Archi
24-jul.-2007, 10:28
Brasil asistía el martes a una nueva jornada de caos en los aeropuertos con atrasos y cancelaciones de cientos de vuelos, mientras que autoridades confirmaron que 199 personas murieron en el accidente aéreo en Sao Paulo, el peor en la historia de América Latina.
A una semana de la catástrofe, el regulador aeroportuario estatal informó que desde la medianoche hasta las 10 p.m. hora local un 28.5 por ciento de los vuelos programados estaba con atraso, y un 15.1 por ciento fueron cancelados.
Los problemas reflejaban el cierre durante la mañana del aeropuerto paulista de Congonhas, el de mayor movimento del país, donde la semana pasada un Airbus 320 de la aerolínea TAM se despistó bajo la lluvia y chocó contra un edificio lindero, matando a sus 187 ocupantes.
Mientras sigue la identificación de restos, las autoridades confirmaron el lunes por la noche que otras 12 personas fuera de la nave murieron, entre ellas empleados de TAM, a la que pertenecía el edificio contra el que el avión se incrustó.
Un taxista que estaba en una gasolinera contra la que el aparato chocó en su descontralado recorrido también perdió la vida.
La radio local CBN reportó que, enfadados por un atraso de varias horas en el aeropuerto de Fortaleza, en el noreste del país, un grupo de pasajeros invadió la pista y tomó un avión de la aerolínea local Gol, del que la policía los desalojó.
"No aguanto más, estaba de vacaciones. ¿Cuándo voy a volver a mi casa?", dijo una pasajera en Brasilia con lágrimas en los ojos, que llevaba esperando seis horas para abordar un avión y no sabía finalmente a qué hora saldría su vuelo.
El Gobierno está recibiendo una avalancha de críticas por la crisis aérea en el país, que comenzó hace 10 meses cuando dos aviones chocaron en el aire matando 154 personas.
Desde ese momento, una serie de huelgas de controladores y una seguidilla de problemas con radares, entre otros motivos, convirtieron en una pesadilla los viajes en avión dentro de Brasil, un país de dimensiones continentales y con un mercado aéreo controlado por TAM.
Congonhas fue cerrado en el amanecer del martes por malas condiciones meteorológicas, aunque luego abrió con restricciones.
En la noche del lunes, sin embargo, TAM anunció que por previsión de lluvia cancelaría 68 vuelos a esa terminal, que opera apenas con una corta pista auxiliar al estar cerrada la principal tras la tragedia del martes.
La pista principal, donde se desató el desastre, continúa cerrada, mientras TAM sigue negándose a aterrizar en esa terminal durante días de lluvia por la falta de una reforma que permita mejorar la adhesión y el drenaje en sus dos pistas.
Ese tendido había sido habilitado a fin de junio sin los necesarios trabajos de ranurado para darle mejor adherencia en días de lluvia, lo que alimentó las críticas al Gobierno por su manejo de una crisis aérea.
A una semana de la catástrofe, el regulador aeroportuario estatal informó que desde la medianoche hasta las 10 p.m. hora local un 28.5 por ciento de los vuelos programados estaba con atraso, y un 15.1 por ciento fueron cancelados.
Los problemas reflejaban el cierre durante la mañana del aeropuerto paulista de Congonhas, el de mayor movimento del país, donde la semana pasada un Airbus 320 de la aerolínea TAM se despistó bajo la lluvia y chocó contra un edificio lindero, matando a sus 187 ocupantes.
Mientras sigue la identificación de restos, las autoridades confirmaron el lunes por la noche que otras 12 personas fuera de la nave murieron, entre ellas empleados de TAM, a la que pertenecía el edificio contra el que el avión se incrustó.
Un taxista que estaba en una gasolinera contra la que el aparato chocó en su descontralado recorrido también perdió la vida.
La radio local CBN reportó que, enfadados por un atraso de varias horas en el aeropuerto de Fortaleza, en el noreste del país, un grupo de pasajeros invadió la pista y tomó un avión de la aerolínea local Gol, del que la policía los desalojó.
"No aguanto más, estaba de vacaciones. ¿Cuándo voy a volver a mi casa?", dijo una pasajera en Brasilia con lágrimas en los ojos, que llevaba esperando seis horas para abordar un avión y no sabía finalmente a qué hora saldría su vuelo.
El Gobierno está recibiendo una avalancha de críticas por la crisis aérea en el país, que comenzó hace 10 meses cuando dos aviones chocaron en el aire matando 154 personas.
Desde ese momento, una serie de huelgas de controladores y una seguidilla de problemas con radares, entre otros motivos, convirtieron en una pesadilla los viajes en avión dentro de Brasil, un país de dimensiones continentales y con un mercado aéreo controlado por TAM.
Congonhas fue cerrado en el amanecer del martes por malas condiciones meteorológicas, aunque luego abrió con restricciones.
En la noche del lunes, sin embargo, TAM anunció que por previsión de lluvia cancelaría 68 vuelos a esa terminal, que opera apenas con una corta pista auxiliar al estar cerrada la principal tras la tragedia del martes.
La pista principal, donde se desató el desastre, continúa cerrada, mientras TAM sigue negándose a aterrizar en esa terminal durante días de lluvia por la falta de una reforma que permita mejorar la adhesión y el drenaje en sus dos pistas.
Ese tendido había sido habilitado a fin de junio sin los necesarios trabajos de ranurado para darle mejor adherencia en días de lluvia, lo que alimentó las críticas al Gobierno por su manejo de una crisis aérea.