parzival
05-dic.-2009, 00:22
Sabía que algún día tenía que suceder. He perdido la razón, confundo lo vivido con el presente, lo imaginario con lo real, lo pensado por otros como mío y lo mío como lejano. No se discernir entre lo correcto y lo incorrecto, solo sé que a veces las ideas me llegan a la mente como un torbellino, revueltas, en claroscuros, fugaces, desvaneciéndose rápidamente o quedándose clavadas, pétreas, inmóviles en mi pensamiento.
Camino por las calles, solo, con las manos dentro de los bolsillos y la mirada perdida. Busco algo, no lo sé. Camino, me detengo ante la nada. Tomo una calle y de pronto me regreso, como recordando algo. ¿Qué? Lo ignoro, tal como desconozco mi destino y mi razón de andar.
Ante las personas he de parecer un alienado, tal vez sí lo sea. Los miro a los ojos, de manera penetrante, como queriendo encontrar en ellos un pensamiento mío, robado, como deseando encontrar mi raciocinio, extraviado, escondido en su mente.
Mi caminar de aquí hacia allá es obsesivo, insistente, mis pasos seguros de querer avanzar. El problema radica en mi mente, que no se a donde voy, que busco, que deseo encontrar.
Muy entrada la noche regreso a mi casa, solitario, desesperanzado, cansado de errar de un lado hacia otro sin objetivo claro. Enciendo un cigarrillo, mi arma segura a un suicidio lento. Escucho siempre la misma vieja canción de amor, una y otra vez.
¿Qué soy sin ti, Leonor?
Un fantasma grotesco, desahuciado, con la vida sin un sentido y con la mente desecha, desquiciada.
¿Acaso tu partida me enloqueció? No lo creo. Tu solo eras la única tachuela que sostenía mi debilitado equilibrio mental. Te alejaron de mí mis disparatados actos y pensamientos, mi convulsivo y cambiante estado de ánimo, mi inacción ante la vida, mi risa y mi rabia surgidos de la nada.
Estoy loco, soy un demente que viaja de un lado para otro y cuya mente también lo hace. No se si toda la palabrería expresada aquí es mía o de alguien más, no se si lo he vivido o lo he soñado, es más, no se si estoy vivo o solo soy el juego mental de alguien más demente que yo.
JR
Camino por las calles, solo, con las manos dentro de los bolsillos y la mirada perdida. Busco algo, no lo sé. Camino, me detengo ante la nada. Tomo una calle y de pronto me regreso, como recordando algo. ¿Qué? Lo ignoro, tal como desconozco mi destino y mi razón de andar.
Ante las personas he de parecer un alienado, tal vez sí lo sea. Los miro a los ojos, de manera penetrante, como queriendo encontrar en ellos un pensamiento mío, robado, como deseando encontrar mi raciocinio, extraviado, escondido en su mente.
Mi caminar de aquí hacia allá es obsesivo, insistente, mis pasos seguros de querer avanzar. El problema radica en mi mente, que no se a donde voy, que busco, que deseo encontrar.
Muy entrada la noche regreso a mi casa, solitario, desesperanzado, cansado de errar de un lado hacia otro sin objetivo claro. Enciendo un cigarrillo, mi arma segura a un suicidio lento. Escucho siempre la misma vieja canción de amor, una y otra vez.
¿Qué soy sin ti, Leonor?
Un fantasma grotesco, desahuciado, con la vida sin un sentido y con la mente desecha, desquiciada.
¿Acaso tu partida me enloqueció? No lo creo. Tu solo eras la única tachuela que sostenía mi debilitado equilibrio mental. Te alejaron de mí mis disparatados actos y pensamientos, mi convulsivo y cambiante estado de ánimo, mi inacción ante la vida, mi risa y mi rabia surgidos de la nada.
Estoy loco, soy un demente que viaja de un lado para otro y cuya mente también lo hace. No se si toda la palabrería expresada aquí es mía o de alguien más, no se si lo he vivido o lo he soñado, es más, no se si estoy vivo o solo soy el juego mental de alguien más demente que yo.
JR