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30-mar.-2007, 12:52
Profecía dada al Apóstol
José Luis De Jesús Miranda
por una hermana en el año 1988
en la isla de Puerto Rico
El Padre envia a su siervo, Gabriel, como emisario, como embajador, como embajador, como mensajero para continuamente afirmar al pueblo. José Luis, varón esforzado y varón valiente, tus lomos han sido ceñidos con la verdad de la palabra. Unos lomos ceñidos con la palabra verdadera con la palabra que lleva un peso real y perfecto porque son los lomos ceñidos con la palabra de gracia. No hay otra palabra. No hay otro mensaje. No hay otro cinto que deba de ceñir los lomos del mensajero sino este es el verdadero cinto, el cinto de la gracia sobre tus lomos. Y te he dado habilidad para hablarla, para enseñarla, para vivirla, para mostrarla, para que rasplandezca. Para que el pueblo sea llevado como fue llevado por Josué cruzando hasta alcanzar la tierra prometida. Madurando al pueblo hasta llevarlo a que se forme ese hombre nuevo, ese hombre completo, ese hombre en el cual halla otro espíritu como había en Josué, quien pudo entrar con Caleb porque en él había otro espíritu...
Y yo te he puesto como puse a Josué para que conquistes tierra, para que avances y entres al pueblo, en esa nueva experiencia, en esa nueva dimensión del pacto. A apropiarse, para que conozcan que la vida plena es aquí y ahora además de la futura. Está garantizada a plenitud. Yo he ceñido tus lomos con la verdad y con la gracia. Y te he dado gracia para mostrar la gracia. Y el ángel asignado a tu ministerio en forma específica y en forma clara es precisamente el ángel de la gracia.
YO GABRIEL VOY CONTIGO. Camino contigo, te ayudo, te asisto, te dirijo, te enseño, te muestro, te revelo, trato contigo. He sido enviado a ti para respaldar tu vida, para guiarte en esta senda de gracia. Porque son muchas las riquezas que has de conocer y son muchas las dimensiones que has de descubrir. Y tu responsabilidad no solamente es entrar tú sino entrar a otros contigo en este nuevo camino, en esta nueva enseñaza, en esta revelación que a pesar de ser antigua es nueva. Tú sabes que es nueva dentro del pueblo y por eso digo nueva. Aun cuando es eterna y es desde tiempos antiguos. Y es lo que ha amado el corazón del Padre. Y es lo que ha movido al Padre a dar al Hijo. Y Cristo fue la gracia derramada en los corazones de los hombres.
Pero hay que enseñarla, hay que mostrarle al pueblo que ese es el único plan del Padre, salvar por gracia. Salvar por gracia. !Tan grande fue su amor¡ Que no mira la condición del hombre, que no mira su pobreza, que no mira su rebeldía, que no mira su dureza, que no mira su crueldad, que no mira su corazón sino que lo cubre en gracia y lo cubre en un amor perfecto. Lo cubre constantemente y eternamente. El decidió hacerse de un pueblo, hacerse de un pueblo en el cual vamos tras su gracia, en el cual vamos tras la gloria de la gracia. En el cual va a mostrar lo que es capaz de hacer. Al cual ha llamado para que rijan, para que gobiernen el mundo.
Y tú has sido llamado como siervo de esa gracia. Tú has sido uno de los siervos llamados para esta última hora. Para mostrar esa gracia, para renovar al pueblo, para cambiar los cimientos, para que por primera vez se vea cuan grande, cuan grande, cuan grande es el plan de Dios. Tú has sido llamado a cambiar las estacas de sitio. Remueve y extiende y atesa las cuerdas porque se ha de ampliar. La tienda va ampliarse. Se han de cambiar las estacas de lugar y se va a ensanchar tu tienda, la tienda que yo te he dado para habitar.
Yo la voy a ensanchar y la voy a hacer espaciosa y grande. Y voy a poner cuerdas firmes y estacas fuertes para que no sea movible, para que no sea sacudida por el viento y derribada. Sacudida podrá ser, pero derribada no. Y yo te he enseñado a como afirmar esas estacas.
Entierra profundamente esa espada en la tierra del corazón del hombre porque va a ser firme esa obra. Es firme esa obra. Es firme esa obra. Tan firme como la estoy haciendo en ti. Tú has podido sentirla, labrando yo la tierra tuya y has podido sentir yo atesando esas estacas, clavándolas firme en tu corazón y haciendo obra inconmovible y es lo que yo voy hacer en el pueblo que tú ministras.
Y es lo que yo voy ha hacer en el pueblo y en el mundo donde te voy a llevar. Es mucho pueblo y es grande el pueblo. Pero yo he dado a tu vida hombres y mujeres como le dio el Padre a Moises. Hombres que ayudarán y hombres que sostuvieran y hombres que bregarán con el pueblo en sus luchas. Y hombres que levantarán sus brazos en su cansancio. Y hombres y mujeres que le ayudarán a hacer la obra que le he dado para hacer. Yo te he dado la visión y yo amplío la visión, dice el Padre, en tu corazón y en tu mente. Y yo agudizo tu oído para oir consejo, para oir palabra, para oir enseñanza y para clarificar la visión en tu corazón. Para moverte con paso preciso.
NO VOY A PERMITIR QUE SE CONFUNDA TU MENTE. NO VOY A PERMITIR QUE SE CONFUNDA TU CORAZÓN. TU VAS A OIR TROMPETA Y VAS A OIR SONIDO CIERTO. Yo prometo hacer en tu corazón sonido cierto. Que tú sepas cuando la tienda de campaña se ha de quedar quieta, cuando es tiempo de congregar para reunión y cuando es tiempo de movilizar para guerra. Todo va a ser claro en tu vida porque en ti yo he puesto la dosilidad que puse en Moises, para oir mi palabra y para ser manso, para ser manso y dejarse guiar. Y para poder recibir corrección y para poder dominar su espíritu, su corazón y su alma.
Lo que yo hoy te hablo como hablamos entre los querubines y te hablo através de este ministerio de ángeles porque tú conoces mi voz y conoces mi voz en tu espíritu. Yo he tratado contigo, he sensibilizado tu espíritu. Te puedo meter dentro de esta experiencia porque yo he preparado tu espíritu para esto. Hay anhelos nuevos en tu vida y todos han de ser cumplidos.
José Luis De Jesús Miranda
por una hermana en el año 1988
en la isla de Puerto Rico
El Padre envia a su siervo, Gabriel, como emisario, como embajador, como embajador, como mensajero para continuamente afirmar al pueblo. José Luis, varón esforzado y varón valiente, tus lomos han sido ceñidos con la verdad de la palabra. Unos lomos ceñidos con la palabra verdadera con la palabra que lleva un peso real y perfecto porque son los lomos ceñidos con la palabra de gracia. No hay otra palabra. No hay otro mensaje. No hay otro cinto que deba de ceñir los lomos del mensajero sino este es el verdadero cinto, el cinto de la gracia sobre tus lomos. Y te he dado habilidad para hablarla, para enseñarla, para vivirla, para mostrarla, para que rasplandezca. Para que el pueblo sea llevado como fue llevado por Josué cruzando hasta alcanzar la tierra prometida. Madurando al pueblo hasta llevarlo a que se forme ese hombre nuevo, ese hombre completo, ese hombre en el cual halla otro espíritu como había en Josué, quien pudo entrar con Caleb porque en él había otro espíritu...
Y yo te he puesto como puse a Josué para que conquistes tierra, para que avances y entres al pueblo, en esa nueva experiencia, en esa nueva dimensión del pacto. A apropiarse, para que conozcan que la vida plena es aquí y ahora además de la futura. Está garantizada a plenitud. Yo he ceñido tus lomos con la verdad y con la gracia. Y te he dado gracia para mostrar la gracia. Y el ángel asignado a tu ministerio en forma específica y en forma clara es precisamente el ángel de la gracia.
YO GABRIEL VOY CONTIGO. Camino contigo, te ayudo, te asisto, te dirijo, te enseño, te muestro, te revelo, trato contigo. He sido enviado a ti para respaldar tu vida, para guiarte en esta senda de gracia. Porque son muchas las riquezas que has de conocer y son muchas las dimensiones que has de descubrir. Y tu responsabilidad no solamente es entrar tú sino entrar a otros contigo en este nuevo camino, en esta nueva enseñaza, en esta revelación que a pesar de ser antigua es nueva. Tú sabes que es nueva dentro del pueblo y por eso digo nueva. Aun cuando es eterna y es desde tiempos antiguos. Y es lo que ha amado el corazón del Padre. Y es lo que ha movido al Padre a dar al Hijo. Y Cristo fue la gracia derramada en los corazones de los hombres.
Pero hay que enseñarla, hay que mostrarle al pueblo que ese es el único plan del Padre, salvar por gracia. Salvar por gracia. !Tan grande fue su amor¡ Que no mira la condición del hombre, que no mira su pobreza, que no mira su rebeldía, que no mira su dureza, que no mira su crueldad, que no mira su corazón sino que lo cubre en gracia y lo cubre en un amor perfecto. Lo cubre constantemente y eternamente. El decidió hacerse de un pueblo, hacerse de un pueblo en el cual vamos tras su gracia, en el cual vamos tras la gloria de la gracia. En el cual va a mostrar lo que es capaz de hacer. Al cual ha llamado para que rijan, para que gobiernen el mundo.
Y tú has sido llamado como siervo de esa gracia. Tú has sido uno de los siervos llamados para esta última hora. Para mostrar esa gracia, para renovar al pueblo, para cambiar los cimientos, para que por primera vez se vea cuan grande, cuan grande, cuan grande es el plan de Dios. Tú has sido llamado a cambiar las estacas de sitio. Remueve y extiende y atesa las cuerdas porque se ha de ampliar. La tienda va ampliarse. Se han de cambiar las estacas de lugar y se va a ensanchar tu tienda, la tienda que yo te he dado para habitar.
Yo la voy a ensanchar y la voy a hacer espaciosa y grande. Y voy a poner cuerdas firmes y estacas fuertes para que no sea movible, para que no sea sacudida por el viento y derribada. Sacudida podrá ser, pero derribada no. Y yo te he enseñado a como afirmar esas estacas.
Entierra profundamente esa espada en la tierra del corazón del hombre porque va a ser firme esa obra. Es firme esa obra. Es firme esa obra. Tan firme como la estoy haciendo en ti. Tú has podido sentirla, labrando yo la tierra tuya y has podido sentir yo atesando esas estacas, clavándolas firme en tu corazón y haciendo obra inconmovible y es lo que yo voy hacer en el pueblo que tú ministras.
Y es lo que yo voy ha hacer en el pueblo y en el mundo donde te voy a llevar. Es mucho pueblo y es grande el pueblo. Pero yo he dado a tu vida hombres y mujeres como le dio el Padre a Moises. Hombres que ayudarán y hombres que sostuvieran y hombres que bregarán con el pueblo en sus luchas. Y hombres que levantarán sus brazos en su cansancio. Y hombres y mujeres que le ayudarán a hacer la obra que le he dado para hacer. Yo te he dado la visión y yo amplío la visión, dice el Padre, en tu corazón y en tu mente. Y yo agudizo tu oído para oir consejo, para oir palabra, para oir enseñanza y para clarificar la visión en tu corazón. Para moverte con paso preciso.
NO VOY A PERMITIR QUE SE CONFUNDA TU MENTE. NO VOY A PERMITIR QUE SE CONFUNDA TU CORAZÓN. TU VAS A OIR TROMPETA Y VAS A OIR SONIDO CIERTO. Yo prometo hacer en tu corazón sonido cierto. Que tú sepas cuando la tienda de campaña se ha de quedar quieta, cuando es tiempo de congregar para reunión y cuando es tiempo de movilizar para guerra. Todo va a ser claro en tu vida porque en ti yo he puesto la dosilidad que puse en Moises, para oir mi palabra y para ser manso, para ser manso y dejarse guiar. Y para poder recibir corrección y para poder dominar su espíritu, su corazón y su alma.
Lo que yo hoy te hablo como hablamos entre los querubines y te hablo através de este ministerio de ángeles porque tú conoces mi voz y conoces mi voz en tu espíritu. Yo he tratado contigo, he sensibilizado tu espíritu. Te puedo meter dentro de esta experiencia porque yo he preparado tu espíritu para esto. Hay anhelos nuevos en tu vida y todos han de ser cumplidos.