pablo ramos
19-jul.-2011, 17:08
Hoy, revisando papeles "viejos", me encontré esta que me regaló hace años un tipo, y que ni recordaba que conservaba. Como me gusta, por eso la debo haber guardado, la pongo aquí, espero que les guste.
Cuando tengas toda la ciudad, y todo el tiempo,
vos querrás saber quien fui, cuando nombraba
una isla distinta que las islas.
Porque a la libertad la trajo el odio,
porque me sumergió una sombra larga
cuando en todo el desapego a la vileza
estaba tu claro modo de acercarte.
Tal vez tu juventud repita gestos
y frases de la mía.
O preguntes por toda la vergüenza
mientras cae en el patio la primera
sombra de tus pechos.
No busques cielos de consolaciones:
sé tú consolación.
En estas claridades de regreso,
yo soy caminador, y para nadie.
Puedo decirte que creciste sin saberme,
pero un día, un día todo nuestro
yo te diré como es vasta la tormenta.
Vos naciste a mediodía. Pese a eso,
nunca ignoraste que la luz demora
y aprendiste a mirar en la pebumbra.
Hoy aceptás el riesgo de ser joven.
Heredás un rechazo pero sos clara.
Cerrá los ojos que yo estaré viajando
con tu nombre apretado en el silencio.
Para que llores el horror, pero camines.
Que no ignores la furia, e igual cantes.
Con voz entorpecida, pero cantes.
Que tenga espacio para salvar algo
tu belleza rebelde a tanta muerte.
Y que agradezcas tu paso, por la calle,
en los días con sol...
...o en los que lleguen
Chau
Cuando tengas toda la ciudad, y todo el tiempo,
vos querrás saber quien fui, cuando nombraba
una isla distinta que las islas.
Porque a la libertad la trajo el odio,
porque me sumergió una sombra larga
cuando en todo el desapego a la vileza
estaba tu claro modo de acercarte.
Tal vez tu juventud repita gestos
y frases de la mía.
O preguntes por toda la vergüenza
mientras cae en el patio la primera
sombra de tus pechos.
No busques cielos de consolaciones:
sé tú consolación.
En estas claridades de regreso,
yo soy caminador, y para nadie.
Puedo decirte que creciste sin saberme,
pero un día, un día todo nuestro
yo te diré como es vasta la tormenta.
Vos naciste a mediodía. Pese a eso,
nunca ignoraste que la luz demora
y aprendiste a mirar en la pebumbra.
Hoy aceptás el riesgo de ser joven.
Heredás un rechazo pero sos clara.
Cerrá los ojos que yo estaré viajando
con tu nombre apretado en el silencio.
Para que llores el horror, pero camines.
Que no ignores la furia, e igual cantes.
Con voz entorpecida, pero cantes.
Que tenga espacio para salvar algo
tu belleza rebelde a tanta muerte.
Y que agradezcas tu paso, por la calle,
en los días con sol...
...o en los que lleguen
Chau