PDA

Ver la Versión Completa : Liberales y conservadores



ANGELCAIDOP4
18-jul.-2011, 22:57
Introducción
Los combates entre soldados, ya conseguida la independencia, continuaron también en la arena política entre personajes, fascinantes y aparentemente contradictorios como Carlos María Bustamante, con una pluma activa y afilada en un período extenso entre 1821 y 1848, y en su obra podemos ubicar un análisis de la funciones de la Iglesia y el Estado. Defendiendo en el caso del “Nuevo Bernal Díaz del Castillo” al republicanismo, pero como una paradójica blasfemia, un republicanismo “estrictamente católico” . Y aunque sea por motivos meramente anecdóticos, sus frases sobre Santa Anna son de un humor caustico: “!Vaya un padre amorosísimo¡ Dios nos libre de tanto afecto” y lo define como un “monstruo destacado por el infierno para azote de este pueblo” . Sin embargo no pasa por la idea estereotipada de un liberal que busca una democracia donde todos votan y un libre mercado, Bustamante considera que no todas las personas pueden cumplir con dicha responsabilidad, y considera que un mercado proteccionista es el más conveniente.
Otros personajes como Lucas Alamán y José María Luis Mora, que superficialmente son tan dispares, se nutrieron intelectualmente de autores similares como Burke y Constant. Esto lo toma como ejemplo Josefina Zoraida Vázquez para apuntar acertadamente: “no nos hemos liberado de afirmaciones heredadas de las luchas faccionalistas y su interpretación liberal” y destaca que ante el aparente caos del siglo XIX, el poder legislativo se caracterizó por su estabilidad (además es notable que los nombres son constantes a lo largo del tiempo) e inclusive, cuando se instauró la primera República federal el Congreso cometió abusos, al igual que en la República central el Supremo Poder Conservador lo hizo y particularmente se menciona el año de 1835, cuando el Congreso “conservador” elegido como ordinario se hizo de facultades como si fuera constituyente, y por otro lado el federalismo radical de la Constitución de 1824, en el que el gobierno nacional gobernaba estados y no ciudadanos.
Además propone: “Hay que recordar que esas corporaciones (Iglesia y ejército) distaban de ser monolíticas, pues reflejaban el faccionalismo nacional” , muestra de ello es el papel, en algunos casos determinantes en la política nacional y la entrada de religiosos a la masonería.
Lo anterior nos invita a considerar una dinámica en las concepciones políticas, y que los cambios de bandos se debían no sólo a intereses sino también a la evolución ideológica “por lo que resulta injusto tacharlos de “chaqueteros” , y en esta lógica las definiciones tradicionales de liberales y conservadores resultan limitadas. Pone énfasis en la figura de Alamán, quien defendió el centralismo para evitar una dispersión de la República, y a la religión católica como el único lazo que unía a todos los mexicanos, sin embargo apoyaba el libre mercado y la creación de instituciones como el Banco de Avío. También se menciona el caso de Gutiérrez Estrada, quien de federalista moderado pasó a monarquista convencido y cuando salió a Europa jamás volvió, allá buscó una monarquía que pudiera funcionar para su país y la casa Habsburgo le pareció la más adecuada.
Los enfrentamientos entre las distintas facciones, ya sea con las armas, la pluma o ambas al mismo tiempo son de forma superficial tan confusas como simples. El hecho de considerar ya sea a liberales o conservadores en función de unas pocas características inamovibles, está lejos de servir para explicar un proceso que debe ser visto con lupa, para encontrar los detalles que no nos remitan a generalidades.
En nuestro caso haremos un breve recorrido por el pensamiento del liberal federalista Lorenzo de Zavala, enfocándonos en su concepción sobre la Iglesia y para ello ocuparemos el trabajo de Evelia Trejo “Los límites de un discurso”, con ello buscamos desentrañar las coincidencias y contradicciones que tuvo frente a los conservadores respecto a su visión de la Iglesia.
Las dos facciones agrupan personajes con distintos matices, pero de viéndolos de cerca ninguno encaja en las caricaturas que dibuja la historia oficial, nuestra inquietud en el ensayo es localizar las discrepancias discursivas entre los textos y la construcción que la historia tradicional dibujan.

ANGELCAIDOP4
18-jul.-2011, 23:00
Lorenzo de Zavala
El criollo que se convertirá en federalista nace en octubre de 1788 en Yucatán, estudia en un seminario donde es discípulo de Pablo Moreno, un profesor simpatizante del racionalismo francés, eventualmente estudiará derecho.
El inicio de su actividad importante la podemos ubicar en 1813, cuando trabaja en un periódico el Redactor Meridiano donde Zavala escribía que en Yucatán se debía temer a el francés y a los rebeldes de América” y queda clara su fidelidad al Rey. Su influencia es notoria al ser elegido diputado para las cortes en Madrid en 1814, sin embargo Fernando VII desconoce la constitución y Zavala no acude, pero trabaja como secretario en el Ayuntamiento Constitucional de Mérida, y como censor siendo presidente de la Junta de Censores (cuidaba que no se imprimiera nada contra la Iglesia), sin embargo la situación de Fernando VII no le es indiferente y convoca a una junta, en la que se debían comprometer sus integrantes a sostener los principios que habían jurado, lo que implicaba, no reconocer a ningún rey que no reconociera la Constitución. Pero las autoridades le hacen cambiar de opinión y es enviado a prisión, a San Juan de Úlua donde aprende inglés, medicina y se convierte en masón, luego es liberado en 1817. Regresa a Mérida donde trabaja como Médico.
En 1820 forma parte de la Confederación Patriótica, donde se agrupan liberales ilustrados, masones escoceses y la élite comercial. Ya para el Imperio de Iturbide es diputado afín al emperador, también logra que en la Cámara se suscriba un proyecto de colonización y se vuelve cercano a Austin. Se aleja de Iturbide cuando disuelve el Congreso y cuando el Emperador lo convoca nuevamente, forma parte de los representantes que los desconocen. Ya se destaca por su defensa al federalismo en el periódico “El águila mexicana”, y juega un papel importante en la fundación de logias adscritas al rito de York al lado de Poinsett.
En 1827 participa como candidato para la gubernatura del Estado de México y “a fin de conquistarse votos entre el pueblo bajo y los indios, se les repartía pulque gratis” , y ya ganado el cargo realizaría repartos agrarios. En 1829 Santa Anna haría buenas recomendaciones, respecto a Zavala, al entonces presidente Guerrero “Respecto al amigo Zavala no cesaré de repetir a usted que me parece muy conveniente en el gobierno”, gracias a dicha recomendación llegaría al Ministerio de Hacienda, en el cargo ordenó la venta de bienes que habían sido propiedad de jesuitas y la Inquisición, sin embargo decisiones como ésta y las suspicacias que levantaba entre sus compañeros (“se conceptuaba superior a sus compañeros, despreciaba al presidente y deseaba dominar al gabinete constituyéndose en arbitro de todos los asuntos” ) y un enfriamiento en las relaciones con Santa Anna lo obligan a renunciar, y el congreso del Estado de México le imposibilita reasumir el cargo de gobernador, y es confinado en su domicilio en 1830. Es importante mencionar que en ese año se convierte en un empresario con la obligación de introducir, en un periodo de seis años, a quinientas familias al territorio texano.
En 1832 tiene otra oportunidad y colabora con el caudillo jalapeño para que Gómez Pedraza ascienda al poder, y regresa a la gubernatura del Edo. Mex. Donde expropia bienes eclesiásticos, en 1833 se “radicaliza” y propone, ya como diputado, la intervención inmediata por parte del gobierno en los bienes del clero y su venta en subasta, Gómez Farías lo ve como un problema y lo destierra de forma elegante a París, en misión diplomática. En Francia manda imprimir su “Ensayo histórico”.
Hasta ahí lo que nos compete en la accidentada biografía de este mexicano que morirá como texano.

ANGELCAIDOP4
18-jul.-2011, 23:00
Su obra y la cuestión religiosa

Las opiniones de sus contemporáneos que inspiró su “Ensayo histórico” son totalmente dispares, para Bustamante son un conjunto de “zurcidos de embustes, delirios y desatinos garrafales” , y para Tornel “a todos indistintamente humilla y vilipendia” , sin embargo para Alamán “describe los sucesos frecuentemente con exactitud e imparcialidad” , y aún para Alfonso Toro encierra una gran aportación: … su Ensayo encierra profundas observaciones sobre las causas del atraso de país… fue el primero en plantear problemas económicos, políticos y sociales aún en discusión; pero… todas sus obras están llenas de errores en cuanto a nombres de personas y a fechas, incluso tratándose de hechos en los que fue testigo… sus críticas son apasionadísimas y los retratos de sus contemporáneos verdaderas caricaturas.”
Su obra es con la intención de clarificar los hechos y hacerlo con la mayor veracidad posible: “…cuya lectura hará conocer los hombres y las cosas” y sobre el Cuadro histórico de Bustamante, menciona que los acontecimientos que refiere son “falsos, absurdos y ridículos” por lo que busca objetividad en su obra, y para ello ocupa fuentes disponibles y la experiencia misma de los hechos.
Considera que la historia de México comienza en 1808 y describe el periodo colonial como de “silencio, de sueño y de monotonía… la historia interesante de México no comienza verdaderamente sino en aquel año memorable” , y considera a la sociedad de su país muy desigual e ignorante, por ello considera que su desarrollo será difícil “… todo los estímulos de una libertad ilimitada y la ausencia de todas las garantías sociales no pueden dejar de producir una guerra perpetua entre partes tan heterogéneas, y tan opuestos intereses ”, considera, al igual que Alamán, que el derecho al voto sea limitado.
Con el título de Ensayo histórico de las Revoluciones de México desde 1808 hasta 1830 busca historiar, ya que no sólo busca escribir a manera de crónica, los sucesos pero también intenta explicar y definir a los participantes. Según Evelia Trejo, Zavala tiñe su obra de “odio a la iglesia y crítica al despotismo” lo que, según la autora, le sitúa como un liberal.
Sin embargo ¿Qué define a un liberal? ¿Ó a su contraparte el conservador? ¿Qué cosa son? En las lecturas que hemos visto a lo largo del trimestre, tanto en Historiografía de México II como en México III, hemos visto que estas clasificaciones son insuficientes como se ha mencionado en la introducción. Florescano en su Memoria Mexicana menciona el triunfo historiográfico liberal, en una situación donde “La primera exigencia del Estado-nación es entonces desaparecer la sociedad heterogénea y destruir los “cuerpos”, “culturas diferenciadas”, “etnias” y “nacionalidades”” y la visión sepultada fue la denominada conservadora. Erika Pani en una revisión historiográfica que comprende los siglos XIX y XX complementa: “Las palabras “conservador” y “derecha” están lejos de ser palabras neutras; tienen un peso emocional, remiten a una memoria construida para dar sentido al pasado y para dotar de identidades en el presente. “Conservador” se asocia entonces a la resistencia al cambio, a la añoranza por el pasado, a la religión, al privilegio” ese peso emocional dado por la facción triunfante reduce a los opositores a los elementos antes mencionados.
Sin embargo, para intentar trazar una idea que conjugue a Zavala y las concepciones denominadas conservadoras, nos centraremos en la cuestión de la Iglesia. La visión del catolicismo como elemento unificador de la totalidad del pueblo, sobre todo en contraposición a la amenaza estadounidense era compartida por ambas facciones, sin embargo, había dos visiones contrarias sobre como debía permanecer esta institución, si dentro del Estado o separarla y limitarla al terreno espiritual, aumentando así la capacidad de acción del aparato estatal. Trejo escribe que el Ensayo histórico busca subrayar aquellas características de la iglesia que operan, según Zavala, como los obstáculos para el desarrollo histórico de México pues el autor apunta “Un pueblo sin religión es inconcebible” , pero pide un cristianismo “purgado de las supersticiones que los desfiguran y reducido a su antigua simplicidad” y en su obra ataca la educación religiosa, pues en su opinión, la teología reduce el aprendizaje a la memorización de silogismos dejando al educando pasivo “… y reemplazó al más noble ejercicio del espíritu una serie de preceptos que reducía su enseñanza a una rutina servil” , considera que la religiosidad e idolatría heredada por los españoles es nociva pues, expone como ejemplo la confrontación de la virgen de los Remedios con la Guadalupe durante la independencia, en que se diferenciarían, se pregunta, las formas de relacionarse con la divinidad entre los antiguos mexicanos y los conquistadores, y define a éstos como “un pueblo supersticioso excitado por los frailes” . Considera conveniente una religiosidad interiorizada y un ritual católico austero, pues “La religión es de todas las fuerzas morales a que el hombre está sometido, la que puede hacer más bienes, o los mayores males” , entonces tenemos en la discusión que el problema es el cómo, la Iglesia como Institución que da identidad es evidente en la Constitución de 1824 y es sabido que tanto, los denominados, liberales y conservadores son creyentes y no hay entre ellos algún ateo o agnóstico declarado.
Pero Zavala continúa con una posición desconfiada “El poder de las armas y la fuerza sacerdotal componían el gobierno, dirigía la moral, los sentimientos, el carácter del pueblo” convencido de la actitud manipuladora del clero escribió sus líneas, sobre todo a “… la inquisición, sostenida por la fuerza militar y religiosa superstición de clérigos y frailes fanáticos, sin ningún género de instrucción” , considerando a la Iglesia sólo como un instrumento para inducir a la obediencia y, de lo útil de ella podemos encontrar “Las listas de libros prohibidos servían para conocer el mérito de las obras” , y como una constante que dibuja a lo largo de sus líneas podemos encontrar su definición de algunos de sus miembros “personajes, que viven de la credulidad del pueblo”.
Es interesante observar el proceso de radicalización, por llamarlo de alguna manera, de este personaje que en sus tiempos de juventud decía “… la causa española era una en ambos hemisferios” , y con el pasar del tiempo se convenció de la necesidad de la independencia, además de ser un liberal convencido, que eventualmente se convirtió en personaje incomodo para un Gómez Farías.
¿Chaquetero?
Bibliografía
Zavala, Lorenzo de, Ensayo histórico de las revoluciones de México desde 1808 hasta 1830, México, Instituto Cultural Helénico/FCE, 1985.
Alamán, Lucas, Historia de México desde los primeros movimientos que prepararon la independencia en el año de 1808, hasta la época presente, México, Jus, 1969, pp. 223 – 232, 240 – 248 y 274 – 285.
Bustamante, Carlos María de, El nuevo Bernal Díaz del Castillo, o sea, historia de los angloamericanos en México, México, CONACULTA, 1990, pp. 32 – 48 y 376 – 391.
Florescano, Enrique, Memoria mexicana, México, FCE, 2004.

Pani, Erika, (Coord.) Conservadurismo y derechas en la historia de México, Tomo I, México, CONACULTA, FCE, 2009.

Trejo, Evelia, Los límites de un discurso. Lorenzo de Zavala, su “Ensayo histórico” y la cuestión religiosa en México., México, FCE, UNAM, INAH, 2001.

Vázquez, Josefina Zoraida, “Centralistas, conservadores y monarquistas 1830 - 1853”, en Humberto Morales y William Fowler, El conservadurismo mexicano en el siglo XIX, (1850 - 1810), Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, University of Saint Andrews, Scotland, U.K, Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado de Puebla, 1999, pp. 59 – 85 y 115 – 133.