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parzival
05-mar.-2011, 00:49
En las colinas de Georgia

En las colinas de Georgia se posa la niebla.
Corre el río ante mí.
Estoy triste y sereno. Es luminosa mi tristeza,
que está llena de ti. De ti, sólo de ti...
Y nada clama ni atormenta ni inquieta mi dolor.
El corazón arde de nuevo y ama,
que no puede vivir él sin amor.

Aleksandr Pushkin

¡Que triste es Rusia, sí señor! Yo, exiliado, comparto tus lágrimas.

parzival
06-mar.-2011, 09:40
Pierden su espesor las nubes...

Pierden su espesor las nubes, que están siempre de camino;
ardes, lucero, muy triste, mi lucero vespertino;
tus rayos cubren de plata la llanura ya agostada,
la bahía somnolienta y la cima desolada;
me encanta tu débil luz en el alto firmamento;
ella despierta en mi ser mi dormido pensamiento.
Yo recuerdo tu nacer, mi lucero tutelar,
sobre el tranquilo país, donde todo es familiar,
donde álamos esbeltos envuelven aires muy puros,
donde dormitan los mirtos junto a cipreses oscuros
y la mar al mediodía emite dulce fragor.
Allí en los montes, en tiempos, pensando siempre en mi amor,
arrastraba sobre el mar mi pereza taciturna...
cuando mi choza envolvía la densa sombra nocturna...
y una doncella en lo oscuro cada noche te buscaba
y a todas sus amigas tu nombre les recordaba.

Aleksandr Pushkin

parzival
06-mar.-2011, 23:20
No cantes, niña linda, en mi presencia

No cantes, niña linda, en mi presencia
canciones de Georgia entristecida,
que me hacen recordar con su cadencia
litorales lejanos y otra vida.
Me recuerdan a mí —¡triste fortuna!—
tus cánticos hirientes, tu voz bella,
las noches de la estepa, con su luna,
y la lejana faz de una doncella.
La imagen fantasmal, y tan amada,
olvido al ver tu rostro, que es divino.
Mas, si cantas, resurge de la nada
y ante mí de nuevo la imagino.
No cantes, niña linda, en mi presencia
canciones de Georgia entristecida,
que me hacen recordar con su cadencia
litorales lejanos y otra vida.

Aleksandr Pushkin

Am@nda
07-mar.-2011, 06:06
http://www.desdeelexilio.com/wp-content/uploads/exiliointerior1.jpg

Un viento misionero sacude las persianas
no sé qué jueves trae
no sé qué noche lleva
ni siquiera el dialecto que propone

creo reconocer endechas rotas
trocitos de hurras
y batir de palmas
pero todo se mezcla en un aullido
que también puede ser deleite o salmo

el viento bate franjas de aluminio
llega de no sé dónde a no sé dónde
y en ese rumbo enigma soy apenas
una escala precaria y momentánea


no abro hospitalidad
no ofrezco resistencia
simplemente lo escucho
arrinconado
mientras en el recinto vuelan nombres
papeles y cenizas


después se posarán en su baldosa
en su alegre centímetro
en su lástima
ahora vuelan cómo barriletes
como murciélagos como hojas

lo curioso lo absurdo es que a pesar
de que aguardo mensajes y pregones
de todas las memorias y de todos
los puntos cardinales
lo raro lo increíble es que a pesar
de mi desamparada expectativa
no sé qué dice el viento del exilio.

Viento del exilio
Poema de Mario Benedetti