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Ver la Versión Completa : Cadaveres de Famosos Robados



Guanche
24-jul.-2011, 21:30
Hay un recuento macabro, el robo de cadaveres de famosos, politicos, artistas, etc

(ojo, sin contar las momias y restos antropologicos y arqueologiscos, que son capitulo aparte)

Podemos empezar con el que me dio pie para el post:


CHARLIE CHAPLIN "CHARLOT"

Tres meses despues de su muerte, en la madrugada del 1 al 2 de marzo de 1978 dos delincuentes polacos, Wardar y Ganev, entraron en el pequeño cementerio de la localidad suiza de Corsier-sur-Vevey, y profanaron la tumba de Chaplin, llevandose el ataud con sus restos mortales.

Lo enterraron en un bosque a varios kilometros de alli, y llamaron a la familia para pedir rescate. Su viuda no quiso pagar nada, asegurando que : "Charlie lo hubiera encontrado ridiculo"

Por las escuchas telefonicas, fueron atrapados, y confesaron su motivacion monetaria.

Guanche
24-jul.-2011, 21:36
BENITO MUSSOLINI

Estos fueron los destinos del cadáver de Benito Mussolini después de que fuera descubierto y fusilado por un grupo de partisanos en Dongo, el 28 de abril de 1945. El Duce no descansó en paz ni aquel día, ni al día siguiente después de que su cuerpo, junto al de su amante Clara Petacci, fuera colgado cabeza abajo y golpeado, escupido, orinado e incluso mutilado públicamente en una plaza céntrica de Milán

El robo del cuerpo
La noche del 23 de abril de 1946, una vez acabada la Segunda Guerra Mundial, un grupo de simpatizantes fascistas robaron los restos del Duce sin saber muy bien qué hacer con ellos. Hasta dos semanas estuvo el cadáver peregrinando por las calles de Milán en el maletero de un coche. ¡Qué paradojas! El venerado y poderoso aliado de Hitler, símbolo de fortaleza en toda Europa, daba vueltas, muerto, escondido y olvidado, en el maletero de un vehículo, hasta que uno de sus ladrones decidió entregárselo a un sacerdote milanés del convento de Sant´Angelo. Los «carabinieri» abrieron un ataúd de otro muerto por si en él se encontraba el cadáver del Duce.

Los rumores crecían: «Se afirma que el general Enzo Galviati dirigió la operación del cementerio de Milán y que posee los restos mortales del Duce, enterrados en el jardín de una casa de Milán»; o «el cadáver de Mussolini está oculto en la isla de Brissago, en el lago suizo». Pero nada. Las noticias eran cada vez más rocambolescas, como aquella que informaba de que un grupo de «carabinieri» llegó a abrir el ataúd de otro muerto, en medio de un funeral, pensando que allí se encontraba el dictador; o aquella otra que aseguraba que uno de los detenidos había contraído «infección cadavérica» al tocar el cuerpo «parcialmente descompuesto de ex Duce», relataba este periódico.

Los restos del ex dictador, sin embargo, estuvieron desaparecidos varios meses, hasta que el sacerdote de Sant´Angelo informó al arzobispo de Milán, Ildefonso Schuster, y éste a su vez al Gobierno.
Mussolini, en un armario
Las autoridades eclesiásticas y el Gobierno decidieron esconder el cadáver, o lo que quedaba de él debido a las mutilaciones y el avanzado estado de descomposición, en el convento de Cerro Maggiore, provincia de Milán. Estuvo oculto debajo de altar hasta que el mal olor obligó al superior a trasladarlo a un pequeño armario, donde permaneció muchos años. El Gobierno italiano no quería devolver el cuerpo a la viuda de Mussolini ni contemplaba la posibilidad de brindarle un funeral público.

Así permaneció, en el más absoluto secreto, mientras los diarios seguían llenándose con extrañas especulaciones acerca de su paradero. En 1957, el Gobierno consideró que había llegado la hora de devolver los restos a la familia, que decidió darles por fin sepultura en la capilla familiar de San Cassiano. «Soy un hombre acabado, mi estrella se ha eclipsado», dijo Mussolini cuatro días antes de morir. «Sólo me apetece leer y esperar a que se cumpla mi destino». Y se cumplió… más de una década después.

Guanche
24-jul.-2011, 21:56
MARIA CALLAS

El 16 de septiembre de 1977 María se despertó en su casa de París. Desayunó en la cama y fue hacia el cuarto de baño. Tenía un dolor punzante en el costado izquierdo y se desmayó. Fue llevada otra vez a la cama y bebió un café fuerte. Reclamaron la presencia del médico del mayordomo, que salió inmediatamente hacia la residencia de Maria, quien murió antes de que llegara. Su funeral tuvo lugar el 20 de septiembre y su cuerpo fue incinerado en el cementerio parisino de Père Lachaise. Las razones de su muerte quedan poco claras: oficialmente se trató de una «crisis cardíaca», pero su incineracion hicieron imposible una autopsia. Su urna fúnebre fue robada y encontrada diez días más tarde. Tras su recuperación se dispersaron sus cenizas en el Mar Egeo.

Guanche
24-jul.-2011, 22:03
EVITA PERON

Esta historia es tan rocambolesca que voy a pegar un articulo bastate completo del caso

El último misterio de Eva Perón

En 1955, la dictadura de Aramburu secuestró el cadáver de Evita. Hoy se revela la historia del oficial de inteligencia Hamilton Díaz, que tuvo como misión enterrarla en Italia.

María Seoane


La historia del cadáver de Eva Perón, desde su secuestro en noviembre de 1955 de la sede de la CGT hasta el presente sigue siendo un laberinto mítico en el cual unas pistas pueden llevar a la verdad y otras, al encierro del enigma. Casi medio siglo más tarde Clarín está en condiciones de revelar —gracias a la documentación rescatada de los archivos del Ejército argentino— lo que podría ser el último gran misterio de esa saga: el rostro y el destino del coronel Hamilton Alberto Díaz, el oficial de inteligencia que representó un papel clave en aquellas jornadas macabras bajo el nombre falso de Giorgio Magistris.



Los personajes y los hechos

Se sabe que Evita fue embalsamada por el español Pedro Ara apenas muerta —26 de julio de 1952— y trasladada a la CGT luego de una de las exequias más imponentes del siglo XX. Después del derrocamiento de Perón en setiembre de 1955, asumió la jefatura del Servicio de Informaciones del Ejército (SIE) el coronel Eugenio de Moori Koenig, un militar ingresado al servicio en 1941, de un antiperonismo visceral. El SIE era, en ese momento, el lugar nuclear del régimen: la resistencia peronista era pacífica y violenta. Allí estaba cuando asumió la presidencia el general Pedro Eugenio Aramburu en noviembre del 55. Ese poder ilegítimo temió que la presencia de Evita fuera fuente de una resistencia sobrenatural, proporcional al amor que le profesaban millones de argentinos condenados a silenciar su pertenencia política. Aramburu encargó a Moori Koenig que hiciera desaparecer el cadáver de Evita de la CGT ese mismo mes. La historia señala que Moori Koenig tuvo una desenfrenada pasión necrofílica por Eva. Por miedo a que fuera recuperado por la resistencia, se dijo que el cadáver circuló en furgones, las oficinas del SIE en Viamonte y Callao, la casa del mayor de inteligencia Eduardo Arandía, que mató a su mujer embarazada por error porque la confundió con un supuesto enemigo que venía por la muerta; detrás de la pantalla del cine Rialto, en el edificio de Obras Sanitarias y otros lugares que la mente calenturienta de los espías consideraban agujeros secretos. Aramburu ordenó echar a Moori Koenig, en junio de 1956. Pero esa brasa caliente debía salir del territorio argentino: ella no se corrompía, pero corrompía al régimen. La presión del jefe de la Casa Militar, el marino Francisco Manrique, por avalar al teniente coronel Gustavo Adolfo Ortiz, a la sazón subjefe del SIE —oficial de artillería—, al frente del espionaje militar no prosperó. Aramburu se decidió por el coronel de inteligencia Héctor Eduardo Cabanillas —del arma de Infantería— un cuadro militar de probada fidelidad antiperonista (ver Cabanillas..., pág. 31). Parecía el adecuado para hacer desaparecer a la muerta más temida, acto que se transformaría en el mayor secreto de Estado de la historia del siglo XX, superado sólo por el destino de los desaparecidos.

Tal como publicó Clarín el 21 de diciembre de 1997 (ver El eslabón final), Aramburu decidió a instancias de su jefe de Granaderos, el entonces coronel Alejandro Agustín Lanusse —un antiperonista rabioso— realizar ante el sacerdote Francisco "Paco" Rotger —un catalán que pertenecía a la Compañía de San Pablo, de la orden del Cardenal Ferrari — los contactos con el Vaticano. Rotger había sido desde 1933 secretario del nuncio en la Argentina; en 1934, en ocasión del Congreso Eucarístico, había conocido estrechamente al delegado papal, Eugenio Paccelli, que luego se transformará en Pío XII. Rotger era íntimo amigo y confesor de los Lanusse. Casará a Alejandro con Illeana Bell. Desde la jefatura de Granaderos, Rotger asistió a Aramburu y fundó, bajo su orden, el Vicariato castrense. Según la versión que dará años más tarde Gustavo Adolfo Ortiz —su testimonio fue incluido en el libro "Evita", de Carlos De Nápoli, en 2003—, aconsejado por él y por Manrique, Aramburu decidió pedirle al Vaticano ayuda para "dar cristiana sepultura" al cadáver. Según Ortiz, el primer contacto fue realizado con monseñor Fermín Laffite, representante del Vaticano en Buenos Aires. Pero no hubo respuesta, por lo que hizo su aparición definitiva el sacerdote "Paco" Rotger. A fines de 1956, Cabanillas eligió como brazo derecho de la "Operación Traslado" al mayor Hamilton Alberto Díaz, del arma de Caballería, de puntaje sobresaliente ("extremo", como se lo definía en el Ejército, con 100 de promedio absoluto). Lo secundaba, entonces, el suboficial de inteligencia Manuel Sorolla. A Ortiz— subjefe del SIE— Cabanillas le reservó una tarea no menos importante: la diplomacia del traslado y de la desinformación. Según indica el legajo militar de Ortiz, viajó por avión hacia España, Italia, Bélgica, Alemania y Suiza entre el 1º de febrero y el 8 de marzo de 1957. Su misión habría sido no sólo desinformar a quienes podían espiar estos movimientos sino conectarse con el superior de la Orden del Cardenal Ferrari, Giovanni Penco. Simultáneamente, con la venia de Pío XII, pero con la decisión de que fuera una obra no vinculada directamente al Vaticano quien ayudara en este traslado, Rotger viajó a Italia a entrevistarse con Penco. En ese viaje se definió con Penco lo siguiente: el cadáver de Evita viajaría a Italia bajo el nombre de María Maggi de Magistris, nacida en Dalmine, Bérgamo, y muerta en Rosario en 1951 en un accidente de auto; que Penco sería el encargado de recibir "la encomienda en Génova" a nombre de la Orden con destino a Milán. A mediados de marzo de 1957, según Ortiz, Cabanillas le encargó que, junto con el mayor Díaz prepararan los servicios de la funeraria y el transporte del cadáver. La funeraria elegida habría sido "Spallarosa".

Además del papa Pío XII —y los papas sucesivos, Juan XXIII y Paulo VI— y Penco, sólo tres personas conocerían en la Argentina cuál era la morada final de Evita: Cabanillas, Rotger y Hamilton Díaz. Aunque Aramburu, Lanusse y el superior de los paulinos en Buenos Aires, el padre Hércules Gallone, sí sabrían que estaba "en algún lugar de Italia" y quién era el "dueño del secreto". A las 16 horas del 23 de abril de 1957 el cajón con los restos partió rumbo a Génova en el "Conte Biancamano", acompañado por Hamilton Díaz, como el falso viudo Giorgio Magistris. Junto con él, y con su verdadera identidad, para "control" viajaba el suboficial Manuel Sorolla. El 13 de mayo de 1957, a las 15.40, el cuerpo de María Maggi de Magistris entró al cementerio Maggiore de Milán. Díaz debió permanecer junto al cuerpo de Eva en la cámara mortuoria durante dos días, velando por su seguridad, hasta que el ataúd pasó al tombino 41 del campo 86, un área abierta alrededor de una avenida arbolada. Hamilton Díaz regresó a Buenos Aires a los pocos días con "un papel rosa" con el número de tumba que le entregó a Cabanillas, quien lo guardó en una caja de seguridad en Uruguay. ¿Quién era ese hombre que supo con Cabanillas semejante secreto?

Guanche
24-jul.-2011, 22:06
El falso Giorgio Magistris

El legajo militar 17022 dice que nació como Hamilton Alberto Díaz, el 25 de noviembre de 1920 en la Capital, que sus padres fueron Eliseo Andrés Díaz y Sara Angela Costa. Que hacia 1938 ingresó como "cadete pensionista" en la Academia Marque en El Palomar. Hacia 1940 tuvo su pri mer traspié por indisciplina: le dieron de baja. Los ruegos de su madre, ya viuda, al entonces jefe del Ejército lo devolvieron al colegio y hacia 1943 ya era un cadete becado por sus condiciones destacadas: sabía natación, esgrima, un poco de francés, medía 1,68 y era un excelente tirador. La recomendación de sus superiores era que "debía ser más enérgico" para completar su carácter militar. Pero todos destacaban algo esencial a la tarea de inteligencia: era reservado y obstinado. Entre 1943 y 1950, cuando ya es teniente, el legajo abunda en detalles sobre sus destinos: desde Entre Ríos a Corrientes; de Campo de Mayo a Neuquén. En 1946, Díaz arma su familia. Se casa con Gladis Hebe Guillém Eguiguren en Entre Ríos y tendrá tres hijos: Silvia, Alberto y Andrés. Su vida familiar no tiene aristas destacables. Sí su carrera militar. En contacto con la fracción más antiperonista del Ejército en Campo de Mayo, Díaz comenzó a conspirar contra Perón: en mayo de 1951 se integró a la Escuela de Inteligencia del Ejército. Enardecidos ante la posibilidad de que Evita aceptara la candidatura a vicepresidente, los militares encabezados por el general Benjamín Menéndez aceleraron el golpe contra Perón. No importó que Evita, ya enferma, renunciara el 22 de agosto a "ese honor". El 28 de setiembre de 1951 se inició la rebelión que fue aplastada por Perón. Hamilton Díaz fue juzgado por rebelión y condenado, por decreto 2268 "a la pena de tres años de prisión con la accesoria de destitución". Su pena lo hermanó con muchos jefes militares antiperonistas: entre ellos, el entonces capitán Lanusse. Sin embargo, se sabe, hubo perdones en un Ejército ya demasiado fracturado como para responder fielmente a Perón: Díaz fue reincorporado y ascendido a capitán hacia 1952. Su carrera como oficial de inteligencia fue imparable: luego de los bombardeos criminales de la aviación militar a Plaza Mayo en junio de 1955, se encuentra en el SIE cercano a la preparación del golpe final contra Perón. Luego del triunfo de la Revolución Libertadora, Díaz tuvo su premio con la llegada de Cabanillas: fue uno de sus espías preferidos para infiltrar, vigilar y perseguir a la resistencia peronista. Díaz pasó a ocupar el cargo de jefe del Departamento de Interior en la represión al terrorismo: era la etapa de los "caños" en 1955 y 1956. Sorolla, antes de morir, admitió a quien esto escribe que como jefe de la División Servicios Secretos, Díaz tuvo una activa participación en la detección de quienes participaron en la sublevación de junio de 1956 contra Aramburu y que terminó en los fusilamientos de José León Súarez, que Rodolfo Walsh contó magistralmente en "Operación masacre". En ese período, el mayor Díaz adquirió el puntaje 100 (máximo) en sus calificaciones. Es en diciembre de 1956, entonces, cuando comenzó a trabajar en los preparativos para el traslado del cuerpo embalsamado de Evita a Italia. En el SIE se fraguaron los documentos que lo acreditaban como Giorgio Magistris, viudo de María Maggi. El peso del secreto o el miedo de tenerlo, tal vez, hizo que Díaz solicitara tener mando de tropa. Cabanillas no quiso, mientras fue su jefe de inteligencia hasta 1958, darle ese destino. Es más, le siguió dando tareas vinculadas al espionaje y la represión al peronismo y a la guerrilla argentina que hizo su aparición con Uturuncos en Tucumán. Antes de ser ascendido a fines de ese año a teniente coronel, es enviado como agregado militar y aeronáutico a la Embajada argentina en Colombia. Eran tiempos del exilio de Perón en Centroamérica. Este destino es simultáneo al de Cabanillas en Francia. Cuando regresa a mediados de 1959 a la Argentina, Díaz sigue afectado al Departamento de Interior del SIE. Insiste con el pedido de mando de tropa. El entonces jefe del SIE, Mario Oscar Carricat, se lo niega: argumenta que el servicio no podía privarse de cuadros como Díaz. Y levantan la apuesta: en julio de 1961, luego de la agitación por la influencia creciente de la Revolución Cubana, lo envían como delegado de la inteligencia militar argentina a la Conferencia de Ejércitos Americanos, en el Canal de Panamá. La lucha contra el peronismo, entonces, se imbricaba con la creciente lucha anticomunista durante la Guerra Fría. Díaz visitó la agencia de la CIA en Langley y el Pentágono. El conocimiento del comienzo de la preparación de focos guerrilleros en el norte argentino lo encuentra a Díaz recorriendo Córdoba, Jujuy, Tucumán.

Pero los tiempos habían cambiado. En 1963, es ascendido a coronel, adscripto al EMGE ya que el gobierno de Illia decidió disolver el SIE. En esa época Díaz fundó una agencia de seguridad industrial: se llamó ORPI SRL, y según consta en la declaración jurada de bienes de 1964 que figura en su legajo, Díaz tenía, en ese entonces, una pequeña fortuna de 23.990.000 pesos —unos 180 mil dólares de la época— compuesta por dos departamentos en Belgrano, tres coches, acciones y fondos públicos, una caja de seguridad, el 50% de ORPI y bienes de su esposa. Ya para esa época, con viajes a Miami y a EE.UU., los rastros de Díaz se van perdiendo. Reaparece en 1965 relacionado con un sumario grave: se lo acusa de encubrimiento del contrabando realizado por agentes del SIE. Si bien es desvinculado de esa causa, su legajo indica que 1965 es el último año de su carrera militar. Las pistas, entonces, se pierden. Pero, volviendo a la historia: ¿por qué el falso viudo de Evita no participó en 1971 de la devolución de sus restos a Perón? Sorolla lo explicó: "Porque se suponía que el viudo ya había muerto". Pero sólo en la ficción: Hamilton Díaz murió en febrero de 1986.



Una agitada inmortalidad

La resistencia peronista nunca dejó de presionar para averiguar el destino de la tumba de Evita. En 1961, Walsh entrevistó a Moori Koenig. Fue una entrevista fallida —ya que él nada sabía del destino del cuerpo que lo había enloquecido—, pero dio origen a uno de los cuentos más célebres: "Esa mujer". La búsqueda —tal como también la registró en su novela "Santa Evita" Tomás Eloy Martínez, el primero en entrevistar a Cabanillas— hizo que las redacciones siguieran una tras otra pistas falsas. El 29 de mayo de 1970, Montoneros secuestró y asesinó a Aramburu. Uno de sus jefes de entonces, Roberto Perdía, afirmó en 1997 que Aramburu dijo al comando que lo asesinó: "Evita está en Italia, pero no sé dónde y si lo supiera no se los diría". En 1971, presionado por la situación política y por la certeza de que pronto se revelaría el lugar de la tumba, el entonces presidente Lanusse pactó con Perón la entrega del cadáver. Le pidió a Cabanillas que organizara la entrega en Madrid. Así lo hizo, acompañado esta vez por el sargento Sorolla, que figuraba en este viaje como el falso hermano de la muerta, Carlo Maggi. Con la venia de Paulo VI, el nuevo titular de la Compañía de San Pablo, Giulio Madurini, participó de la operación bajo el nombre falso de Alessandro Angeli. El cadáver fue entregado en Puerta de Hierro a Perón, Isabel Perón y José López Rega. Evita permaneció allí hasta octubre de 1974 cuando, como en una locura macabra de eterno retorno, Montoneros secuestra el cadáver de Aramburu para obligar a Isabel a trasladar el cadáver a Buenos Aires, y hacerlo reposar en la cripta de Olivos junto a Perón. El 22 de julio de 1976, la dictadura ordenó el entierro de Evita en la Recoleta, bajo una gruesa plancha de acero a seis metros de profundidad. Todos los protagonistas de esa historia fueron, de alguna manera, conocidos: aparecieron en entrevistas, en libros y documentales. Muertos los oficiales de inteligencia Ortiz, en 1994; Cabanillas, en 1998; Sorolla, en 2004, sólo uno de ellos había mantenido su secreto. Era tiempo de comenzar a develarlo.

Shirogane
27-jul.-2011, 14:22
y para que rayos, alguien quiere un cuerpo putrefacto de algun tipo, uuuuuuuuy necrofilia

Guanche
29-jul.-2011, 23:18
y para que rayos, alguien quiere un cuerpo putrefacto de algun tipo, uuuuuuuuy necrofilia

y hay mas, tambien estan los casos de cadaveres de famosos mutilados, a los que les robaron la cabeza o las manos

voy a ver si consigo algunos

Guanche
29-jul.-2011, 23:31
¿Qué pasó con la cabeza de Goya?


Cuando se abrió su tumba hace ahora casi un siglo se descubrió que no estaba el cráneo. Y, desde entonces, comenzaron a circular todo tipo de explicaciones, leyendas y bulos. Que si el pintor donó su cráneo a la ciencia, que si quiso ser enterrado junto a su amada, la duquesa de Alba… Nada se sabe aún. Se dijo que se lo había quedado un frenólogo para estudiar las características del cerebro de un genio. Pero se han dado numerosas hipótesis. Este es un extracto de un reportaje que publicaba sobre el asunto HERALDO en 1981, con una foto del cuadro pintado por Dionisio Fierros:

Esporádicamente, con cierta regularidad, aparecen comentarios en los medios informativos, tanto españoles como franceses, sobre el misterio de la desaparición de la cabeza de Goya. Por lo general, se trata de refritos o de variaciones sobre el mismo tema, intentando reforzar teorías que rayan en lo absurdo y que carecen del necesario fundamento de la investigación científica seria.
El pasado verano, el diario ‘Sud-Ouest’, del Midi francés, publicaba un artículo de Roger Galy abundando en este razonamiento, fundamentado en los trabajos que realizó, hace unos años, un diputado de la Gironde, M. Guillet, fallecido en 1977. A su vez, todo el montaje de la teoría se basa, prácticamente, en el testimonio recogido por Gustave Labat de boca de la señora de Brugada, a la sazón nonagenaria, que había presenciado sesenta años antes el entierro del pintor. Según sus declaraciones, recordaba perfectamente que Goya había sido depositado en el féretro envuelto en una capa española y tocado con una gorra visera de cuero, de la que no se halló vestigio alguno en el momento de la exhumación.
Siguiendo la misma línea especulativa, se da por seguro que fue un joven estudiante de medicina español quien violó la tumba y se hizo con la cabeza, para realizar un estudio frenológico, entonces muy en boga merced a las experiencias del médico alemán Gall. Este joven, de quien no se facilita ni el nombre, habría enviado el cráneo al pintor español Dionisio Fierros, que lo reproduciría en el lienzo que figura en el Museo Provincial de Zaragoza (‘Cráneo de Goya’), para remitirlo posteriormente a unos amigos de Navarra, en manos de cuya familia -acomodada y honorable- se encontraría todavía. La exposición de esta hipótesis finaliza asegurando que las autoridades españolas están al corriente de los hechos, pero que no han querido removerlos, ya que se trata de una violación de sepultura realizada en tierra extranjera.

En el mismo reportaje se recoge otra hipótesis, en la que se sugiere que, en lugar de violación de la tumba del pintor, cabe pensar que nunca se le enterró la cabeza:

Si se hubiera producido violación de una sepultura habrían quedado huellas. Los malhechores tenían que enfrentarse a una gran fosa coronada por un monumento (era una concesión de tres por cuatro metros aproximadamente) en la que no podían penetrar más que agujereando a lo largo de la parte del muro que se hunde en el suelo. Y solamente así podrían alcanzar la piedra que, desprecintada, les permitiría entrar en la tumba. Teniendo en cuenta el nivel de frecuentación de los lugares, era absolutamente imposible que llevado a cabo el ‘trabajo’, nadie se hubiera apercibido del insólito aspecto de la tierra de las juntas recientemente removida y amontonada.
Hoy lo ignoramos, pero en aquella época se hacía la autopsia casi sistemáticamente a las personalidades cuyos cráneos obtenía la Facultad. Se adivina tanto más fácilmente lo que pudo haber pasado con Goya, ya que su amiga Leocadia Zorrilla de Weiss tenía ideas muy liberales y la Iglesia rehusaba todavía muy a menudo administrar los últimos sacramentos a los artistas. Y los registros testimonian que, de hecho, Goya no los recibió.

Sorprendente, ¿verdad? Bueno, pues también hay quien ha defendido que el cráneo fue utilizado como linterna:

Pero el cráneo de Goya aún debía suscitar otras discusiones. Un miembro de la Academia de Bellas Artes de San Luis, de Zaragoza, cuenta que halló, en los años 1920, en casa de un anticuario de esta misma ciudad, una pintura que representaba un cráneo, firmada por Dionisio Fierros y fechada en 1849. En el dorso de la tela, junto a una firma: ‘Marqués de San Adrián’, se podía ver, escrita por otra mano, la mención: ‘Cráneo de Goya pintado por Fierros’. Se sabe, por lo demás, que el ‘modelo que sirvió para este cuadro fue conservado por el artista, que lo utilizó como linterna. Su hijo Nicolás lo heredó en 1911. Estudiante de anatomía, se entretuvo en desarticularlo, distribuyendo maxilares, esfenoide y temporales entre sus condiscípulos, y conservó solamente el parietal que su sobrino, Dionisio Gamallo Fierros, poseía aún en 1961, si creemos al historiador de arte Octavio Aparicio. El autor de este relato precisa claramente que estos hechos se evocan únicamente a causa de su pintoresquismo y no constituyen, en manera alguna, un punto de partida para cualquier investigación.
Lo único sobre lo que se puede hablar fundadamente es que el cráneo conservado y pintado por Dionisio Fierros estaba intacto. Ahora bien, es imposible proceder a la extracción del cerebro sin abrir la envoltura ósea.

Y, por último, el reportaje publicado por HERALDO en 1981 aún apuntaba en otra dirección, variante de la primera:

En la revista ‘Aragón’ de abril de 1928, bajo el título ‘El último capricho de Goya’, don José Francés escribe: “Cuando se enterró al pintor en San Antonio de la Florida, se introdujo, en un cofre de plomo, un acta del 29 de noviembre de 1919 declarando que faltaba al esqueleto la cabeza, porque, a la muerte del pintor, según es fama, su cabeza había sido confiada a un médico para su estudio científico, sin que fuese restituida a la sepultura, y por esa razón no se la halló cuando se procedió a la exhumación en la ciudad francesa”.

El misterio sigue vivo. Pero la versión más divertida no aparece en el reportaje. Según dicha versión, un hijo del pintor Dionisio Fierros quiso realizar un experimento sobre la fuerza expansiva de los gases y llenó la calavera de garbanzos en remojo que, en pocas horas, acabaron fragmentándola y arruinándola por completo. Para que vean hasta qué punto las hipótesis son contradictorias: hace tan solo un par de años se dijo que la cabeza estaba localizada, perfectamente conservada en una urna, y que se estaban realizando estudios de ADN para certificar su autenticidad. Pero ya no se ha vuelto a hablar del asunto. Así que ¿qué pasó con la cabeza de Goya? Ya dirán ustedes qué les parece esta historia.

Guanche
29-jul.-2011, 23:37
LAS MANOS DEL CHE, LAS MANOS DE PERÓN


Dos de los personajes históricos más importantes de la Argentina, Ernesto Che Guevara y Juan Domingo Perón, tuvieron un idéntico y curioso destino post-mortem: que se les cortaran las manos a sus cadáveres.

En el caso del Che, la ansiedad de los militares bolivianos por que no se dudase de que su presa era el celebérrimo comandante Ernesto Che Guevara, hizo que se le cortasen ambas manos para que los especialistas argentinos, que demoraron vanos días en traer sus impresiones digitales, pudiesen cotejarlas. Se adoptó esa macabra decisión cuando hubiese bastado con tomar las huellas digitales del cadáver ante periodistas, funcionarios y notarios. A duras penas algunos lograron impedir que también se le cortase la cabeza. Las manos fueron introducidas en un frasco con formol e iniciaron un disparatado periplo que terminó en Cuba.

En el caso de Perón, en junio de 1987 un grupo desconocido ingresó una noche en el cementerio de la recoleta, profanó su tumba con un sofisticado equipo... y le cortó las manos al cadáver.

Se produjo un diluvio de acusaciones y sospechas: algunos peronistas incluyeron a cubanos, montoneros, ingleses, masones y espiritistas entre los posibles sospechosos; se salieron a buscar culpables en el resto del mundo, la CIA y los estados europeos terminaron interesándose en un caso tan extraño de necrofílica profanación, que fomentó versiones de hechicería, esoterismo y brujería (aunque en un comunicado anónimo se pedían 8 millones de dólares por su devolución).

Al margen de lo puramente policial y político, y mientras el presidente Raúl Alfonsín repetía a todo el mundo, y en especial a la viuda de Perón, que el caso sería resuelto con la ayuda de servicios de inteligencia de otros países, el delirio argentino campeaba hasta en los más mínimos detalles: se formó un ‘comando peronista de recuperación de las manos de Perón” (SIC); un grupo desconocido dejó un paquete con una carta en una playa de estacionamiento, en la que decían que se arrepentían del hecho y devolvían lo robado; al abrir el paquete, las autoridades se encontraron con dos patas de cerdo; medio putrefactas. Las pezuñas estaban enteras y rodeadas por jirones de carne en descomposición. Iban acompañadas por una nota:

“Al pueblo argentino: acá dejamos las manos del General. No valía ni cinco pesos vivo, menos ahora sus manos pueden valer 8 millones. Descanse en paz mi general.”

Ante el desconcierto por un caso tan extraño, los jueces y policías consultaron adivinos, magos, brujos y videntes, que decían tener imágenes oníricas premonitorias, y que en cualquier momento podrían llegar a ver dónde estaban las manos; y un detalle para la más fina ironía: del peritaje judicial surgió que las cuatro cerraduras del frente antibalas de la bóveda de Perón, fueron compradas en Casa... Borges, el apellido del intelectual más acérrimamente opositor del peronismo.

Guanche
30-jul.-2011, 00:01
entre las teorias conspirativas, hay una una que dice que los Skull & Bones poseen los restos del jefe indio Gerónimo, que fueron robados de su tumba para llevarlos a la sede en Yale

H.M
22-ago.-2011, 16:34
Yo creo que el cadaver más famoso robado fue el de Jesus de Nazareth....luego le hicieron creer a sus familiares y amigos que éste había subido a los cielos pues tenía alitas...

Guanche
22-ago.-2011, 22:42
Yo creo que el cadaver más famoso robado fue el de Jesus de Nazareth....luego le hicieron creer a sus familiares y amigos que éste había subido a los cielos pues tenía alitas...


buehhhh.....el cuento no se cuenta exactamente asi....

de hecho, los discipulos pensaban exactamente eso, que fue robado...

pero "no estaba muerto...estaba de parranda..." como dice la vieja cancion...

por que el Señor se le aparecio vivivito y sangrando a su gente...

pero se volvio a ir, ¿a donde?.....esa es la cuestion

eso es lo que dicen los escritos...y la verdad....yo lo creo...aunque me falta fe...