erick polux
30-jul.-2007, 11:26
Adonices -La Llave de Hecateo Vol1-, es una de las tres novelas que actualmente me encuentro escribiendo. He aquí un fragmento del primer capítulo:
-Bedford-
Estaba a punto de anochecer. El cielo perdía cada vez más sus tonalidades añiles a consecuencia de una tormenta que comenzaba a precipitarse al norte de Alemania. Un poblado alejado de toda la civilización.
En alguna parte de este sitio, se encontraba en marcha un Berlina en color negro, muy bien conservado, parecía que lo habían recién sacado de una agencia automotriz. Dentro de poco tiempo, se iba a ver envuelto en un gran problema. La brecha se estaba convirtiendo en un verdadero cenagal, debido a la tormenta que estaba haciendo acto de presencia. El atolladero le estaba quitando toda esa elegancia que era única de apreciar en aquel vehículo de antaño. Aunque ese asunto no le importaba en lo más mínimo al conductor. En ese instante, su atención estaba centrada en el panorama que era difícil de distinguir a consecuencia del diluvio. El conductor era un hombre tan viejo que tenía el aspecto de un roble. Pues con ese clima y con esas dificultades en el camino. << ¿Quién estaría de ánimo para tener un gesto de optimismo?>>. Esa sería la pregunta que no sólo se haría el añoso conductor. En la parte trasera del coche, había un pasajero. Un joven rubio de complexión delgada al que, con sólo ver en su rostro los rasgos faciales de un párvulo, podría jurarse que había sido bendecido con el don de la eterna juventud...
Si quieres ver como termina el primer capítulo y el resto de los demás, te invinto a que entres a mi página web: www.adonices.blogspot.com
Espero que sea de tu agrado.
-Bedford-
Estaba a punto de anochecer. El cielo perdía cada vez más sus tonalidades añiles a consecuencia de una tormenta que comenzaba a precipitarse al norte de Alemania. Un poblado alejado de toda la civilización.
En alguna parte de este sitio, se encontraba en marcha un Berlina en color negro, muy bien conservado, parecía que lo habían recién sacado de una agencia automotriz. Dentro de poco tiempo, se iba a ver envuelto en un gran problema. La brecha se estaba convirtiendo en un verdadero cenagal, debido a la tormenta que estaba haciendo acto de presencia. El atolladero le estaba quitando toda esa elegancia que era única de apreciar en aquel vehículo de antaño. Aunque ese asunto no le importaba en lo más mínimo al conductor. En ese instante, su atención estaba centrada en el panorama que era difícil de distinguir a consecuencia del diluvio. El conductor era un hombre tan viejo que tenía el aspecto de un roble. Pues con ese clima y con esas dificultades en el camino. << ¿Quién estaría de ánimo para tener un gesto de optimismo?>>. Esa sería la pregunta que no sólo se haría el añoso conductor. En la parte trasera del coche, había un pasajero. Un joven rubio de complexión delgada al que, con sólo ver en su rostro los rasgos faciales de un párvulo, podría jurarse que había sido bendecido con el don de la eterna juventud...
Si quieres ver como termina el primer capítulo y el resto de los demás, te invinto a que entres a mi página web: www.adonices.blogspot.com
Espero que sea de tu agrado.