Pantera Negra
23-oct.-2009, 18:28
He reconocido que me integran tres personalidades, principalmente. Una es el ciudadano común, que día con día se levanta responsable y puntual a la cita con el estupidizante trabajo que nos sustenta. Motivado solo por una familia que, por fortuna o por gracia de Dios, es todo cuanto necesito para sobreponerme a viejos traumas, vicios, malformaciones, defectos.- tales como la depresión, la ira, el desaliento o algún otro. Con esa personalidad por sí misma, alcanzo a ser un hombre formal.
La segunda personalidad es triste e inspirada desde su solitaria creatividad. Es como un día nublado al que acompaña un viento gélido, cual si descendiese de borrascosas cumbres. Es la introspección que lo abarca todo, que lo siente todo. Que se duele y se conduele de las penas del mundo, pero que no se inmiscuye en ellas porque en esencia es una soledad excluyente, a pesar de vivir justamente del sentir y de la comprensión de lo propio y de lo ajeno.
La tercera personalidad es la de este felino negro, que sediento de justicia y pletore de lucidez transita el mundo con sigilosos y firmes pasos. Buscando siempre calculador el mejor camino, en pos de los más altos ideales que es capáz de concebir. Lógico, razonable, deductivo, analítico; todo en la medida de sus posibilidades y con sus limitantes inherentes y propias.
Las tres personalidades conviven armónicas, alternándose a veces. La una complementa a cualquiera de las otras. Se adaptan a las circunstancias del momento, al clima, a la soledad o compañía. A la opresión, a la represión, a la liberación. Una puede inspirar a aquella, y aquella apaciguar los ímpetus de ésta. Se consuelan, se aconsejan, se analizan; se dan su propio espacio, su libertad de acción.
Cada vez están más vivas y definidas. Son autónomas pero también son integrales; forman un solo ser que decide cuál asumir para cada ocasión. Y juntas, espero, forman poco a poco a una mejor persona. O en todo caso, me acercan mas a la esencia de la razón personal del ser.
Ellas concibieron la gran rebeldía. La creo y la recreó cada una de ellas; la pasó por su óptica individual ; la evaluaron, la depuraron, la fueron haciendo cada vez mas esencial y contundente. Y hasta el momento no han encontrado otro camino.
¿Y el amor? El amor es como un ave, no sé si azul, lila o violeta. Que vuela como mariposa posándose de a ratos obre aquellas tres flores las personalidades.- la una que quiere ser verde. La otra gris y la tercera negra.
Cada una de ellas disfruta de la libación del ave mariposa, que amorosa besa por igual la miel dulce, la insabora o la amarga. Ave mariposa que refleja irisados los rayos del sol, o que los cubre con alas mate desplegadas.
Esas flores afanosas, buscan más al ave mariposa que al mismo sol. Porque intuyan que ella conoce mejor el camino que conviene, la manera de saciar aquella sed de un vino agua que en la tierra no se da de beber. Flores sedientas del jardín del ser.
Eso soy. A pesar de clamar que el no ser es el único camino al verdadero ser.
La segunda personalidad es triste e inspirada desde su solitaria creatividad. Es como un día nublado al que acompaña un viento gélido, cual si descendiese de borrascosas cumbres. Es la introspección que lo abarca todo, que lo siente todo. Que se duele y se conduele de las penas del mundo, pero que no se inmiscuye en ellas porque en esencia es una soledad excluyente, a pesar de vivir justamente del sentir y de la comprensión de lo propio y de lo ajeno.
La tercera personalidad es la de este felino negro, que sediento de justicia y pletore de lucidez transita el mundo con sigilosos y firmes pasos. Buscando siempre calculador el mejor camino, en pos de los más altos ideales que es capáz de concebir. Lógico, razonable, deductivo, analítico; todo en la medida de sus posibilidades y con sus limitantes inherentes y propias.
Las tres personalidades conviven armónicas, alternándose a veces. La una complementa a cualquiera de las otras. Se adaptan a las circunstancias del momento, al clima, a la soledad o compañía. A la opresión, a la represión, a la liberación. Una puede inspirar a aquella, y aquella apaciguar los ímpetus de ésta. Se consuelan, se aconsejan, se analizan; se dan su propio espacio, su libertad de acción.
Cada vez están más vivas y definidas. Son autónomas pero también son integrales; forman un solo ser que decide cuál asumir para cada ocasión. Y juntas, espero, forman poco a poco a una mejor persona. O en todo caso, me acercan mas a la esencia de la razón personal del ser.
Ellas concibieron la gran rebeldía. La creo y la recreó cada una de ellas; la pasó por su óptica individual ; la evaluaron, la depuraron, la fueron haciendo cada vez mas esencial y contundente. Y hasta el momento no han encontrado otro camino.
¿Y el amor? El amor es como un ave, no sé si azul, lila o violeta. Que vuela como mariposa posándose de a ratos obre aquellas tres flores las personalidades.- la una que quiere ser verde. La otra gris y la tercera negra.
Cada una de ellas disfruta de la libación del ave mariposa, que amorosa besa por igual la miel dulce, la insabora o la amarga. Ave mariposa que refleja irisados los rayos del sol, o que los cubre con alas mate desplegadas.
Esas flores afanosas, buscan más al ave mariposa que al mismo sol. Porque intuyan que ella conoce mejor el camino que conviene, la manera de saciar aquella sed de un vino agua que en la tierra no se da de beber. Flores sedientas del jardín del ser.
Eso soy. A pesar de clamar que el no ser es el único camino al verdadero ser.