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parzival
27-sep.-2009, 21:16
Para los que gustan de casos curiosos en la historia. Ojo, no pretendo criticar a nadie, pues en otros muchos hilos ya se ha hecho, es mero dato curioso.

Concilio cadavérico

Esteban VI (o VII en algunas cronologías) no pasará a la historia como un gran Papa.
Su efímero papado, durante apenas unos meses, será recordado como el del el “Concilio cadavérico” o “Sínodo del Terror”.

Su antecesor en el trono pontificio, Formoso, había estado enfrentado al Emperador del Sacro Imperio Romano, que ahora apoyaba la elección de Esteban VI. Al recuperar el trono el Emperador y ayudar a Esteban VI pactan realizar un juicio contra el Papa anterior Formoso.

Para enjuiciar la labor de un Papa no era necesaria su presencia, sobre todo si Formoso llevaba 8 meses enterrado. De forma macabra Esteban VI ordenó exhumar su cadáver y someterlo a un macabro juicio. Se celebró en la Basílica Constantiniana y para darle un carácter más oficial al cadáver de Formoso se le revistió con los ornamentos papales y se le sentó en
un trono para que pudiera escuchar las acusaciones que pesaba contra él. La
principal de ellas era el hecho de que hubiese sido elegido obispo de Roma
siendo ya obispo de Porto. Se le encontró culpable y se declaró inválida su
elección como Papa, además se anularon todas las decisiones y nombramientos que hubiese hecho durante su pontificado.

Una vez leída la sentencia se pasó a su ejecución se le despojó de sus vestiduras y le arrancaron los tres dedos con los que impartía las bendiciones. No bastando con eso fue quemado su cadáver y arrojado el río Tíber.

Este singular espectáculo así como la sentencia tenían gran importancia. Esteba VI era obispo de Anagni cuando fue nombrado obispo de Roma por lo que caía en la misma acusación por la que Formoso fue condenado, de ahí que fuera necesario invalidar todos los nombramientos de este.

Al enterarse el pueblo de Roma lo que se había hecho una muchedumbre indignada y dirigida por antiguos partidarios de Formoso fueron en busca de Esteban VI, quien sorprendido fue encarcelado y más tarde ejecutado en Agosto de 897, según parece por estrangulamiento.

El sucesor de Esteban VI en la silla de Pedro fue Romano, que invalidó todas las decisiones de su predecesor. Durante el pontificado de Teodoro II los restos de Formoso fueron recuperados y hoy descansan en la Basílica de San Pedro.