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Panzer172
20-mar.-2010, 16:27
Mijail escogió la ciudad de Lima para ocultarse de los asesinos que la transnacional francesa había contratado para liquidarlo porque él conocía la capital peruana perfectamente.
Camille le había hablado a él tanto acerca de Lima que Mijail sentía como si él hubiera vivido allí por años.

Una vez que él salió del aeropuerto, Mijail tomo un taxi y le pidió al conductor que lo llevara al distrito de Santa Teresa. Él tuvo que pagarle una buena suma de dinero al taxista para que este accediera a llevarlo hasta Santa Teresa.
Santa Teresa era uno de los distritos más grandes y el más peligroso de la ciudad de Lima. Gente de escasos recursos económicos y pandillas muy bien armadas y organizadas poblaban las calles de aquel distrito.
Para Mijail ese era el lugar ideal para ocultarse por un buen tiempo.

El viejo científico ruso se hospedo en un hotel barato de tres pisos el cual se ubicaba frente a un parque lleno de arboles sucios por culpa de la contaminación de los viejos autobuses que transitaban cerca.

Era de noche y Mijail veía sentado sobre la cama una fotografía de su querida Camille. Ella sonreía en la foto y cubría sus ojos verdes con unos elegantes lentes de sol.
Junto al hotel había un bar de mala muerte donde servían bebidas de dudosa procedencia, pero que cumplían su objetivo de embriagar a la gente.
MIjail decidió ir un rato a ese antro para olvidarse por unas horas de que él asesino al amor de su vida en tierras francesas.
Mijail se puso un saco encima para protegerse del frio y escondió muy bien el USB que contenía la formula de su sustancia para convertir seres humanos en criaturas antes de abandonar su cuarto de hotel.

Ni bien él abrió la puerta, Mijail se quedo sorprendido al ver delante de él a los dos asesinos profesionales que lo buscaban.
Sin decir ni una sola palabra los dos sujetos sacaron sus armas con silenciadores y le dispararon en el pecho a Mijail.
Mijail cayó al suelo de espaldas, pero en seguida él saco una pistola beretta de segunda mano que él ocultaba detrás de él y contraataco el ataque de sus dos verdugos. Él llevaba puesto un chaleco antibalas el cual él adquirió junto con la pistola el primer día que llego a la ciudad de Lima.
Debido a su inexperiencia con las armas de fuego, Mijail no pudo asesinar a sus atacantes a pesar de gastar todas las balas de la beretta, pero si herirlos. Uno recibió una bala en el brazo y el otro en la mano.

Apenas él hirió a los dos asesinos, Mijail corrió con todas sus fuerzas por el pasillo y bajo las escaleras con dirección al primer piso. Los dos asesinos profesionales se pusieron de pie y persiguieron a Mijail como dos perros de caza.

Mijail se interno en el parque que estaba frente al hotel porque él esperaba que la poca luz que allí había lo ayudara a escapar de los dos asesinos.
La edad avanzada de Mijail no le permitió correr rápido por demasiado tiempo y en cuanto él disminuyo la velocidad, él recibió un tiro en la pierna.
Tirado en el suelo y desangrándose Mijail sabía que en menos de un minuto, él se iría directo al infierno.

Parados frente a él, los dos asesinos profesionales apuntaron sus armas a la cabeza de Mijail para acabar de una buena vez con su misión. Sin embargo, ninguno de los dos llego a apretar el gatillo.
Mijail fue testigo de cómo un disparo le voló la cabeza a uno de los asesinos y un cuchillo atravesó la garganta del otro.
Cuando los dos cuerpos cayeron al suelo, Mijail de inmediato miro a todos lados para buscar a su salvador.
El ángel de la guarda de Mijail era nada menos que Lucio Choque, el líder de una de las pandillas más importantes y poderosas de Santa Teresa. Lucio era un hombre de 47 años de edad, dueño de una increíble fuerza física, experto en el uso de armas de fuego y cuchillos y poseedor de sangre aymara pura en sus venas. En el mundo delincuencial todos lo conocían como “El Tribuno”.

Lucio llevo a Mijail a su casa y allí él se encargo de que el viejo ruso fuera curado y atendido muy bien.
Lucio era un hombre muy culto y dominaba cinco idiomas entre ellos el francés. Aquella fue la lengua con la cual él y Mijail se comunicaron.
Mijail quedo impresionado con la biblioteca personal de Lucio. Había grandes joyas de la literatura y enciclopedias dedicadas a los imperios antiguos. Gracias al dinero que obtenía por la venta de drogas era que Lucio podía tener lujos como esos y mucho más.
Por fuera su casa lucia igual de modesta que el resto de viviendas y edificios del distrito de Santa Teresa, pero por dentro era todo un palacio.

Mijail le conto a Lucio la razón por la cual querían asesinarlo como una muestra de agradecimiento y confianza por toda la hospitalidad y gentileza con la que él había sido tratado.
Lucio quedo fascinado al saber que él tenía a un científico tan importante en su casa.
-¿Y cuál ha sido el proyecto más importante que ha realizado hasta ahora, señor Ivanov? –pregunto Lucio.
-Pues la verdad es que aun sigo trabajando en mi proyecto más importante, señor choque –respondió Mijail.
-¿Y me podría decir en qué consiste su proyecto, señor Ivanov? –pregunto Lucio lleno de curiosidad.
Mijail quedo gratamente sorprendido al contemplar el inmenso interés de Lucio en sus experimentos para crear una nueva y poderosa raza.
Lucio sabia que teniendo a su disposición criaturas asesinas e inteligentes como las que Mijail planeaba crear, él tendría el control total de Santa Teresa e incluso de todo Lima.

Sin pensarlo dos veces Lucio le ofreció a Mijail financiar sus experimentos a cambio de que él le proveyera de un buen número de criaturas para poder crear su ejército personal.
Mijail acepto el trato y con un fuerte apretón de manos él y su nuevo socio sellaron el negocio.

Bebiendo los vinos y licores más caros del mundo y teniendo como compañía a las prostitutas más hermosas y caras de la capital, Lucio y Mijail celebraron el inicio de su beneficiosa sociedad hasta el amanecer.

Una linda y joven universitaria de nombre Diana se despedía de su enamorado con un tierno beso en los labios antes de que él abordara su autobús.
Eran las once y media de la noche y Diana con una sonrisa en los labios caminaba por las calles casi desiertas del cercado de Lima pensando únicamente en lo maravillosa que era su vida.
La joven se disponía a meterse un caramelo en la boca cuando alguien le tapo la boca bruscamente y la sujeto con fuerza. En ese preciso instante un automóvil de lunas polarizadas se detuvo frente a ella.
La puerta junto a la del copiloto se abrió y Diana fue metida dentro del automóvil rápidamente. Un hombre de aspecto intimidante y con cortes en el rostro que estaba sentado en el asiento trasero dejo inconsciente a Diana tras propinarle un violento puñetazo.

Un espantoso grito de dolor despertó a Diana quien apenas abrió los ojos se dio cuenta que estaba desnuda y enjaulada al igual que otras diez jóvenes quienes lloraban llenas de horror y de miedo.
La joven universitaria se lleno de horror al igual que las demás cuando ella vio a la pobre chica que había gritado espantosamente. Aquella joven estaba echada en una mesa de acero manchada de sangre y todas sus extremidades estaban sujetas con fuertes correas. Todo el cuerpo de la joven estaba cambiando violentamente y ella se retorcía de dolor y botaba sangre por la boca.
Para cuando la joven dejo de gritar de dolor, ella ya no era más una bella y atractiva mujer sino un monstruo humanoide semejante a un lagarto y de piel gris, con pelo blanco en el setenta por ciento de su cuerpo y con garras retractiles en cada una de sus extremidades.
-¿Quién de ustedes será la siguiente, señoritas? –pregunto Mijail hablando en español y sonriendo galantemente.
Todas las jóvenes gritaron espantadas y aterrorizadas a excepción de Diana. Ella sabía que de nada serviría gritar o suplicar por su vida. Lo único que ella hizo fue sentarse en un rincón de su jaula para llorar de tristeza y pedirle al señor de los cielos que no la hiciera sufrir demasiado y que después de todo su calvario él la recibiera en su reino.
Ese día la linda Diana dejo de existir y renació como una más de las monstruosas hijas del doctor Mijail Ivanov.
Si bien Mijail había conseguido que las jóvenes mutaran exitosamente, sus cuerpos soportaban por muy poco tiempo la sustancia que las convertía en criaturas y ellas morían a los pocos días de haberse transformado.
Mijail estaba dispuesto a sacrificar las vidas de todas las jóvenes que fueran necesarias para de ese modo conseguir crear a la criatura perfecta la cual se convertiría en la primera de la nueva raza que el viejo científico ruso tanto anhelaba.

FIN

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