento, pequeña,
¿las nieves que revistan las cimas de tus sienes no serían sinónimo de victoria?
¿No acariciarías tu corazón como acarician los jinetes a sus
caballos en agradecimiento por haberte hecho recorrer la
llanura de la vida al galope, que es como debe ser?
Y no terminaría allí; pues todavía seguiríamos juntos, viviendo
como queremos vivir ahora; la diferencia sería que lo haríamos
a través de los sueños que tendrán en épocas lejanas, un poeta
confundido y una jovencita con credenciales de ángel.
Seamos entonces diligentes en nuestra labor de vivirlos mientras estemos aquí todavía y hagamos de ellos lo que corresponde. Exprimámoslos uno a uno, desgajémoslos y saboreémoslos con toda el alma.
Cada año que pasa es como un cartel al costado de una ruta que nos informa la distancia que nos queda hasta la muerte.
Si pasadas las décadas te encuentras sola en tu habitación y vaciaras el contenido de una caja guardada con todo el recelo del que eres capaz hacia un objeto, y se desparramaran sobre la cama estas hojas, estas palabras, algunas fotos entre las que resaltaría aquella en la que llevas mi camisa abierta,
dejando ver las puntas de tus dedos sobresaliendo debajo de las mangas mientras sostienes un cigarrillo sentada en las escaleras, el pequeño ejemplar con poemas seleccionados de distintos autores,
el reloj sin agujas que te regalé para que recuerdes en todo momento
cómo fue que el tiempo en nosotros fracasó y se fue arrastrando
su derrota quien sabe por cuales rumbos;en ese momento, pequeña,
¿las nieves que revistan las cimas de tus sienes no serían sinónimo de victoria?
¿No acariciarías tu corazón como acarician los jinetes a sus
caballos en agradecimiento por haberte hecho recorrer la
llanura de la vida al galope, que es como debe ser?
Y no terminaría allí; pues todavía seguiríamos juntos, viviendo
como queremos vivir ahora; la diferencia sería que lo haríamos
a través de los sueños que tendrán en épocas lejanas, un poeta
confundido y una jovencita con credenciales de ángel.