Caballero Blanco
05-ago.-2011, 22:38
Espero que me ayuden con el marco legal de mi libro, cualquier ayuda es bien venida.
Soy de Tijuana, B.C, México.
Les dejo un tramo de mi escrito, espero que me ayuden para poder RECONOCER donde puedo registrar mi libro (es mucho mas larga la historia) gracias.
“El Bomboncito Rojo”
A partir del 24 de julio del 2011
Introducción:
Eran las 3:36 am, nos encontrábamos acostados en la cama, frente a frente. Yo del lado izquierdo y ella en el derecho. Ella viéndome con la mirada profunda de sus ojos verdes que la caracterizan. Yo tranquilo y sin habla, pero sin bajar la mirada.
Era cierto, ella era la más hermosa que había visto jamás. Con ninguna otra mujer de las que había conocido o visto en mi vida podía comparar su belleza. Su figura curvilínea y su rostro hermoso eran dos de las características de su cuerpo y parte de su esencia.
No sabia si estar ahí en su cama a esas horas de la noche era lo más correcto, pero no podía irme… quería seguir admirándola.
1.-Cuando la conocí
Fue algo increíble cuando la vi...
“Sus hermosos cabellos de un color rojo pasión, se desenvolvían por sus hombros como olas en la playa. Su manera de caminar era tan sutil y elegante como el movimiento de las aves en el aire. Su figura era tan perfecta como el diseño del circulo”.
Yo era un hombre joven de 32 años, reconocido por mis valores, respetable, … y un hombre casado. Casado con una hermosa y joven mujer de 27 años pero es que aquella… aquella mujer había activado algo en mi.
De repente abrí los ojos tanto como pude para no perder de vista ninguno de sus movimientos. Mis manos empezaron a sudar el libro que en ese momento estaba entre mis manos y la incredulidad se apoderaba de mí, al no reconocer lo que me ocurría en ese momento.
Me acerque muy lentamente, hasta tenerla a una distancia considerablemente cerca para poder admirar aquel cuerpo tan increíblemente bello. Con el deseo que irradiaba su cuerpo hacia mi, ganas no me hacían falta de correr y arrebatarle un beso y algo más que eso.
En ese preciso momento mi cabeza se lleno de deseo, mas no de lujuria. Mi cuerpo reacciono rápidamente ante aquellos encantos, sin embargo a mi mediana edad, y con mi experiencia de casado, me di cuenta que no era capaz de controlar mi propio instinto.
Tanta precisión, tanta belleza, tanta seducción, había acabado con mi realidad.
YO, un hombre respetable, de valores, joven, con dinero, casado en una familia unida con una joven esposa la cual era maravillosa y 2 hijas producto de un amor puro y sincero ¿Qué mas podía pedir?... e ahí mi ultimo deseo ¿o capricho?.
Tanto que tenia y lo olvide en un santiamén…
-Hola.- le dije con una seguridad que me seria indescriptible decir de donde la obtuve.
-Hola- me respondió sin levantar el rostro y con una voz tan dulce, seductora y normal a la vez, mientras veía un libro.
-¿Pretendes comprar ese libro?.- le comente con intenciones de saber mas de ella.
-Pues, no lo se… creo que esto del romanticismo me parece muy difícil de creer.- me respondió con una mirada perdida y sonrisa en su rostro, esto mientras colocaba el libro de el famoso autor “Gabriel García Márquez” “El amor en los tiempos del cólera” en la repisa que lo había tomado. Me volteo a ver y pude notar en su rostro rasgos de sorpresa.
Para ser dueño de una empresa, lo cual yo era, se requería de mucha seguridad, autoridad y confianza. Aparte de eso yo había aprendido a leer los rasgos faciales algo que me permitía reconocer cuando mis trabajadores me intentaban engañar ya que solo se quedaban en intentos.
Estaba completamente seguro que no esperaba que alguien como yo le fuera a lo que parecía… “Coquetearle” y es que, aunque tuviera 32, yo parecía de 25, y aparte poseía un cuerpo esbelto-atlético, ojos marrones claros, tez caucásica y pelo negro. Para ese momento yo había salido del trabajo e iba con mi respectivo traje.
Yo pude notar rápidamente como aquella joven y hermosa mujer, que parecía de 23, me volteo a ver de arriba a abajo con sus par de ojos verdes hermosos y profundos. En ese momento supe que había captado su atención sin embargo mi falta de práctica con las mujeres en el ligue se había hecho anticuada, sobre todo por que yo era un hombre de ideas muy conservadoras. A pesar de mis ideas conservadoras opte por actuar de manera juvenil, y el joven que tenia dentro apareció de entre lo mas profundo de mi ser.
-O, perdón, ¿Qué tal tu, que lees?.- me dijo y pregunto con su voz hermosa.
Yo había ido a esa librería para llevarle el libro de “Romeo y Julieta” a mi hija Isel, pero no podía decirle que tenía una hija, así que en lo que pensaba que responderle ella voltea a ver el libro de “Romeo y Julieta” que tenia entre mis
manos, y me dice.
-Me doy cuenta… estas leyendo “Romeo y Julieta”, una historia muy romántica, aunque trágica.
A lo que respondí.
-La verdad es que… tanto tiempo oyendo acerca de esa historia y no saber de ella, me pareció que era tiempo de leer algo de Shakespeare.
Me sonrió con sus labios pintados por su labial de un color rojo intenso.
-Con que así es. Te lo recomiendo mucho. Lastima que los hombres de hoy ya no son así.-entonces interrumpidos por un corto silencio le pregunte.
-Y tu, ¿trabajas aquí?.
-No, vengo… de curiosa… como tu. Solo que a mi ya se me acabaron las historias románticas. Ahora solo leo cosas reales como leyes y geografía.- en eso soltó otra discreta carcajada.
-Oh leyes… es mi desayuno del día. Pero regresando a lo que dices de que los hombres ya no son como antes; me haces pensar que esta…bas, o estas entonces en busca de un príncipe azul que te diga palabras hermosas, como dicen que lo hacia “Romero” por “Julieta”.
-Así es.-me dijo en un tono cortante y seco.- estaba… ya no creo en las palabras de los hombres, es mas… no se que hago aquí hablando contigo.
-Ah, lo que ocurre es que yo no soy un hombre, soy un príncipe que finge ser un hombre para encontrar a una princesa. Una bruja mala y fea me embrujo para que el día que me encontrara con mi princesa me desencantara con un beso y recobrara mi estado de “Príncipe”.
Su rostro, de un estado cortante y seco, cambio con una sonrisa tan letalmente sensual que me daban ganas de arrebatarle un beso en ese momento y sin dar explicaciones. Pero controle mis instintos y mi cuerpo tanto, pero tanto, que hasta yo mismo me sorprendí del autocontrol que obtuve en esos instantes.
Aunque era fuerte, en el sentido de mi cuerpo, me daba cuenta que frente a ella todo el mundo se me olvidaba, incluyendo, específicamente, mi familia…
-No se si todo lo que dices es verdad.
-Sabes, soy muy difícil de manipular o seducir… puede que estés perdiendo tu tiempo ahora mismo, pero tengo que decir sinceramente que eres muy guapo, y te vez muy joven. No conozco tu estado, si eres soltero, si estas en una relación o cualquier otra cosa… y no parece que lo estés, pero aun así te vez demasiado perfecto para que seas real.-se volteo y siguió su camino. En eso seguí mi camino hacia el mostrador donde compre el libro de “Romeo y Julieta” que mi hija me había pedido
Aquello había marcado el primer Jonrón de mi parte. No intentaba jugar con esta chica así que opte por esperarla fuera de la librería. Cuando salió ya, me acerque y le dije:
-Oye, cuando estábamos dentro de la biblioteca dijiste que me veo demasiado perfecto para ser real. Quiero demostrarte que puedo ser mas que perfecto para ti…-No sabia realmente lo que decía, pero el deseo hablaba por mí.-que te parece si me das tu numero y en alguna ocasión que puedas y quieras salimos.
Sabia que estaba apunto de morder el anzuelo… y efectivamente, lo había mordido.
-Esta bien, tu ganas, pero no te daré mi numero.- sin perder de vista sus ojos, sonreí y asentí con la cabeza mientras guardaba la pluma con la que pretendía escribir su numero.
-¿Entonces a donde decides que te invite? Princesa.
Sonriendo me responde.
-Pues, sorpréndeme, ¿A dónde te gustaría invitar a cenar a una princesa como yo?.
-Una princesa como tú merece ir a cenar al restaurante más caro de la ciudad y mucho más… sin embargo, te sorprenderé. ¿Dime a que horas puedo pasar por ti y en donde?
Su silencio empezó a juguetear conmigo y eso me volvía loco, pero yo disimulaba muy bien mi locura y dejaba que su juego me manipulara.
-A las 8 en el café que esta enfrente de la plaza hidalgo.
-Esta bien… entonces, hasta la noche nos veremos hermosa princesa.-me acerque hasta acercar el calor de mis labios en los suyos, pero al final le di un beso en la mejilla.
-Adiós princesa.
Soy de Tijuana, B.C, México.
Les dejo un tramo de mi escrito, espero que me ayuden para poder RECONOCER donde puedo registrar mi libro (es mucho mas larga la historia) gracias.
“El Bomboncito Rojo”
A partir del 24 de julio del 2011
Introducción:
Eran las 3:36 am, nos encontrábamos acostados en la cama, frente a frente. Yo del lado izquierdo y ella en el derecho. Ella viéndome con la mirada profunda de sus ojos verdes que la caracterizan. Yo tranquilo y sin habla, pero sin bajar la mirada.
Era cierto, ella era la más hermosa que había visto jamás. Con ninguna otra mujer de las que había conocido o visto en mi vida podía comparar su belleza. Su figura curvilínea y su rostro hermoso eran dos de las características de su cuerpo y parte de su esencia.
No sabia si estar ahí en su cama a esas horas de la noche era lo más correcto, pero no podía irme… quería seguir admirándola.
1.-Cuando la conocí
Fue algo increíble cuando la vi...
“Sus hermosos cabellos de un color rojo pasión, se desenvolvían por sus hombros como olas en la playa. Su manera de caminar era tan sutil y elegante como el movimiento de las aves en el aire. Su figura era tan perfecta como el diseño del circulo”.
Yo era un hombre joven de 32 años, reconocido por mis valores, respetable, … y un hombre casado. Casado con una hermosa y joven mujer de 27 años pero es que aquella… aquella mujer había activado algo en mi.
De repente abrí los ojos tanto como pude para no perder de vista ninguno de sus movimientos. Mis manos empezaron a sudar el libro que en ese momento estaba entre mis manos y la incredulidad se apoderaba de mí, al no reconocer lo que me ocurría en ese momento.
Me acerque muy lentamente, hasta tenerla a una distancia considerablemente cerca para poder admirar aquel cuerpo tan increíblemente bello. Con el deseo que irradiaba su cuerpo hacia mi, ganas no me hacían falta de correr y arrebatarle un beso y algo más que eso.
En ese preciso momento mi cabeza se lleno de deseo, mas no de lujuria. Mi cuerpo reacciono rápidamente ante aquellos encantos, sin embargo a mi mediana edad, y con mi experiencia de casado, me di cuenta que no era capaz de controlar mi propio instinto.
Tanta precisión, tanta belleza, tanta seducción, había acabado con mi realidad.
YO, un hombre respetable, de valores, joven, con dinero, casado en una familia unida con una joven esposa la cual era maravillosa y 2 hijas producto de un amor puro y sincero ¿Qué mas podía pedir?... e ahí mi ultimo deseo ¿o capricho?.
Tanto que tenia y lo olvide en un santiamén…
-Hola.- le dije con una seguridad que me seria indescriptible decir de donde la obtuve.
-Hola- me respondió sin levantar el rostro y con una voz tan dulce, seductora y normal a la vez, mientras veía un libro.
-¿Pretendes comprar ese libro?.- le comente con intenciones de saber mas de ella.
-Pues, no lo se… creo que esto del romanticismo me parece muy difícil de creer.- me respondió con una mirada perdida y sonrisa en su rostro, esto mientras colocaba el libro de el famoso autor “Gabriel García Márquez” “El amor en los tiempos del cólera” en la repisa que lo había tomado. Me volteo a ver y pude notar en su rostro rasgos de sorpresa.
Para ser dueño de una empresa, lo cual yo era, se requería de mucha seguridad, autoridad y confianza. Aparte de eso yo había aprendido a leer los rasgos faciales algo que me permitía reconocer cuando mis trabajadores me intentaban engañar ya que solo se quedaban en intentos.
Estaba completamente seguro que no esperaba que alguien como yo le fuera a lo que parecía… “Coquetearle” y es que, aunque tuviera 32, yo parecía de 25, y aparte poseía un cuerpo esbelto-atlético, ojos marrones claros, tez caucásica y pelo negro. Para ese momento yo había salido del trabajo e iba con mi respectivo traje.
Yo pude notar rápidamente como aquella joven y hermosa mujer, que parecía de 23, me volteo a ver de arriba a abajo con sus par de ojos verdes hermosos y profundos. En ese momento supe que había captado su atención sin embargo mi falta de práctica con las mujeres en el ligue se había hecho anticuada, sobre todo por que yo era un hombre de ideas muy conservadoras. A pesar de mis ideas conservadoras opte por actuar de manera juvenil, y el joven que tenia dentro apareció de entre lo mas profundo de mi ser.
-O, perdón, ¿Qué tal tu, que lees?.- me dijo y pregunto con su voz hermosa.
Yo había ido a esa librería para llevarle el libro de “Romeo y Julieta” a mi hija Isel, pero no podía decirle que tenía una hija, así que en lo que pensaba que responderle ella voltea a ver el libro de “Romeo y Julieta” que tenia entre mis
manos, y me dice.
-Me doy cuenta… estas leyendo “Romeo y Julieta”, una historia muy romántica, aunque trágica.
A lo que respondí.
-La verdad es que… tanto tiempo oyendo acerca de esa historia y no saber de ella, me pareció que era tiempo de leer algo de Shakespeare.
Me sonrió con sus labios pintados por su labial de un color rojo intenso.
-Con que así es. Te lo recomiendo mucho. Lastima que los hombres de hoy ya no son así.-entonces interrumpidos por un corto silencio le pregunte.
-Y tu, ¿trabajas aquí?.
-No, vengo… de curiosa… como tu. Solo que a mi ya se me acabaron las historias románticas. Ahora solo leo cosas reales como leyes y geografía.- en eso soltó otra discreta carcajada.
-Oh leyes… es mi desayuno del día. Pero regresando a lo que dices de que los hombres ya no son como antes; me haces pensar que esta…bas, o estas entonces en busca de un príncipe azul que te diga palabras hermosas, como dicen que lo hacia “Romero” por “Julieta”.
-Así es.-me dijo en un tono cortante y seco.- estaba… ya no creo en las palabras de los hombres, es mas… no se que hago aquí hablando contigo.
-Ah, lo que ocurre es que yo no soy un hombre, soy un príncipe que finge ser un hombre para encontrar a una princesa. Una bruja mala y fea me embrujo para que el día que me encontrara con mi princesa me desencantara con un beso y recobrara mi estado de “Príncipe”.
Su rostro, de un estado cortante y seco, cambio con una sonrisa tan letalmente sensual que me daban ganas de arrebatarle un beso en ese momento y sin dar explicaciones. Pero controle mis instintos y mi cuerpo tanto, pero tanto, que hasta yo mismo me sorprendí del autocontrol que obtuve en esos instantes.
Aunque era fuerte, en el sentido de mi cuerpo, me daba cuenta que frente a ella todo el mundo se me olvidaba, incluyendo, específicamente, mi familia…
-No se si todo lo que dices es verdad.
-Sabes, soy muy difícil de manipular o seducir… puede que estés perdiendo tu tiempo ahora mismo, pero tengo que decir sinceramente que eres muy guapo, y te vez muy joven. No conozco tu estado, si eres soltero, si estas en una relación o cualquier otra cosa… y no parece que lo estés, pero aun así te vez demasiado perfecto para que seas real.-se volteo y siguió su camino. En eso seguí mi camino hacia el mostrador donde compre el libro de “Romeo y Julieta” que mi hija me había pedido
Aquello había marcado el primer Jonrón de mi parte. No intentaba jugar con esta chica así que opte por esperarla fuera de la librería. Cuando salió ya, me acerque y le dije:
-Oye, cuando estábamos dentro de la biblioteca dijiste que me veo demasiado perfecto para ser real. Quiero demostrarte que puedo ser mas que perfecto para ti…-No sabia realmente lo que decía, pero el deseo hablaba por mí.-que te parece si me das tu numero y en alguna ocasión que puedas y quieras salimos.
Sabia que estaba apunto de morder el anzuelo… y efectivamente, lo había mordido.
-Esta bien, tu ganas, pero no te daré mi numero.- sin perder de vista sus ojos, sonreí y asentí con la cabeza mientras guardaba la pluma con la que pretendía escribir su numero.
-¿Entonces a donde decides que te invite? Princesa.
Sonriendo me responde.
-Pues, sorpréndeme, ¿A dónde te gustaría invitar a cenar a una princesa como yo?.
-Una princesa como tú merece ir a cenar al restaurante más caro de la ciudad y mucho más… sin embargo, te sorprenderé. ¿Dime a que horas puedo pasar por ti y en donde?
Su silencio empezó a juguetear conmigo y eso me volvía loco, pero yo disimulaba muy bien mi locura y dejaba que su juego me manipulara.
-A las 8 en el café que esta enfrente de la plaza hidalgo.
-Esta bien… entonces, hasta la noche nos veremos hermosa princesa.-me acerque hasta acercar el calor de mis labios en los suyos, pero al final le di un beso en la mejilla.
-Adiós princesa.