Alena
04-nov.-2010, 05:37
No tienes rostro.....estás asi desdibujado en el viento. Existes sí, pero en algún lugar imaginario del infinito, o no? Quizá estés más cerca de lo que creo, quizás seas sólo un instante del tiempo.
Ya no te busco, antes solía vestirme de esperanza y salía a la calle a buscarte, caminaba por los parques, por esos llenos de niños y entonces creía verte en una de sus sonrisas y a la vez yo sonreía, pero no....no eras tú.
Otras veces me ponía mi sombrero de fe y vestida de blanco-alma, recorría el viejo camino que lleva al cementerio, alli entre tumbas y flores, miraba a ver si te veía, pensaba que podías estar en la flama de una vela, o en el pétalo marchito de una rosa. A ratos me sentaba en un banco solitario y me quitaba el sombrero, entonces era cuando mi pecho exalaba profundo y cansado.
Pero el viento agitaba las hojas de otoño haciendolas caer sobre la falda de mi vestido, ahora de color rojizo-pasión, entonces sobresaltada creía atisbar tu mirada entre ellas, las hojas secas, pero al momento el viento las volvía a soplar con fuerza arrojándolas lejos.
He regresado de buscarte, ahora me siento enfrente del espejo, ya no uso mi sombrero de fe, ni siquiera visto de esperanza, ahora permanezco sin ropa y con frìo.
Cuando entra el sol por la ventana observo el reflejo de un rostro, un rostro de luto, unos ojos de lodo, un cabello de cieno, la mirada perdida en el vacio, y un cuerpo desnudo.
Afuera, en el cementerio, suenan campanas de misa, sobre una vieja tumba dibuja el polvo una sonrisa, esa que escapó por la ventana cuando no la miraba.
Alena
Ya no te busco, antes solía vestirme de esperanza y salía a la calle a buscarte, caminaba por los parques, por esos llenos de niños y entonces creía verte en una de sus sonrisas y a la vez yo sonreía, pero no....no eras tú.
Otras veces me ponía mi sombrero de fe y vestida de blanco-alma, recorría el viejo camino que lleva al cementerio, alli entre tumbas y flores, miraba a ver si te veía, pensaba que podías estar en la flama de una vela, o en el pétalo marchito de una rosa. A ratos me sentaba en un banco solitario y me quitaba el sombrero, entonces era cuando mi pecho exalaba profundo y cansado.
Pero el viento agitaba las hojas de otoño haciendolas caer sobre la falda de mi vestido, ahora de color rojizo-pasión, entonces sobresaltada creía atisbar tu mirada entre ellas, las hojas secas, pero al momento el viento las volvía a soplar con fuerza arrojándolas lejos.
He regresado de buscarte, ahora me siento enfrente del espejo, ya no uso mi sombrero de fe, ni siquiera visto de esperanza, ahora permanezco sin ropa y con frìo.
Cuando entra el sol por la ventana observo el reflejo de un rostro, un rostro de luto, unos ojos de lodo, un cabello de cieno, la mirada perdida en el vacio, y un cuerpo desnudo.
Afuera, en el cementerio, suenan campanas de misa, sobre una vieja tumba dibuja el polvo una sonrisa, esa que escapó por la ventana cuando no la miraba.
Alena