Pantera Negra
18-may.-2011, 20:23
El título sugiere un tema romántico, musical; pero en realidad es sólo para comenzar a disertar sobre lo que escuché, paréceme que fue ayer en la radio, en el programa “de una a tres” que conduce Jacobo Zabludowsky.
Su reportero hizo la reseña sobre como en gringolandia la policía infiltró agentes (policiacos) en una universidad, para aprehender a una banda de traficantes de droga, “in fraganti”, cometiendo el delito y siendo detenidos bajo el testimonio de esos jóvenes agentes (policiacos).
Tales policías encubiertos convivieron con el resto de estudiantes; estudiando, almorzando, jugando e incluso consumiendo droga, con tal de dejar bien al descubierto el delito y a los delincuentes. En México a todo eso se le llama “poner un cuatro”, emboscar, poner una celada, etc. Y hace ya muchos meses que escribí sobre ese tema; y desde entonces a la fecha no ha cambiado nada, un escrito obviamente infructuoso.
En mi comunidad hay delitos frecuentes, ilegalidades recurrentes y nada sucede. Deportivos plagados de viciosos adictos que consumen casi del diario y a pleno mediodía sus narcóticos. Domingos con grupos de gente bebiendo alcohol en las calles. Zonas “rojas” donde todo mundo sabe que se dan asaltos frecuentes; y también en casi todas las calles (lo que en mi comunidad es hablar de docenas (varias veces doce) de calles) se sabe quienes son los vecinos de hábitos delincuenciales.
Antes de continuar, quiero asentar esta paradoja: hace tan solo unos pocos años, se intuía que el cometer un delito era algo sumamente difícil, puesto que había cientos de maneras de dejar rastro de tal delito, así como centenas de ojos que de una u otra manera se percatarían de tal delito y de quien fue el delincuente, para denunciar y hacer justicia. Actualmente es sumamente difícil delatar un delito y hacer que se castigue al delincuente, porque en tal acción va de por medio la vida propia o de la familia. Así de cruda y cierta es la situación actual en México, mi país.
A pesar de ello, la gente debe exigir que se haga justicia. Que se liberen los deportivos y lugares públicos; que se castiguen los delitos evidentes y recurrentes, los que todos saben donde están y quien los comete. Esa es la labor del ciudadano común, denunciar haciendo uso de los espacios restringidos que los medios de comunicación masiva otorgan minúsculamente.
Hay en la página de el universal punto com, una sección titulada reportero ciudadano, seccionada en estados, y estos a su vez seccionados en municipios; donde supuestamente se pude escribir una denuncia que aparece publicada ahí, en la red y a la vista de todo el que ingrese. Pues bien, ni siquiera ahí “se digna” la autoridad de hacer su trabajo, siendo que le están poniendo en charola de plata a los delincuentes.
Y luego nuestros políticos se ríen de gente como Alejandro Martí, Isabel Miranda de Wallace, y ahora Javier Sicilia, por citar solo tres relevantes ejemplos de personas que con mucho mas posibilidades que la gente ordinaria, para hacerse oír en sus denuncias públicas sociales, en diversos y poderosos medios de comunicación masiva; son víctimas de la desidia, demagogia, burocracia y demás parecidas pestes sociales Mexicanas (y mundiales, a decir verdad; ahí está el caso de Wikileaks y su protagonista).
Así pues, con lo expuesto estoy plenamente consiente de lo que le espera a este escrito, y consiente también de que Pantera Negra no tiene ni la centésima parte del poder, comparado a lo que puede hacer la gente citada; pero eso no quita el mérito de hacer el intento una vez más, y las que se puedan en adelante. Aquí cabría recomendar leerse la letra de “solo le pido a Dios”, que Mercedes Sosa cantaba por cuenta y orden de León Gieco, particularmente el verso ese de “que la reseca muerte no me encuentre, vacío y solo sin haber hecho lo suficiente”.
Su reportero hizo la reseña sobre como en gringolandia la policía infiltró agentes (policiacos) en una universidad, para aprehender a una banda de traficantes de droga, “in fraganti”, cometiendo el delito y siendo detenidos bajo el testimonio de esos jóvenes agentes (policiacos).
Tales policías encubiertos convivieron con el resto de estudiantes; estudiando, almorzando, jugando e incluso consumiendo droga, con tal de dejar bien al descubierto el delito y a los delincuentes. En México a todo eso se le llama “poner un cuatro”, emboscar, poner una celada, etc. Y hace ya muchos meses que escribí sobre ese tema; y desde entonces a la fecha no ha cambiado nada, un escrito obviamente infructuoso.
En mi comunidad hay delitos frecuentes, ilegalidades recurrentes y nada sucede. Deportivos plagados de viciosos adictos que consumen casi del diario y a pleno mediodía sus narcóticos. Domingos con grupos de gente bebiendo alcohol en las calles. Zonas “rojas” donde todo mundo sabe que se dan asaltos frecuentes; y también en casi todas las calles (lo que en mi comunidad es hablar de docenas (varias veces doce) de calles) se sabe quienes son los vecinos de hábitos delincuenciales.
Antes de continuar, quiero asentar esta paradoja: hace tan solo unos pocos años, se intuía que el cometer un delito era algo sumamente difícil, puesto que había cientos de maneras de dejar rastro de tal delito, así como centenas de ojos que de una u otra manera se percatarían de tal delito y de quien fue el delincuente, para denunciar y hacer justicia. Actualmente es sumamente difícil delatar un delito y hacer que se castigue al delincuente, porque en tal acción va de por medio la vida propia o de la familia. Así de cruda y cierta es la situación actual en México, mi país.
A pesar de ello, la gente debe exigir que se haga justicia. Que se liberen los deportivos y lugares públicos; que se castiguen los delitos evidentes y recurrentes, los que todos saben donde están y quien los comete. Esa es la labor del ciudadano común, denunciar haciendo uso de los espacios restringidos que los medios de comunicación masiva otorgan minúsculamente.
Hay en la página de el universal punto com, una sección titulada reportero ciudadano, seccionada en estados, y estos a su vez seccionados en municipios; donde supuestamente se pude escribir una denuncia que aparece publicada ahí, en la red y a la vista de todo el que ingrese. Pues bien, ni siquiera ahí “se digna” la autoridad de hacer su trabajo, siendo que le están poniendo en charola de plata a los delincuentes.
Y luego nuestros políticos se ríen de gente como Alejandro Martí, Isabel Miranda de Wallace, y ahora Javier Sicilia, por citar solo tres relevantes ejemplos de personas que con mucho mas posibilidades que la gente ordinaria, para hacerse oír en sus denuncias públicas sociales, en diversos y poderosos medios de comunicación masiva; son víctimas de la desidia, demagogia, burocracia y demás parecidas pestes sociales Mexicanas (y mundiales, a decir verdad; ahí está el caso de Wikileaks y su protagonista).
Así pues, con lo expuesto estoy plenamente consiente de lo que le espera a este escrito, y consiente también de que Pantera Negra no tiene ni la centésima parte del poder, comparado a lo que puede hacer la gente citada; pero eso no quita el mérito de hacer el intento una vez más, y las que se puedan en adelante. Aquí cabría recomendar leerse la letra de “solo le pido a Dios”, que Mercedes Sosa cantaba por cuenta y orden de León Gieco, particularmente el verso ese de “que la reseca muerte no me encuentre, vacío y solo sin haber hecho lo suficiente”.