Pantera Negra
08-nov.-2010, 19:30
En México, se le llama piratería al acto de mercar con productos de ingreso ilegal al país, es decir que no pagan impuestos aduanales al ser ingresados a la nación.
Según esto, comete un acto delictivo quien los vende, quien los compra o usa de ellos con cualquier fin. Pero la verdad es que si tienen tan buen mercado, es por una buena razón. ¿Y que razón puede ser esa?, pues la mas evidente y contundente es lo económico, su bajo precio.
Un disco “de marca” tiene un valor promedio de 100 pesos mexicanos, uno pirata cuesta 10 pesos de los mismos. Una prenda de vestir, de alguna marca de prestigio, cuesta alrededor de 500 pesos; una de “falluca” y de marcas no registradas en el país, cuesta no más de 200 pesos. Y así sucesivamente, en todos los rubros: libros, artículos electrodomésticos, utensilios de cocina, calzado, etc.
Evidentemente, quien compra un artículo en y de ese “mercado negro”, sabe que al hacerlo restringe sus derechos, como es por ejemplo el derecho a réplica si el artículo adquirido tiene alguna falla de fabricación.
La policía, azuzada por los empresarios mexicanos, anda como perro de presa a la caza de todo sitio, gente u objetos relacionados con esa mercancía proscrita. Abanderan sus acciones con frases de media verdad, una de ellas y la más comúnmente usada es “la industria ilegal daña a las empresas nacionales, y en consecuencia también a los miles de trabajadores que viven de ellas”. Pero como ya lo dije, eso es una verdad a medias, por lo tanto es una frase demagógica, a conveniencia de los empresarios “negreros” locales.
Para ser razonables y un poco analíticos, hay que responder dos preguntas. La primera es ¿porqué razón un artículo de cierta buena calidad (sobre todo los gringos), que viene de tan lejos y en buen estado generalmente, es más económico que uno local, de mediana calidad y por lo común mas duradero?.
Y la otra cuestión es ¿porqué tiene, la gente que merca con esos productos de falluca, que pagar sanciones legales; que en justicia corresponde pagar a la policía aduanal inepta, corrupta, ineficiente y sumamente permeable?.
Esto último es una vergüenza auténtica para las autoridades, para el gobierno; porque está dando fe de que su inepta policía aduanal es incapaz de servir para lo que fue creada, y no solo eso, sino que además de su evidente inutilidad y corrupción, sigue incólumemente impune; en tanto la gente común que vive de ese mercado (negro), por la falta de oportunidades laborales (cuya culpa es en su mayoría, para no variar, del gobierno también) es perseguida cual si fuesen asesinos, traidores a la patria, u otra clase de delincuentes de la mas baja calaña.
Por la mas elemental ética, el gobierno debe dejar de hostigar a quien vende productos baratos a la gente, y que además le son de utilidad; por ética y por vergüenza, de no poder contener esta válvula de escape a la crisis económica; el gobierno debe en este caso mantener las manos quietas, y corregir a su policía aduanal, quien deja pasar “como Juan por su casa” no solo estos productos útiles, sino otros mas peligrosos y dañinos, como son las armas y las drogas.
¿Y la industria local, las empresas nacionales y las fuentes de empleo locales?, ¡por favor!, si ya se vio que los empresarios locales son negreros, explotadores; que todos los que participan en el proceso productivo, de transporte y distribución de artículos básicos, quieren sacar “raja” de su parte en el proceso. Todos ellos, menos los trabajadores, los que en realidad producen y dan vida a cada artículo fabricado.
Pero no hay que sorprenderse mucho de lo que expongo, no descubro el hilo negro; todos sabemos que lo que he expuesto ya tiene un nombre desde hace tiempo, uno de los últimos nombres que ostentó era neoliberalismo, y que es una estrategia mundial. Pero no está por demás re-explicarlo de cuando en cuando; y en nombre de esta toma de conciencia y de manera emergente, por la ética invocada, digamos en tanto “si, a la piratería”, aunque el niño de ese comercial lava cerebros siga haciendo pucheros al decir “es que tengo un papá pirata”.
Según esto, comete un acto delictivo quien los vende, quien los compra o usa de ellos con cualquier fin. Pero la verdad es que si tienen tan buen mercado, es por una buena razón. ¿Y que razón puede ser esa?, pues la mas evidente y contundente es lo económico, su bajo precio.
Un disco “de marca” tiene un valor promedio de 100 pesos mexicanos, uno pirata cuesta 10 pesos de los mismos. Una prenda de vestir, de alguna marca de prestigio, cuesta alrededor de 500 pesos; una de “falluca” y de marcas no registradas en el país, cuesta no más de 200 pesos. Y así sucesivamente, en todos los rubros: libros, artículos electrodomésticos, utensilios de cocina, calzado, etc.
Evidentemente, quien compra un artículo en y de ese “mercado negro”, sabe que al hacerlo restringe sus derechos, como es por ejemplo el derecho a réplica si el artículo adquirido tiene alguna falla de fabricación.
La policía, azuzada por los empresarios mexicanos, anda como perro de presa a la caza de todo sitio, gente u objetos relacionados con esa mercancía proscrita. Abanderan sus acciones con frases de media verdad, una de ellas y la más comúnmente usada es “la industria ilegal daña a las empresas nacionales, y en consecuencia también a los miles de trabajadores que viven de ellas”. Pero como ya lo dije, eso es una verdad a medias, por lo tanto es una frase demagógica, a conveniencia de los empresarios “negreros” locales.
Para ser razonables y un poco analíticos, hay que responder dos preguntas. La primera es ¿porqué razón un artículo de cierta buena calidad (sobre todo los gringos), que viene de tan lejos y en buen estado generalmente, es más económico que uno local, de mediana calidad y por lo común mas duradero?.
Y la otra cuestión es ¿porqué tiene, la gente que merca con esos productos de falluca, que pagar sanciones legales; que en justicia corresponde pagar a la policía aduanal inepta, corrupta, ineficiente y sumamente permeable?.
Esto último es una vergüenza auténtica para las autoridades, para el gobierno; porque está dando fe de que su inepta policía aduanal es incapaz de servir para lo que fue creada, y no solo eso, sino que además de su evidente inutilidad y corrupción, sigue incólumemente impune; en tanto la gente común que vive de ese mercado (negro), por la falta de oportunidades laborales (cuya culpa es en su mayoría, para no variar, del gobierno también) es perseguida cual si fuesen asesinos, traidores a la patria, u otra clase de delincuentes de la mas baja calaña.
Por la mas elemental ética, el gobierno debe dejar de hostigar a quien vende productos baratos a la gente, y que además le son de utilidad; por ética y por vergüenza, de no poder contener esta válvula de escape a la crisis económica; el gobierno debe en este caso mantener las manos quietas, y corregir a su policía aduanal, quien deja pasar “como Juan por su casa” no solo estos productos útiles, sino otros mas peligrosos y dañinos, como son las armas y las drogas.
¿Y la industria local, las empresas nacionales y las fuentes de empleo locales?, ¡por favor!, si ya se vio que los empresarios locales son negreros, explotadores; que todos los que participan en el proceso productivo, de transporte y distribución de artículos básicos, quieren sacar “raja” de su parte en el proceso. Todos ellos, menos los trabajadores, los que en realidad producen y dan vida a cada artículo fabricado.
Pero no hay que sorprenderse mucho de lo que expongo, no descubro el hilo negro; todos sabemos que lo que he expuesto ya tiene un nombre desde hace tiempo, uno de los últimos nombres que ostentó era neoliberalismo, y que es una estrategia mundial. Pero no está por demás re-explicarlo de cuando en cuando; y en nombre de esta toma de conciencia y de manera emergente, por la ética invocada, digamos en tanto “si, a la piratería”, aunque el niño de ese comercial lava cerebros siga haciendo pucheros al decir “es que tengo un papá pirata”.