Lucian
26-jul.-2011, 11:52
Si uno mira con atención; si no está sujeto a los mandatos del reloj.
Si no tiene nada ni nadie aguardando del otro lado, podría, fácilmente,
salir a caminar por algún lugar concurrido y sorprenderse con las
similitudes de aquellos rostros y nuestros sueños.
Esos que nos atrevemos a soñar en lo más íntimo de nuestro
cuarto.
Cuántas veces no salí yo a naufragar en esos mares de ojos, narices,
labios, de distintos tonos, con distinas expresiones. ¡Me cruce tantas
veces con la mujer a la que le rogaría me deje dormir en su regazo y
con sus manos me acaricie para calmar esta fiebre por tanta vida
desdichada!
La encontré en rostros morenos y blancos; de veinte y hasta de
cincuenta primaveras. Ella habita allá afuera, en esos rostros
tan delicados; rostros que dan gritos de orgullo de mujer. Y también
vi a mi hijo correteando entre los árboles; con dos manzanas en las
mejillas y el sol en la sonrisa.
Qué feliz llegaría yo a viejo, viendo crecer a la sangre de mi sangre.
Pero son solamente sueños y los sueños tienden a saltar de un lado
a otro, escapando de quienes los persiguen y refugiandose justo en
quienes no los esperan.
Si no tiene nada ni nadie aguardando del otro lado, podría, fácilmente,
salir a caminar por algún lugar concurrido y sorprenderse con las
similitudes de aquellos rostros y nuestros sueños.
Esos que nos atrevemos a soñar en lo más íntimo de nuestro
cuarto.
Cuántas veces no salí yo a naufragar en esos mares de ojos, narices,
labios, de distintos tonos, con distinas expresiones. ¡Me cruce tantas
veces con la mujer a la que le rogaría me deje dormir en su regazo y
con sus manos me acaricie para calmar esta fiebre por tanta vida
desdichada!
La encontré en rostros morenos y blancos; de veinte y hasta de
cincuenta primaveras. Ella habita allá afuera, en esos rostros
tan delicados; rostros que dan gritos de orgullo de mujer. Y también
vi a mi hijo correteando entre los árboles; con dos manzanas en las
mejillas y el sol en la sonrisa.
Qué feliz llegaría yo a viejo, viendo crecer a la sangre de mi sangre.
Pero son solamente sueños y los sueños tienden a saltar de un lado
a otro, escapando de quienes los persiguen y refugiandose justo en
quienes no los esperan.