Lucian
08-feb.-2012, 16:58
Tengo una vida para cada cosa en este mundo: una vida para despertar temprano, renegar de la creciente perdición de la sociedad de la que me ponen al tanto los diversos medios de comunicación y olvidarlo todo para ir a ocupar mi puesto de trabajo; una vida para
invertirla en mis amistades, ocuparme en los asuntos que les son causa de aflicción y procurarles alivio; una vida para dedicarla a mi familia; con
el tamaño justo que precisan los momentos de goce y dificultades que experimento con mis padres y hermanos. Tengo una vida para cantar, para fumar, para extrañar, para escribir, para mojarme con la lluvia, para tener miedo, valor, rabia, para bailar, mentir; tengo una vida para morir.
Todas y cada una de esas vidas están en su justo lugar; libres de toda
avería, limpias de toda falla pero ¿sabes? entre tantas vidas activas, enérgicas,
tengo una que duerme, tranquila, cansada, algo dolida. Una vida que espera,
que yace en silencio; que tiene por delante un largo par de inviernos y que
viene de sobrevivir muchos otros y que ve más allá, en un tiempo vestido
de cercanía, paseos vespertinos por los canales de Brujas; pedidos de
autógrafos a pianistas muertos; mariposas de papel adornando un cuarto
embebido en vapor de café y aroma de tabaco. Ella espera, aún
espera... y sabe que lo vale.
invertirla en mis amistades, ocuparme en los asuntos que les son causa de aflicción y procurarles alivio; una vida para dedicarla a mi familia; con
el tamaño justo que precisan los momentos de goce y dificultades que experimento con mis padres y hermanos. Tengo una vida para cantar, para fumar, para extrañar, para escribir, para mojarme con la lluvia, para tener miedo, valor, rabia, para bailar, mentir; tengo una vida para morir.
Todas y cada una de esas vidas están en su justo lugar; libres de toda
avería, limpias de toda falla pero ¿sabes? entre tantas vidas activas, enérgicas,
tengo una que duerme, tranquila, cansada, algo dolida. Una vida que espera,
que yace en silencio; que tiene por delante un largo par de inviernos y que
viene de sobrevivir muchos otros y que ve más allá, en un tiempo vestido
de cercanía, paseos vespertinos por los canales de Brujas; pedidos de
autógrafos a pianistas muertos; mariposas de papel adornando un cuarto
embebido en vapor de café y aroma de tabaco. Ella espera, aún
espera... y sabe que lo vale.