PDA

Ver la Versión Completa : Segunda Carta.



Lucian
08-feb.-2012, 16:57
En esta parte debía ir algo para saltearme el clásico saludo epistolar; ya sabes, esa
inclinación mía hacia las variantes buscando darles un nuevo sentido a lo ya conocido,
pero la ansiedad por ir directo al punto hizo que olvidará aquello que haría - a fuerza de algunos empujones
y gruñidos- encajar como saludo. Anoche, no sé bien si lo soñé o estaba despierto; o si
despierto soñaba, que el cielo se abría ante mí y una pupila enorme, más grande y radiante
que el sol, se posaba sobre mí. Tan aterrador escrutinio a mi alma hizo que empezara a temblar y mi corazón buscaba salir por mi boca cuando de pronto un frescor leve, que poco a poco se fue intensificando a medida que se acercaba, un frescor como aquél que sientes cuando te apoyan un paño frío buscando obstaculizar la fiebre, o como el que sientes cuando de pronto abres las ventanas en plena tarde otoñal allá en Brujas, un frescor así, decía, fue ganando terreno en mí y entonces me vi envuelto en un par de alas casi de mi tamaño; eran suaves y al mismo tiempo fuertes. La sensación de protección hizo que los espasmos cedan y la pupila se desvaneció con el soplido de aquél ser alado; un soplido tranquilo; tan natural fue, que pensé que esa criatura, o bien tiene que lidiar con cosas semejantes a diario, o bien no hay nada en toda la existencia que le cause algún temor. Me apoyó una mano en el hombro y me empujo suavemente hacia abajo, indicándome así que me sentara; yo obedecí y después de ponerse detrás mío, se sentó también; apoyaba la cara detrás de mi hombro y buscaba con una mano mi mejilla mientras que con la otra me sujetaba por el abdomen y tenía las piernas tendidas a mis costados; después de esto, oí el crujido más encantador de mi vida; el de sus alas tendiéndose nuevamente sobre mí, sobre ambos; cada pluma daba lugar a la otra generando aquél crujido que te digo, tan hermoso como la misma música.¡Si hubieras podido sentir tal suavidad, respirar tan excelso perfume!. En ese mismo momento caí rendido de encanto, aunque sé que hablamos, que hablamos de muchas cosas; desde la poesía de Baudelaire, hasta cómo sería una mañana viviendo conmigo en un cuarto en Barcelona. ¿Te ha pasado así alguna vez? No sé por qué pero presiento que algo tenés que ver en todo esto y sé que estás admitiendo justo ahora que no me equivoco.